Reproducimos a continuación el prólogo que la filósofa María Julia Bertomeu escribió para la edición argentina de Libertad incondicional. El derecho a la renta básica universal, de David Casassas. Publicado por Paidós en 2018, el libro ha sido reeditado por Ediciones Continente en marzo de 2020.David Casassas me ha invitado a escribir un brevísimo prólogo para la re-edición argentina de su libro Libertad incondicional. El derecho a la renta básica universal. El encargo me es muy grato por varias razones. En primer lugar, porque me siento cómoda acompañándolo en la edición argentina de un libro valiosísimo y, también, útil y militante, como bien lo dijo Daniel Raventós, uno de los primeros militantes en la defensa de una renta básica incondicional, republicana y radical en el mundo hispano, al comentar la primera edición del libro en 2018, publicado por Paidós en el Reino de España.Agradezco también la oportunidad de prologar un libro sobre la libertad incondicional y la renta básica editado en la República Argentina, en un momento de crisis y ajuste estructural y de una profunda y sostenida crisis también en el sector editorial. Y, por último, me es muy grato prologar un muy buen libro sobre la renta básica y la libertad incondicional en un momento en que nuestra América vive circunstancias difíciles con finales inciertos.Casassas nos aclara -el título también- que “no es un libro sobre la renta básica”, sino un libro que “pivota sobre la renta básica para explorar caminos, prácticas y mecanismos institucionales de los que las poblaciones trabajadoras puedan servirse y se están sirviendo hoy para reapropiarse de sus vidas”. Excelente metáfora la de “reapropiarse de sus vidas” no sólo para aquellos que han caído en la pobreza y la indigencia, sino, en general, para todos aquellos que carecen de la capacidad de vivir “sin tener que pedir cotidianamente permiso” a los poderosos, quienes les han hurtado a nuestras Repúblicas la capacidad de definir qué sea el bien público.El texto habla sobre muchas cosas, pero hay una pregunta que está presente desde el principio hasta el final: ¿por qué una renta básica?, esto es, ¿por qué insistir en una asignación monetaria de cuantía suficiente para satisfacer las necesidades de la vida, que los poderes públicos confieren de forma individual, universal e incondicional, esto es, que se obtiene al margen de otras fuentes posibles de ingresos? Hay varias respuestas, pero hay una que reaparece en todos y cada uno de los argumentos y contraargumentos, y es la siguiente: porque una renta básica suficiente sería capaz de garantizar de manera universal, individual e incondicional una existencia socialmente autónoma, y nos permitiría acercarnos al sueño republicano, democrático y plebeyo de universalizar una libertad incondicional o no dominada, por la vía de garantizar a todos el derecho a la existencia. Como bien dice el autor, la libertad tiene condiciones, y el libro pretende mostrar en qué sentido una renta básica por encima del umbral de la pobreza podría garantizar –si se quiere, incondicionalmente– una buena parte de esas condiciones materiales –e incluso simbólicas– de la libertad.Pero Casassas no es ingenuo, no dice que la renta básica sea una panacea o que, por sí misma, sea capaz de garantizar una libertad incondicional universal: la renta básica es una pieza angular, pero con una renta básica no basta. De ahí su propuesta –de la mano de Karl Polanyi y de E.P. Thompson– de una renta básica inscripta en una revolución democrática y de participación popular en la toma de decisiones, en una verdadera “economía política popular”. Una renta básica, entonces, debería ir acompañada por culturas políticas para la organización del trabajo libre; debería ser suficiente –insisto en ello- para cubrir las necesidades básicas de la vida, porque una renta básica por debajo del umbral de la pobreza puede aumentar el bienestar, pero no la libertad incondicional; debería ir junto a un conjunto amplio de medidas públicas similares a los dispositivos propios del Estado de Bienestar, pero universales e incondicionales; y debería hallarse estrechamente unida a estrategias antiacumulatorias, porque la acumulación de riqueza produce desigualdad y la desigualdad impide la libertad para la inmensa mayoría no rica y, por ello, erosiona también la amistad cívica –de ahí que las grandes fortunas sean inaceptables desde un punto de vista republicano–.El libro del republicano Casassas es también el libro de un socialista, pues, para decirlo con palabras de Antoni Domènech –compañero, amigo y maestro de ambos–, el mejor socialismo es heredero de la tradición republicana plebeya clásica, que Casassas defiende de manera magistral.
