Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/11/peru-soy-el-cura-mestizo-y-quiero-ser-presidente-entrevista-a-luis-alejandro-bazalar/
El régimen de Dina Boluarte, que ensangrienta al Perú tras el golpe institucional contra el presidente Pedro Castillo, podría haber sumado una víctima más a los más de 60 que cayeron bajo los embates de la represión: el sacerdote diocesano Luis Alejandro Bazalar García. Reconocido periodista y escritor, Bazalar se unió a las protestas de las comunidades indígenas que llevan tres meses manifestando. Amenazado de muerte, tuvo que salir del país. Ahora está en Venezuela, donde lo conocimos.
¿Qué pasó, padre?
Después del golpe institucional, fui a las calles junto a las comunidades indígenas, reprimidas por el régimen cívico-militar de la usurpadora Dina Boluarte, que dispara contra su propio pueblo. Yo también corrí el riesgo de que me diera en la cara una bomba lacrimógena, un manifestante andino me salvó tirándome a un lado. Ya había recibido amenazas, hasta que un agente de inteligencia, que estaba del lado de los manifestantes, me advirtió: “Yo también soy de Ayacucho, me dijo. Vendrán por ti para arrestarte, torturarte y hacerte desaparecer». Me escondí y pude ver cómo entraban las patrullas. He decidido irme… por ahora.
¿Y por qué eligió Venezuela?
Nací en Huacho, una ciudad importante al norte de Lima, la capital. Allí el libertador Simón Bolívar elaboró su estrategia para la liberación del Perú del imperio español. Huacho fue el primer lugar donde el General José de San Martín declaró la independencia. Admiro profundamente la figura del Comandante Hugo Chávez quien, a diez años de su nacimiento a la vida eterna, no ha dejado de inspirar el sentimiento de integración latinoamericana y el proyecto de una Patria Grande, en las huellas de Bolívar. Tanto es así que hemos fundado un nuevo partido con este nombre, Patria Grande. Ya hemos depositado el símbolo, tenemos el estatuto. Admiro la resistencia del pueblo venezolano y de su presidente Maduro, que hace respetar la no-injerencia imperialista. Haciendo un recorrido por las comunas, la gente dice: prefiero morder el hueso y resistir el bloqueo, pero no volver a la Cuarta República, y perder el poder popular adquirido. Creo que mi país necesita el proyecto del socialismo del siglo XXI, inspirado en lo que decía el marxista José Carlos Mariátegui, según el cual la revolución no debe ser «ni calco ni copia». Hago un llamado a nuestras Fuerzas Armadas para que se reconozcan como pueblo uniformado y deje de matar a nuestros hermanos y hermanas, porque somos hijos e hijas del mismo Dios. Bajo la señal de Bolívar, trabajaremos para construir la unión cívico-militar también en el Perú. Mientras tanto, creo que debemos unir fuerzas, como lo dijo Mariategui. Los movimientos, los partidos de buena voluntad deben unirse en torno a una candidatura en la que esté representado el pueblo.
¿Y quién financiará el partido? Una campaña electoral cuesta dinero.
Nosotros nos vamos a financiar desde abajo, como se hizo desde los primeros siglos en el cristianismo y como es el propio obrar de las comunidades andinas: ciertamente no con el dinero de esos poderes que luego vienen a pedir cuentas. Un punto de nuestro estatuto define claramente límites y reglas.
Sin embargo, después del arresto de Castillo, no parece haber surgido ningún nuevo líder de las luchas en curso. ¿Tiene la intención de candidatearse? ¿Y sobre qué base?
La organización popular está produciendo nuevos lideres y lideresas, pero las comunidades no quieren exponerlas, para que no las maten, por lo que las están cambiando constantemente. Si el régimen no cae antes, bajo la presión del pueblo, las elecciones están previstas para 2024. Muchas comunidades me han pedido que sea su interlocutor, a nivel nacional e internacional. Si todas las comunidades lo quieren, desde los Andes, hasta la selva, toda la costa, y los casi 7 millones de pobres que viven en Lima, estoy dispuesto a involucrarme, aun a riesgo de mi vida. De nuestras investigaciones internas están llegando señales positivas, hay muchas fuerzas y sujetos que sienten la necesidad de unirse para cambiar definitivamente y profundamente el país.
¿Y con qué programa?
