En la última semana, una sucesión de cruces políticos ha tensionado al extremo las relaciones diplomáticas entre Madrid y Caracas. ¿Qué hay detrás de esta crisis? Por una política independiente del imperialismo, de la derecha venezolana y del Gobierno de Maduro.
El miércoles, el Congreso de los Diputados aprobó una declaración presentada por el Partido Popular para instar al Gobierno español a reconocer a González Urrutia como presidente electo. La propuesta del PP contó con el apoyo del PNV, Coalición Canaria, UPN y la extrema derecha de Vox, sumando 177 votos positivos, frente a la negativa del PSOE, Sumar, Podemos y otros partidos. Aunque no es vinculante sobre la política exterior del Gobierno, la votación fue celebrada por las derechas españolas, que hace años vienen instrumentalizando la crisis política en Venezuela para sus propios intereses y que cuentan con fuertes lazos con la derecha venezolana. Ese mismo día, desde China, Pedro Sánchez reiteró que la posición del Gobierno está alineada con la de la Unión Europea. Bruselas no considera legítimos los resultados electorales proclamados por Maduro, pero no ha dado el paso aún de reconocer a González como presidente electo, mientras sigue presionando por una “salida negociada” entre el régimen de Maduro y la oposición de derecha liderada por María Corina Machado con la mediación de Zapatero, Lula y Petro.
El jueves, Pedro Sánchez recibió a Edmundo González en la Moncloa, al que unos días antes había calificado de “héroe”. Desde Caracas, al presidente del Parlamento de Venezuela, Jorge Rodríguez del partido oficialista PSUV, pedía romper relaciones con España. La tensión siguió en alza con las declaraciones de la ministra de Defensa española, Margarita Robles, quien se refirió a Venezuela como una “dictadura”. Como respuesta, Maduro llamó a consultas a su embajador en Madrid. El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, buscaba este viernes desescalar, afirmando que la intención del gobierno es mantener “las mejores relaciones posibles con el pueblo hermano de Venezuela”.
Hipocresía imperialista y “defensa de la democracia”
Los discursos de la derecha española del PP y VOX en defensa de la “democracia” en Venezuela no pueden ser más hipócritas. Lo mismo que las cínicas declaraciones del gobierno de Pedro Sánchez, que no duda en otorgar de forma exprés asilo político a los dirigentes de la derecha venezolana, mientras miles de personas que buscan asilo y refugio, provenientes de países africanos son deportados o rechazados con represión en las fronteras cada día. Este mismo jueves, el ministro del interior Marlaska ha denegado el asilo político a un joven saharaui, sordo y enfermo de cáncer. Así como lo ha hecho en otras ocasiones con activistas saharauis. Hablan de “democracia” los mismos que mantienen excelentes relaciones con monarquías dictatoriales como Marruecos, Arabia Saudí o los Emiratos Árabes (donde disfruta de un retiro a todo lujo el corrupto monarca español, Juan Carlos I).
Más allá de sus disputas políticas, la derecha española y el Gobierno de Pedro Sánchez defienden incondicionalmente los intereses imperialistas de las grandes multinacionales españolas que tienen inversiones en Venezuela como REPSOL, MAPFRE o Telefónica. Empresas que obtienen enormes beneficios a costa del endeudamiento, la miseria y el saqueo de los recursos del pueblo venezolano. Ya sea por la vía más dura de la derecha venezolana, que apoyan EEUU y Milei desde Argentina, o presionando por una negociación con la oposición que tiene a su frente a la derechista María Corina Machado y el represivo y autoritario Gobierno de Maduro para dar paso a lo que llaman una “transición democrática” en Venezuela, lo que está detrás es la defensa de esos intereses.
Sánchez defiende la política de la Unión Europea para Venezuela, que implica la imposición de sanciones económicas en conjunto con EEUU, que incluyen embargo petrolero, confiscación de bienes nacionales, etc. y que han profundizado las penurias del pueblo venezolano, que ya eran severas tras los ajustes capitalistas aplicados por Maduro. Ninguna salida democrática para Venezuela podrá venir de la mano de los gobiernos imperialistas, que han condenado a los pueblos latinoamericanos al expolio y que no han dudado en organizar sangrientos golpes militares para aplastar la resistencia obrera y popular.
La izquierda española ante la crisis venezolana
En la izquierda reformista, las posiciones han sido variadas. Mientras los ministros de SUMAR han expresado su sintonía con la mediación de Lula y Petro, el Partido Comunista mantiene una defensa incondicional del Gobierno de Maduro, sin cuestionar ni un ápice su régimen burgués autoritario y represivo. En el caso de Podemos, ha mantenido una posición oscilante entre las dos anteriores, inclinándose ahora por la primera. En la izquierda española prima el “campismo” respecto a Venezuela. Como si hubiera que elegir entre la reaccionaria política de las derechas y el imperialismo, o la reaccionaria política de Maduro que viene aplicando también severos planes de ajuste capitalista contra el pueblo trabajador y que también negocia la presencia de empresas multinacionales en el país como la Chevron de EEUU, las petroleras españolas o francesas y las empresas rusas o chinas.
Desde la Corriente Revolucionaria de Trabajadores, que impulsa en el Estado Español la Red Internacional La Izquierda Diario, venimos sosteniendo una posición independiente. Denunciamos a la derecha venezolana, la injerencia imperialista, al mismo tiempo que lo hacemos con el Gobierno de Maduro cada vez más autoritario y bonapartista. En este sentido, nos hemos sumado a la campaña nacional e internacional contra la represión y por la libertad a los presos por protestar en Venezuela.
Frente a un proceso electoral viciado desde el inicio por las proscripciones y maniobras antidemocráticas del régimen venezolano, planteamos que se presenten todas las actas electorales, una medida elemental que no se ha cumplido. El gobierno de Maduro expresa otro bloque burgués en Venezuela que no ofrece ninguna salida progresiva a los trabajadores y el pueblo venezolano. Por eso planteamos la necesidad de luchar por un polo independiente de la derecha, del imperialismo y del Gobierno de Maduro.