Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Politica-y-COVID-19-en-nuestra-America-20200417-0001.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_content=33 Adalberto Santana 17 abril 2020
Las cuentas del nuevo coronavirus reflejan una compleja realidad presente en los países latinoamericanos. A la par de las decisiones políticas que insuflan la crisis, hay otras que amortiguan los problemas que habrá de enfrentarse en el corto y mediano plazo. En nuestros tiempo de la COVID-19 la situación de los distintos países latinoamericanos avizora nuevos retos que en una región deprimida por factores endógenos y exógenos, ahora se complica mucho más con la pandemia global.
La región latinoamericana y caribeña atraviesa por un escenario complejo donde las cuentas de la actual pandemia nos muestran los contrastes de las decisiones políticas de los gobernantes en turno. En el caso brasileño que es de los que más llama la atención a nivel mundial, las posturas irracionales de su presidente, el neofascista Jair Bolsonaro, parece ser cada día más una figura decorativa en la toma de decisiones para enfrentar la pandemia. Esto se puso de manifiesto con la pretendida deposición que quiso hacer del ministro brasileño de salud, Luis Henrique Mandetta. Respaldado por la cúpula militar y por el consenso de que dicho Ministro de Salud tiene la aprobación del 76 por ciento de los brasileños.
Recordemos que Brasil hasta el 15 de abril conservaba el primer puesto de los países latinoamericanos con mayor número de infectados confirmados (25,758) y fallecidos (1,557); seguido por Perú (10,303 y 230), Chile (7,917 y 92) Ecuador (7,603 y 369). Sin embargo, hay que tomar en cuenta que las estadísticas a nivel planetario muestran también un subregistro y no necesariamente son reales o exactas. Pero que sin embargo, contribuyen a mostrar las tendencias que toma el rumbo de la pandemia en nuestra América y en el mundo. Es sintomático que en esos países latinoamericanos señalados y sus respectivos gobiernos en la actual coyuntura se identifiquen con posiciones conservadoras y reaccionarias, que se corresponden con tratar de llevar a cabo políticas de salud que privilegian a los grupos oligárquicos de poder y del mercado. Su postura ha sido despreciar por lo tanto a las políticas estatales de atención a las mayorías y especialmente a los sectores más vulnerables.
En el caso de Ecuador, uno de los países latinoamericanos donde el flagelo de la COVID-19, ha tenido un gran impacto junto con el Brasil, se ha cuestionado las políticas del presidente Lenin Moreno, por privilegiar el pago de adeudos al Fondo Monetario Internacional (FMI) y por la perversa persecución política contra el ex presidente Rafael Correa, en vez de destinar dichos recursos y esfuerzos a la salud del pueblo ecuatoriano. En situación semejante se encuentra el gobierno de Iván Duque, en Colombia, que en medio de la pandemia se ha plegado a las políticas intervencionistas de Donald Trump. Especialmente en las provocaciones militaristas de atentar contra la soberanía venezolana. Sobre todo cuando se conoce que los principales carteles del narcotráfico se encuentran en territorio colombiano de donde se exporta casi la totalidad de la cocaína que se consumen en los EU. El poder del narcotráfico en Colombia se encuentra ligado íntimamente a los sectores que detentan el poder político en ese país sudamericano.
Contrariamente a ese escenario, hay otros gobiernos de la región latinoamericana que dan ejemplo de un combate a la pandemia, más acordes con las necesidades de sus pueblos. Tal es el caso en la misma Venezuela, país que con el respaldo de la ayuda médica cubana es de los países que proporcionalmente registran menos contagios por cada 100 mil habitantes junto con Antigua y Barbuda Barbados, Bahamas, Belice, Dominica, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Jamaica, Nicaragua, Paraguay, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Saint Kitts y Nevis, Surinam y Trinidad y Tobago según reporta el Centro de Recursos sobre la Coronavirus de la Johns Hopkins University (https://coronavirus.jhu.edu/map.html). Incluso pensemos que las provocaciones injerencistas que se hacen desde territorio colombiano, ha llevado a expresar por parte del Ministro de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez: “…queremos señalar que factores de poder que hacen vida en el gobierno de Colombia están tratando de colar paramilitares, desertores, mercenarios que vienen a sembrar violencia a Venezuela” (La Jornada, México, 07-IV-20).
Otro gobierno más que representativo del combate a la pandemia, es el de la patria de José Martí. De nueva cuenta a pesar del tremendo bloqueo impuesto por diversas administraciones estadounidenses y hoy reforzado por la de Trump. Sin embargo, a pesar de esa criminal guerra de la Casa Blanca contra Cuba, la mayoría de los pueblos y gobiernos del mundo, incluyendo a la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS), exigen el fin de bloqueo. Tal como lo manifestó el canciller cubano, Bruno Rodríguez: “…es el principal obstáculo al desarrollo de nuestro país y al bienestar de todos los cubanos. Es una política cruel, inhumana, genocida. Ha dañado al pueblo de Cuba durante demasiado tiempo. Reclamamos su levantamiento inmediato”. Pese a todo esto el pueblo cubano brilla por su apoyo solidario a diversos países del mundo. Su presencia médica se hace presente en casi una veintena de países del planeta en el combate a la pandemia, entre ellos figuran: Andorra, Angola, Belice, Italia, México, Nicaragua, República Popular China, Surinam y Venezuela entre otros. Incluso el lunes 6 de abril de 2020, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirmó que su gobierno con el cubano mantiene conversaciones para de ser indispensable, envíe a médicos y enfermeras especializados en terapia intensiva.
Lo que pasa en la región latinoamericana, particularmente en los países donde se ha privilegiado el modelo neoliberal de atención a la salud (privatización de los servicios médicos) muestra el horror al que se enfrentan los amplios sectores populares y clases medias. O sea del “salvase medicamente quien pueda según su capacidad económica”, pone de relieve que la única alternativa es fortalecer el papel del Estado latinoamericano en la atención a la salud de las grandes mayorías. Tal como lo apuntó en el caso mexicano, López Obrador, quien para enfrentar la crisis sanitaria y económica debe hacerse con “inversión pública para el desarrollo y el bienestar del pueblo”. De lo contrario, de seguir con el modelo privatizador de la atención médica, llevará a lo que ya ocurre en la mayor potencia del mundo: el desastre del pueblo de los Estados Unidos de Norteamérica. Nación que desgraciadamente producto de un capitalismo tremendamente salvaje, ha generado que la pandemia sume más de 601,472 mil infectados y casi 25 mil fallecidos por la COVID-19 (15-abril-20) y que la tragedia en la nación más poderosa de la tierra siga sumando más víctimas en tan corto tiempo como no lo ha vivido nunca en su historia. Resultando más perversa la actitud de Trump de quitar su aporte económico a la OMS en pleno auge mundial de la pandemia de la nueva coronavirus.
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