Fuente: http://loquesomos.org/prohibida-la-alegria/ Marta Haserrea
Marta Haserrea. LQS. Marzo 2020
Si no tienes una de esas profesiones precarias que ahora que llega el fin del mundo son curiosamente las indispensables, quédate en casa, si la tienes, si no te han despedido y puedes pagar el alquiler el mes que viene. Economía de guerra, economía de Clase
Yo no sé si el virus es nazi, si lo han fabricado unos nazis o si la naturaleza ya cansada es capaz de crear organismos así de nazis, lo que está claro es que tenemos un virus que se extiende como la pólvora y se dedica a cargarse a gente mayor, inmunodeprimidos y enfermos crónicos, pero a la mayoría de los niños y población más «productiva» nos utiliza de puente sin apenas síntomas. Nos deja además una recesión económica sin precedentes y un paquete de medidas que va a provocar una ola, otra, de precariedad, desempleo y desprotección social.
Me vienen a la cabeza esas frases de los criminales gestores de los poderes que decían: «vivís demasiado», «las enfermedades crónicas suponen un coste excesivo», «vivís por encima de vuestras posibilidades»….
Yo sé de más de uno que tiene que estar frotándose las manos. Y eso que nos dicen que esto es cosa de todos, que hasta Bolsonaro, Abascal y la mismísima primera dama están infectados. Y a mí me fascina cuando sacan en la tele a las familias «recluidas» en sus casas con grandes balcones y hasta cancha de padel en el jardín para pasar estos días de «tanto sacrificio». La gente que yo conozco está confinada en 10 metros, ha perdido su trabajo y no sabe ni cómo va a pagar el alquiler el mes que viene. Tienen fiebre pero no saben si están infectados porque no son ministros ni futbolistas. En esta no hemos entrado todos juntos y vamos a salir más desiguales que nunca.
Tenemos el ejército en la calle para que empecemos a interiorizar que estamos en Guerra. El negocio de otra guerra mundial ya no era posible, la energía nuclear lo impedía. Ahora ha surgido el enemigo perfecto, nosotros mismos. ¡Bunkerízate, no te relaciones, no toques!, puedes morir, y si no te importa correr el riesgo, que sepas que puedes matar, que tu mera existencia es un riesgo para los demás, ¿querrías matar a los tuyos? Queda prohibida la alegría. Medicina de guerra, ejércitos, ¿opinar, disentir? Perfiles y usuarios bloqueados por cuestionar la gestión internacional a la crisis, no existe la discrepancia en tiempo de guerra. ¡Quédate en casa! si puedes, si no tienes una de esas profesiones precarias que ahora que llega el fin del mundo son curiosamente las indispensables, quédate en casa si la tienes, si no te han despedido y puedes pagar el alquiler el mes que viene. Economía de guerra, economía de Clase.
Un mundo militarizado que está suprimiendo un excedente social y recortando salarios y derechos a la mayoría es mucho más que una crisis sanitaria, es la forma que ha tomado la Tercera Guerra Mundial, es otra salida fascista a otra nueva crisis capitalista, la penúltima vuelta de tuerca del poder.
Yo no sé si hemos llegado solos hasta aquí o nos han traído, pero nos tienen donde nos quieren, donde nos querían hace mucho.
El capitalismo ya era lo suficientemente invisible, ahora viene casualmente también la microbiología a seguir jugando con nosotros, los del primer mundo, que no hemos sido capaces en décadas de hacer nada por sacar al tercer mundo de su miseria pero que cada vez nos condenamos más a nosotros mismos a vivir como ellos. El virus entrará en esos países pero, no nos engañemos, el miedo a la muerte es un privilegio de esta parte del planeta, como lo son la vejez y la inmunodeficiencia, no tendrá el mismo impacto ni mayor repercusión que cualquier otra plaga de las que acostumbran ellos, l@s Olvidad@s. Entrará también en los campos de refugiados ¡pues claro!, para eso está, para quitarnos problemas y cargas, es la merienda perfecta de cualquier psicópata.
«Saldremos de ésta», nos dicen, pero lo haremos no sólo con una economía de posguerra, también con una sociedad de posguerra, atomizados, resentidos con nuestros enemigos, que somos todos los demás y hasta nosotros mismos. Y si nos quitan el poder de lo colectivo, ¿qué nos queda? Pues precisamente una economía de precariedad y de pobreza.
Nos mienten, porque nada volverá a ser igual, ni los derechos que se pierden se recuperan sin batallar, ni la desconfianza de dos que se cruzan y se rehúyen con temor desaparece sin más ni los ejércitos han tomado jamás el control de los estados y sus pueblos y se han retirado sin dejar su huella.
En medio de todo este impasse, estáis todos esos chalados contracorriente, que no estáis dispuestos a aguantar más terrorismo, ni del estado ni de la casa real, que me saturáis el teléfono con tanta esperanza, que siempre veis el lado bueno, que encontráis cualquier grieta por donde tirar, que organizáis grupos de apoyo, que nunca dejáis a nadie atrás, que sabéis que la única salida es el Comunitarismo, el Socialismo frente a la barbarie, la Organización y la Lucha contra esta nueva regeneración y reindividualización capitalista, y, aunque el mundo mire a China, yo creo que sois Vosotras la única Vacuna posible para el futuro de la humanidad.
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