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En los tiempos más duros de la islamalgama, un delincuente común, Mohamed Merah, se convirtió en informante de los servicios de inteligencia franceses que, a su vez, lo convirtieron en un terrorista islamista de ocasión, al estilo de los chivos expiatorios de los atentados de Atocha.
En su momento (2012) lo contó el periodista italiano Daniele Raineri en el diario Il Foglio. El yihadista de ocasión tenía pasaportes diplomáticos que en 2010 y 2011 le permitieron viajar libremente por Egipto, Turquía, Siria, Líbano, Jordania, Afganistán y Pakistán, e incluso en Israel.
Según el periodista italiano, la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE) logró que entrara en Israel en septiembre de 2010 como informante. Luego viajó a Jordania, desde donde voló a Afganistán y a varios otros países musulmanes. El objetivo de la operación era demostrar a la red yihadista su capacidad para cruzar las fronteras con un pasaporte europeo.
Finalmente el chivo expiatorio cometió dos asesinatos en Toulouse y Montauban. Era un yihadista de manual. Estaba naciendo la retórica del “lobo solitario”.
Los servicios de inteligencia franceses son maestros consumados en el reclutamiento de “terroristas” para cualquier necesidad del momento. Incluso ayudaron a inventar un “yihadismo moderado” para la Guerra de Siria.
Ahora han vuelto a hacerlo con un ucraniano, originario del Donbas. Como habla ruso, al igual que la mayoría de los ucranianos, los medios de intoxicación lo presentan como “ciudadano ruso” o “ruso-ucraniano” (1). Rtve dice que es “de nacionalidad ucraniana y rusa” (2). Es como reconocer que la anexión del Donbas no ha existido, que siempre fue parte de Rusia.
El ruso-ucraniano había llegado recientemente a Francia. Cuando apenas se había iniciado la investigación, los medios de comunicación ya conocían sus creencias políticas. “Parece tener un compromiso prorruso”, afirman. Desde el principio Rusia queda señalada con el dedo. “¿Deberíamos ver la mano de Moscú detrás de este proyecto?”, pregunta alguno.
La respuesta sólo puede ser afirmativa porque hace un par de años el Parlemento europeo ya declaró a Rusia como “Estado terrorista”.
Macron ha reanudado aquel hilo. En un discurso oficial habló de que Francia tiene un “deber imperativo” de “neutralizar militarmente” a Rusia y utilizó la fórmula “terrorismo ruso” para describir la detención del “ruso-ucraniano”, que provocó una explosión manipulando un artefacto casero en la habitación del hotel.
En Francia nunca ha habido un atentado con bomba “prorruso”… hasta ahora, en un momento en el que Macron necesita justificar el envío de tropas a luchar contra Rusia, una expedición que sólo Napoleón fue capaz de organizar hace doscientos años (aparte de Hitler).
“Ustedes mismos lo ven, queridos compatriotas, Rusia está librando una guerra en nuestro suelo. Por tanto, ha llegado el momento de la unidad nacional y de una respuesta militar”, dijo Macron en un demagógico discurso pronunciado en “el día más largo”.
A los medios les puede su impaciencia “antirrusa”. Como por casualidad un “ruso-ucraniano” llega a las cercanías de un aeropuerto de París cuando se conmemora el Día D para cometer el primero de lo que promete convertirse en una saga prolongada.
Naturalmente, no se puede invitar a Rusia a un acto oficial cuando paralelamente alberga “intenciones terroristas” contra Francia…
(1) https://es.euronews.com/2024/06/05/detenido-un-ciudadano-ruso-ucraniano-sospechoso-de-planear-un-atentado-en-francia
(2) https://www.rtve.es/noticias/20240605/detenido-francia-hombre-ruso-ucraniano-explosivos-juegos-olimpicos/16134924.shtml
Por fin llega el ‘terrorismo prorruso’ que tanto echábamos en falta