Dentro de dos semanas (22-24) tendrá lugar la cumbre de los BRICS y hay muchas expectativas puestas en ella. Tal vez demasiadas. Por lo tanto, hay que ir preparando el terreno para ella. Un terreno que está siendo pavimentado por la esclerosis y el derrumbe occidental en todos los aspectos, los conocidos y los no conocidos. Y eso se produce porque acabamos de traspasar el medio año 2024 y es habitual que en estas fechas aparezcan informes económicos de cómo marcha el mundo. Y lo que se ve es que el mundo occidental se hunde irremisiblemente, y el otro, el que ya está en la adolescencia (los BRICS), va fortaleciéndose en su camino hacia la madurez.
Lo primero que hay que reflejar es el balance semestral del Fondo Monetario Internacional, en donde se pone de manifiesto que la decadencia del dólar sigue su curso, lenta pero inexorablemente. El dólar representa en estos momentos el 58’22% de las monedas de reserva de los países, lo que supone una caída de 1’2 puntos respecto a cómo comenzó el año. Para que os hagáis una idea, está al mismo nivel que en 1995. Tal vez así veáis mejor cómo los dos grandes conflictos, el país 404, antes conocido como Ucrania, y el IV Reich sionista, antes conocido como Israel, están desangrando al otrora «rico» Occidente, EEUU en particular. Porque al euro no le va mejor, habiendo perdido también la cifra psicológica del 20% dado que se sitúa en estos momentos en el 19’76% de las monedas de reserva mundiales. No es una tendencia. Es ya irreversible.
Porque eso no es todo, y tiene que ver con los BRICS. Occidente lleva años retrasando lo que se acordó en mayo y en diciembre del año pasado, una reforma del sistema de cuotas del FMI que tenga en cuenta el nivel real de las economías del mundo. Un mundo donde Occidente ya no es el preponderante. Una de las cosas que se han estado debatiendo este año en los BRICS bajo la presidencia rusa es la «participación consolidada en las instituciones internacionales de Bretton Woods», es decir, en el FMI y en el Banco Mundial. Para nadie es un secreto que hay diferencias entre los BRICS, sobre todo por parte de India, muy suspicaz con el hipotético predominio de China en el bloque. Por lo tanto, los BRICS todavía se mueven muy lentamente pero hay espacios donde se puede avanzar. Y mucho.
La distribución actual de los derechos de voto del FMI beneficia de forma clara a Occidente, pero la coordinación de los BRICS supone ya el 17’91% de la cuota, lo que da opción de bloqueo para cualquier decisión que se tome. Esta amenaza, tal y como ya ha sido definida por EEUU, pone de los nervios, más aún, a un Occidente que se derrumba y más con la constatación de arriba, la debilidad del dólar como moneda de reserva, a lo que hay que añadir que también pasa lo mismo en cuanto al SWIFT, el sistema de transacciones financieras internacionales controlado por Occidente.
Aquí la cosa es más clara, porque si bien se dice que el dólar supone el 83’56% del comercio que pasa por el SWIFT, no es por esta estructura por la que comercian los países BRICS (con casi el 40% en sus propias monedas). Entonces la cosa queda así (pinchad en el gráfico para verlo mejor).
Lo significativo es el papel del yuan chino (y no está internacionalizado aún), pisando los talones a la libra inglesa y superando al yen japonés. Aquí juega un papel importante Rusia: el comercio entre Rusia y China es ya en un 95% en sus propias monedas.
No está claro que haya una nueva ampliación de los países BRICS, dado que aún se tiene que consolidar la ampliación iniciada este año. Pero la lista de solicitantes no hace más que aumentar: Afganistán, Armenia, Azerbaiyán, Bahrein, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Guinea-Bissau, Indonesia, Malasia, Mongolia, Siria, Tailandia, Turquía, Venezuela y Vietnam han pedido formalmente su ingreso. También Palestina. Es evidente que los caramelos son Indonesia, Azerbaiyán, Turquía y Vietnam, pero los tres primeros son musulmanes e India no ve con buenos ojos a estos países por lo que supondría de reforzamiento (junto a los que entraron el año pasado) de una religión que es muy perseguida en India y lo que supondría de críticas hacia este país. De ahí que esto haya que tomarlo con mucha cautela. En esta tesitura, si hay ampliación Venezuela y Tailandia tendrían posibilidades.
Argelia, Bangladés, Congo, Gabón, Honduras, Kazajstán, México, Nicaragua, Nigeria, Pakistán, Senegal, Túnez y Zimbabwe han pedido estar presentes en esta cumbre para discutir el modo de su participación en los BRICS sin ser miembros formales del grupo por ahora. Y un dato interesante: el nuevo gobierno de Sri Lanka, que no lleva un mes en ejercicio, también estará presente como acaba de anunciar.
Son, por lo tanto, 31 los países interesados en los BRICS en estos momentos. Y sumando.
Ni que decir tiene que un Occidente desesperado está haciendo de todo para evitar el futuro, un futuro en el que no estará. EEUU amenazó ayer a Turquía con excluirla del SWIFT si sigue adelante con su pretensión de adherirse a los BRICS y, además, si sigue comerciando con Rusia.
No hay que echar las campanas al vuelo, pero las bases están sentadas para dos grandes cuestiones: la desdolarización (lo que no incluye una moneda propia) y el abandono progresivo y parcial del sistema de transacciones SWIFT, y la creación de una bolsa de cereales. Una menor dependencia del dólar y una mayor seguridad alimentaria de los miembros BRICS ya sería un enorme paso adelante.
(Publicado en el blog del autor, el 8 de octubre de 2024)