Aunque aún agobiados por la deuda y la austeridad, los países en desarrollo empiezan a trazar caminos alternativos a medida que un nuevo estado de ánimo se apodera del Sur Global.
Queridas amigas y amigos:
Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
Una cifra aterradora se cierne sobre las naciones más pobres: 3.400 millones de personas viven actualmente en países que gastan más en el pago de intereses de la deuda pública que en educación o salud. En 2024, según un nuevo informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la deuda pública mundial alcanzó los 102 billones de dólares, de los cuales un tercio corresponde a países en desarrollo. El impacto en estos países es especialmente grave: los mercados crediticios cobran a las naciones más pobres tasas de interés mucho más altas que a las más ricas, lo que hace que los pagos por el servicio de la deuda sean proporcionalmente más elevados para el Sur Global. Estados Unidos, por ejemplo, paga tasas de interés que son, en promedio, entre dos y cuatro veces más bajas que las que pagan las naciones más pobres.
En 2023, según el análisis de la UNCTAD, los países más pobres “pagaron 25.000 millones de dólares más a sus acreedores externos en concepto de servicio de la deuda que lo que recibieron en nuevos desembolsos, lo que se traduce en una transferencia neta de recursos negativa”. En lenguaje más popular: la riqueza social de los países en desarrollo está siendo drenada por los acreedores ricos, situados en su mayoría en el Norte Global.
El robo de la riqueza social del Sur por parte del Norte ha enmarcado el trabajo del Instituto Tricontinental de Investigación Social durante la última década. Tras la Segunda Conferencia Dilemas de la Humanidad (celebrada en Brasil en 2015), se fundó nuestro instituto con el objetivo de proporcionar soporte intelectual a los movimientos políticos y sociales y acompañarlos en la lucha por la emancipación. En los años transcurridos desde entonces, nuestro trabajo se ha centrado en cuatro áreas clave:
Destacar el trabajo de los movimientos, como en nuestro dossier de 2024 La organización política del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil.
Elaborar críticas al sistema actual desde el punto de vista de los propios movimientos, como en nuestro cuaderno de 2023 El mundo en depresión económica: un análisis marxista de la crisis, que examina las continuas repercusiones de la Tercera Gran Depresión desencadenada por la crisis hipotecaria estadounidense de 2008.
Construir un marco alternativo para el desarrollo que vaya más allá del régimen de austeridad y endeudamiento del FMI, tal y como se presenta en nuestro dossier de 2025: Hacia una nueva teoría del desarrollo para el Sur Global.
Proporcionar un análisis claro y accesible de la evolución mundial y las luchas políticas a través de nuestros boletines informativos, publicados desde Asia, África, América Latina y Europa, con el objetivo de estimular el debate, agudizar el discernimiento político y fortalecer la conciencia internacionalista.
Con motivo de nuestro décimo aniversario, hemos elaborado el dossier n.º 90, Cómo se ve el mundo desde Tricontinental (julio de 2025), que presenta nuestra visión general de la coyuntura actual. Nuestra evaluación se basa en cinco argumentos principales:
La globalización y el neoliberalismo permitieron a la clase capitalista del Norte Global retirarse de la inversión productiva en sus propios países, lo que provocó el estancamiento y la austeridad. Esta dinámica se consolidó con el inicio de la Tercera Gran Depresión.
La constatación de que el Norte Global ya no sería el comprador de última instancia llevó a muchos de los países más grandes del Sur Global a revivir la idea de la cooperación Sur-Sur para el comercio y el desarrollo, que culminó con la creación del grupo BRICS en 2009, que desde entonces se ha ampliado a BRICS+.
El centro de gravedad de la economía mundial se ha desplazado del Atlántico Norte al este y sudeste asiático, donde se encuentran ahora los principales centros de fabricación e innovación tecnológica.
El Norte Global enfrenta crecientes dificultades para afirmar su control político sobre el sistema internacional debido a su relativo declive económico, aunque sigue dominando militarmente y en infraestructura de comunicación.
En lugar de competir económicamente con las economías asiáticas en auge (lideradas por China), el Norte Global, encabezado por Estados Unidos, está impulsando una nueva Guerra Fría contra China, utilizando presión militar y económica para contener sus avances tecnológicos e industriales.
Nuestro último dossier concluye con una breve nota sobre el estado de la lucha de clases en medio de estos cambios:
Cada vez más regiones del mundo se ponen en movimiento, buscando romper con el neoliberalismo y el imperialismo y afirmar un gobierno soberano y vías propias de desarrollo. Cada vez más personas en todo el mundo parecen comprender la futilidad de una austeridad permanente. Pero sus proyectos son frágiles y no siempre se expresan de forma progresista. Aún hoy, la cantidad de regiones que buscan romper con el orden mundial actual no es lo suficientemente amplia ni poderosa como para transformar la calidad de dicho orden. Pero el cambio está en el horizonte. Se encuentra en el corazón de la lucha de clases global. Algo está por suceder.
La cuestión de la cantidad y la calidad es clave aquí. Hay un gran número de protestas estallando en todo el globo, y hay sectores en el mundo cuyos gobiernos tienen la voluntad política de romper con el orden neocolonial. Sin embargo, el sistema mundial, todavía dominado por el bloque liderado por Estados Unidos, aún no ha sido alterado fundamentalmente por esta ola de rebelión.
A principios de la década de 2010, una ola de protestas contra el régimen de austeridad impuesto por el FMI se extendió por todo el Sur Global. En aquel momento, parecía que no había solución posible para la miseria. Las propias protestas llegaron a definir la era posterior a la Gran Depresión. Pero entonces comenzó a producirse un cambio: la aparición de un Sur más seguro de sí mismo, lo que llamamos el “nuevo estado de ánimo” en el Sur Global. Este nuevo estado de ánimo no es fruto de las luchas masivas de la clase obrera y el campesinado, sino de una mayor reivindicación de la soberanía política y económica de los gobiernos del Sur Global. La formación del BRICS fue una señal de este nuevo estado de ánimo; otra es la creciente insistencia en una nueva teoría del desarrollo y la construcción de instituciones alternativas que sirvan a los intereses del Sur Global, como el Nuevo Banco de Desarrollo, creado en 2014 por los países del BRICS.
Estos movimientos han comenzado a llevarnos de un período de protesta a uno de construcción. ¿Pueden las naciones más pobres construir una nueva arquitectura para el desarrollo y la soberanía? ¿Puede esta nueva arquitectura sustituir a la antigua? Estas son las preguntas de nuestro tiempo.
Como parte de nuestra contribución a esta nueva arquitectura, me complace anunciar que el Instituto Tricontinental de Investigación Social cuenta con un nuevo economista jefe, Emiliano López, cuyos trabajos sobre el Índice de dependencia y la geopolítica de la desigualdad han sido pioneros. Él dirigirá el equipo a cargo de nuestra contribución a la nueva teoría del desarrollo.
No hay forma de predecir con exactitud si prevalecerá el enfoque del FMI o si una nueva teoría del desarrollo –con una nueva arquitectura del desarrollo– se impondrá.
Cordialmente,
Vijay