Moscú. El titular del Kremlin, Vladimir Putin, al concluir ayer su viaje a China, expresó que ve con optimismo la relación entre Moscú y Pekín, ya que, añadió, los factores externos y los conflictos en el desarrollo de las relaciones ruso-chinas son amenazas comunes que refuerzan la cooperación entre nuestros países.

A petición de los reporteros del pool presidencial ruso, explicó cómo se desarrolló su reunión con el anfitrión, Xi Jinping, mandatario de China, quien además lo invitó a participar en la ceremonia de inauguración del foro dedicado a su megaproyecto de La Franja y la Ruta.

Tuvimos un almuerzo de trabajo, al cual también asistieron los cancilleres (el ruso Serguei Lavrov y el chino Wang Yi) y algunos asesores de ambos. Luego, el presidente Xi me invitó a tomar una taza de té solos, cara a cara, y pudimos mantener una conversación muy productiva sobre muchos temas, algunos de carácter confidencial, contó Putin.

Por su parte, el líder chino, en la versión que difundió la agencia noticiosa oficial Xinhua, comentó que la confianza política mutua entre China y Rusia está en constante crecimiento y subrayó que los dos países mantienen una coordinación estratégica estrecha y eficaz, mientras la balanza comercial alcanzó un máximo histórico que se aproxima al objetivo fijado por ambas partes de llegar este año a 200 mil millones de dólares.

De acuerdo con la televisión del gigante asiático, citada por los medios públicos de Rusia, Xi afirmó que China apoya al pueblo ruso en su camino elegido hacia el renacimiento nacional y la defensa de la soberanía estatal, la seguridad y los intereses de desarrollo.

El encuentro de Putin y Xi –el número 42 entre ambos en los 10 años recientes– duró cerca de tres horas y, esta vez, resultó como siempre cordial, pero de algún modo rutinario, sin nada importante que destacar, al menos en público, y por lo mismo tampoco se emitió declaración conjunta ni se firmó ningún convenio o contrato en materia de cooperación bilateral.

Poco antes de abordar el avión al término de su visita, Putin anunció a los periodistas que aviones Mig-31, dotados de misiles hipersónicos Kinzhal (Puñal), empezarán a patrullar de modo permanente el mar Negro.

Lo que ahora doy a conocer no es una amenaza. Ordené que las fuerzas aeroespaciales empiecen a patrullar de manera permanente la zona neutral del espacio aéreo sobre el mar Negro para tener un control visual, con ayuda de armamento con mil kilómetros de alcance, de todo lo que ocurre en el Mediterráneo, reveló.

El mandatario ruso dio esa orden en respuesta a “la decisión de Estados Unidos de mandar al Mediterráneo dos grupos de portaviones y de suministrar a Ucrania misiles de largo alcance Atacms”, que Kiev utilizó el martes por primera vez contra dos aeródromos rusos en el mar de Azov, uno de ellos a más de 100 kilómetros de la zona de combates.

Es un nuevo error de Estados Unidos. Ocasiona daños y genera amenazas adicionales. Por supuesto, estamos en condiciones de repeler ese tipo de ataques. La guerra es la guerra y estos misiles son una amenaza, pero nada podrán cambiar en la línea del frente: sólo va a prolongar la agonía de Ucrania, reflexionó Putin.

En tanto, el canciller ruso, Serguei Lavrov, llegó ayer a Pyongyang, donde el jueves se reunirá con su homóloga norcoreana, Choe Son-hui, para dar seguimiento a la labor de los grupos de trabajo que acordaron crear, durante la cumbre que celebraron en septiembre pasado los presidentes Vladimir Putin y Kim Jong-un, para llevar la relación bilateral a un nuevo nivel en todos los ámbitos.

Asimismo, los diputados de la Duma rusa aprobaron, en segunda y tercera instancias, la iniciativa de ley que revoca la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, la cual será turnada al Consejo de la Federación (el Senado), antes de que proceda a promulgarla Putin.

Con esto último, Rusia quiere restablecer su paridad con Estados Unidos que no ratificó ese tratado tras firmarlo hace 23 años y tampoco significa que vaya a iniciar de inmediato pruebas nucleares, conforme aclaró Serguei Riabkov, viceministro ruso de Relaciones Exteriores.

El presidente de Rusia lo formuló con toda claridad: debemos tener listos nuestros polígonos para poder reanudar los ensayos. Sin embargo, en la práctica, las pruebas sólo se van a reanudar después de que Estados Unidos lleve a cabo un ensayo de ese tipo, indicó el funcionario diplomático.