Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2024/02/06/pirana-de-agua-dulce-y-escamas-turbias-por-andres-bianque/ FEBRERO 6, 2024
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La corrupción campante y el arcaico linaje de corruptos heredados en esta larga franja, hizo imposible lo que debió ser lo más decente.
No quisieron las causas judiciales extender su peso sobre el comportamiento económico y moral sobre Sebastián Piñera, e irónicamente los cauces del Río Lanco, finalmente ejercen la última ironía de las fuerzas de gravedad sobre un cuerpo determinado. El peso de lo robado, el peso de lo obtenido en forma turbia, lo hunde y equipara a su entorno.
Turbio viviste, turbio moriste.
La cartografía imperante del Lago Ranco y la baja temperatura de sus aguas, hará que, por primera vez, en la historia del país, la animita de una Piraña chilena fría, habite sus aguas.
Muere amarrado y sumergido en agua. ¿Cuántos murieron así, bajo la dictadura de Pinochet, donde Sebastián Piñera se hizo millonario con el sudor de un pueblo azotado, hambreado y torturado? ¿Donde jamás pronunció una sílaba en contra de la barbarie y el carnaval de psicópatas que, por ejemplo, asesinaban a sus víctimas, amarrándolas y sumergiéndolas en agua?
¿Y la herencia de tuertos que dejaste a tu paso? ¿Y los muertos a garrotazos?
¿Y la arrogancia de patrón mediocre, incapaz de dar un paso al costado?
¿Y los detenidos y torturados siguiendo la receta de tu abuelo santo?
¿Y los bosques privados y hechos carnicerías de pinos y sólo pinos y eucaliptos en llamas privatizadas?
¿Cuánta Impunidad revolotea sana y sardónica en Chile?
Un verso para Piñera:
“Por un talud, abierto en la pared, te está mirando el ojo de tu pueblo» (Los Ojos del Pueblo)
El psicópata de la escopeta ronda las casas pobres, e irónicamente, apenas habla, cuando cuida los jardines de los señores. Ha perdido toda vergüenza, todo pudor. No se siente mal en su condición de carnicero de obreros, ejecutante de estudiantes, verdugo de viejos, mutilador de muchachas». Fracasos sociales que son cobardes frente a quienes pueden defenderse. Letra y voz : Andres Bianque Squadracci