Fuente: Iniciativa Debate/ Domingo Sanz
Vaya por delante que todo lo que sigue está escrito desde el mejor de los deseos para el nuevo gobierno, aunque ese mejor deseo es el que yo quiero y no el que desean ellos.
Podría terminar aquí, pero quiero más cancha para el vicio.
Han comenzado, y más aún por ser de Coalición Progresista, las innumerables cuentas atrás que vencerán cada día contra el nuevo gobierno y sus ministros. Son, para qué engañarnos, las Espadas de Damocles que ellos mismos cultivaron, abonadas con los inventos que necesitaron ayer para llegar hasta la cima de hoy.
Una de esas Espadas les acosará de repente, y sin previo aviso. Quizás primero sobre Iglesias y después sobre Sánchez.
Ocurrirá, más o menos, de la siguiente manera.
Escenario número 1: rueda de prensa en la sede de Podemos. Un periodista pregunta.
“Señor Iglesias, el día 18 de julio, pero de 2019, su actual presidente, el señor Sánchez, declaró que no podía tener como vicepresidente del gobierno a alguien que mantuviera que en España hay presos políticos. Ahora que usted es vicepresidente, ¿sigue pensando que en España hay presos políticos?”
Entonces Pablo, si hubiera leído antes esto mismo que está usted leyendo y no le importara copiar el argumento, podría responder lo siguiente:
“Pedro y yo sabíamos que ustedes nos iban a hacer esta pregunta y hemos decidido canalizarla a través de la mitad que dice ‘…y una sola palabra’ de la frase que comienza con lo de ‘Un gobierno con varias voces…’. Por tanto, ambos hemos decidido que a esa pregunta contestará él, aunque usted me pregunte por lo que yo sigo pensando”.
Escenario número 2: rueda de prensa en Ferraz y, sin previo aviso,
“Señor Sánchez, ayer mismo, el vicepresidente Iglesias respondió que usted contestaría a la pregunta sobre si él seguía pensando que en España hay presos políticos, tal como usted mismo, el 18 de julio, pero de 2019, declaró que él señor Iglesias pensaba, y que por eso mismo usted no podría tenerlo como vicepresidente. En esta ocasión, no le estoy preguntando si usted puede conciliar el sueño a no”.
Entonces, Pedro Sánchez, que también habrá leído esto, y seguro que no le importará copiar el argumento, responderá lo siguiente:
“Esperaba la pregunta, y es cierto que sobre algunos temas yo responderé sobre lo que piensa él, y no descarte que, en otras ocasiones, él responda sobre lo que pienso yo, y digo esto para que se enteren algunos, no diré quienes, pero para momentos como este gané las primarias. Seguro que usted lo recuerda.
Bien, ahora voy a contar la verdad sobre este asunto por primera vez.
Hablaba antes de aquellas primarias del PSOE de 2017 y comprenderá usted que, incluso a estas alturas, aún me dure la alegría por haber hecho historia contra viento y marea. Pues imagínese usted como podría estar yo a las once de la noche del once de octubre de 2017. Me podía comer el mundo entero, y también al amigo Ferreras, de La Sexta, a quien se le ocurrió preguntarme si los líderes independentistas que podrían acabar en la cárcel serían presos políticos.
Lo que hice entonces, como hago tantas veces para poder diferenciarme de los demás pero sin romper las tangentes que convienen, fue convertir a los catalanes en mi propia “presa” e inventarme lo de “políticos presos”, algo que, no me negará usted, nos ha proporcionado mucho juego y beneficio a los del PSOE, y no quiero recordarle como han cambiado los números parlamentarios desde entonces, aunque, como todo el mundo sabe, el verdadero catalizador de nuestro histórico abrazo se encuentra en el otro extremo del arco.
Pero da la casualidad, tan causal también esta vez, de que ayer el CNI me hizo llegar la copia de un cruce de mensajes entre dos amigos, abuelos ambos y que no diré sus nombres para que no me disputen la fama. Me dolió leerlos y por eso decidí contarle la verdad al primer periodista que me preguntara sobre esto. Te ha tocado a ti, y te felicito por esta suerte que en ocasiones acompaña a los osados.
El mensaje del que tiró la primera piedra virtual decía lo siguiente:
‘Preso: el que está en la cárcel.
Político: el que hace política.
Junqueras y los demás: Preso + Político = Preso Político.
Lo demás son excusas de mal pagador y, además, hay presos políticos en todas las democracias en las que quienes tienen las llaves de las cárceles no les da la gana hablar. Tan simple como aplastante.’
A lo cual, el otro amigo le contestó con lo siguiente:
‘Político: el que hace política conforme a la legalidad que obliga a todos, incluso a él.
Preso: el que está en la cárcel por incumplir la legalidad, de acuerdo con el código penal aplicable a todos, incluso a él.
Junqueras y los demás: Políticos presos.’
No me queda más remedio que reconocerlo, ‘políticos presos’ siempre ha significado, para mí, exactamente lo mismo que ‘presos políticos’, y nadie con más autoridad que yo para afirmarlo, que para eso lo inventé. Siento que aquel día de 2017, en La Sexta, pusiera el ejemplo de algún presidente de Comunidad Autónoma en la cárcel, que todos pensaron en el ladrón convicto y confeso Jaume Matas, pero nada que ver las categorías legales violadas por el mallorquín con, en cambio, las que mantienen en la cárcel a los ‘políticos presos políticos’ en quienes todos estamos pensando. Por cierto, aún pendientes de recursos que se resolverán cuando hayan cumplido sus condenas.
Mira, como sigo encantado conmigo mismo desde aquellas primarias que gané, se me acaba de ocurrir la solución para un consenso que, además, es urgente: A partir de ahora propongo que, cuando hablemos de democracias, llamemos ‘políticos presos’ a los mismos que llamamos ‘presos políticos’ cuando hablamos de dictaduras. Y viceversa.
Ahora, si me lo permitís, debo terminar esta rueda de prensa, que voy a hacer dos llamadas. Primero a Pablo, para que no se entere por la prensa, y después a Torra, a ver si es posible incluir esta propuesta en el orden del día de la Mesa que tenemos que inaugurar lo antes posible.
Muchas gracias por vuestra presencia.”
Confesión del autor
Todo lo anterior, y todos lo demás publicado con esta firma desde el 15 de mayo de 2015, está escrito a modo de venganza constructiva contra Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, principalmente, pero también contra Alberto Garzón y contra los derrotados Albert Rivera y Rosa Díez, que cuánto han cambiado las cosas.
En aquella fecha, pronto se cumplirán cinco años, los cinco citados recibieron una propuesta documentada para que formaran una coalición electoral al Senado que les permitiera arrancar esa mayoría absoluta a un PP, que era adversario de todos ellos, en las urnas del 20D de 2015.
También se les pedía que se plantearan la eliminación de ese organismo, que durante más de cuatro décadas nos ha costado montones de cientos de millones y no ha hecho absolutamente nada que no lo hubiera hecho el Congreso, igual o mejor.
A la vista está que no solo no aceptaron las peticiones, sino que las consecuencias han sido funestas.
La venganza amiga seguirá activa, con renovados argumentos y propuestas. Al menos hasta que me hagan caso, o consigan con la política que gestionan mejores resultados de los que este vengador pueda ser capaz de imaginar.
Dedicado a Fernando Villalobos, «amigo y abuelo».