Fuente: https://es.ara.cat/opinion/purinos-biogas-maquillaje-verde_129_4923674.html Gustavo Duch 29/01/24
Una imagen digital de la planta de biogás de la Sentiu de Sió.
Volvemos a tener un debate en torno a infraestructuras que se implementan en el territorio rural, en este caso la posible construcción de la mayor central de biogás de Cataluña, que ocuparía unas 10 hectáreas de terreno agrícola de máxima calidad en el pueblo de la Sentiu de Sió. Escuchando a la población que la rechaza (poblesvius.cat), parecen tener argumentos suficientes para hacernos dudar del discurso oficial que considera necesaria esta planta dedicada a generar gas a partir del tratamiento de purines de explotaciones ganaderas y de otros residuos.
Argumentan falta de transparencia y una insólita rapidez en la tramitación de los permisos que impide la información y participación debidamente de la población afectada; hablan de la desmesura del proyecto, quince veces mayor que otras centrales similares que ya existen en Cataluña y seis veces mayor que las que podemos encontrar en otros países de Europa; de los beneficios que finalmente terminarán en manos de los especuladores que controlan el fondo de inversión danés que financia parte del proyecto; de una previsión anual de 21.000 camiones arriba y abajo por el territorio; de una chimenea de 65 metros de altura… Pero, aparte de todos estos razonamientos «técnicos», pienso que, ante este proyecto, como está ocurriendo en la mayoría de los que vienen impulsados por la llamada «transición» ecológica», hay que prestar atención a los adjetivos del envoltorio de presentación: circular, sostenible, renovable… y en quien lo ha envuelto.