Mientras tanto, principalmente, tres puntos: la Asamblea Constituyente, el referéndum de confirmación y la inclusión de todos los pueblos y todos los sectores en la nueva Carta Magna: con originalidad, a nuestra propia idiosincrasia y peruanidad. El pueblo debe tener el poder de criticar o despedir a los que no cumplen sus promesas o a los que cambian de bando. Necesitamos nacionalizar nuestros recursos: el litio y el gas, tal como lo ha echo México y como hizo Allende en Chile con el cobre; para evitar que la banca y la oligarquía sigan acumulando riqueza en detrimento del pueblo. Necesitamos hacer una reforma educativa. Necesitamos empoderar a las mujeres, apoyar su organización, promover leyes contra la violencia de género y difundir una cultura diferente al machismo y la homofobia. No solo las mujeres son la mitad del mundo, sino que también son las que dieron a luz a la otra mitad. Y deben poder decidir de su vida; no vaya ser que como Túpac Amaru, no escuchando la directiva de Micaela Bastida, su esposa, perdieramos una vez más contro del imperio. En un hipotético discurso a la nación, yo no empezaría haciendome llamar señor presidente, sino hijo de esos pueblos que no están en el mapa, e hijo de la mujer que me parió y a la que estoy agradecido.
Estoy dispuesto a dar mi vida para que, si el pueblo dice sí a la Constituyente, ésta no vuelva a ser manipulada por la derecha como en el ‘93. El texto debe ser escrito por el pueblo organizado en las comunidades, y por los sectores productivos. Tengo 39 años, y hace 31 años que está en vigor una constitución, resultado de un golpe de estado del dictador Alberto Fujimori, y de un fraude, realizado para garantizar los intereses del Fondo Monetario Internacional.
¿Por qué la gente debería deshacerse de esta constitución? ¿Cómo lo explicarías?
Nos dijeron que esa constitución trajo riqueza y prosperidad, pero yo pregunto: ¿cuántos habitantes que viven en Lima están sin agua? Casi 2 millones. ¿En 33 años? ¿Cuántos peruanos no tienen agua? 4 millones. ¿En 33 años? ¿Cuántos peruanos no entienden lo que leen por una crisis institucional en la educación? 55%. ¿En 33 años? Continuemos. Una cláusula del Fondo Monetario Internacional estableció la creación del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP): el que tiene la cartera, que dicta cuánto hay que gastar, fija la tasa de interés bancaria, que extorsiona al pueblo. Si un peruano toma un préstamo para comprar un apartamento, después de 10-15 años lo ha pagado más del doble, porque la tasa de interés está por encima del 120%, mientras que en España es entre el 2 y el 3% anual. Pero esta es la constitución de 1993… Y otra vez. El BCRP establece el tipo de cambio, el ejecutivo no puede inmiscuirse: no puede competir, ni intervenir en la economía del país. Preguntémonos: ¿cuántos bancos hay en el Perú? 5, herencia de aquellas familias aristocráticas, de clase alta, que impidieron que el país tuviera justicia social. Han sido los mismos durante 200 años. Los mismos criollos que odian a los andinos, de los que hablaba Bolívar, y que hoy son la burguesía: pero son sólo un millón frente a 33 millones de habitantes. En Perú, los presidentes siempre han gobernado en nombre de los poderes fuertes. Se dedicaron a proteger y aumentar la propiedad privada, a traicionar a la patria, no a hacer desarrollo, pero eso no te lo enseñan en la escuela. Tenemos otro ejemplo. Los contratos que regulan las relaciones con las multinacionales tienen 30, 50, 80 años y solo van migajas al Estado. ¿Por qué en 33 años no se han reformado? Ahora que el pueblo ha despertado, escuchamos hablar de reformas y elecciones, según lo que ha establecido el imperialismo para evitar que el pueblo convoque a una asamblea constituyente.
¿Por qué el presidente Pedro Castillo no pudo llevar a cabo su programa? ¿Qué errores cometió, en su opinión?
Se dejó engañar. Primer error: abandonar el partido que lo llevó a la presidencia, Perú Libre. Segundo error: creer en la derecha. Al imperialismo, dijo el Che, ni un tantico así. Tercer error: creer en la OEA, dirigida por Luis Almagro. Cuarto error: creer que, dando una vuelta hacia el centro, podría haber tenido más margen de maniobra, y no quedar preso de chantajes. Quinto error, el más grave de todos: no dejarse aconsejar por el pueblo, al que en todo caso quiere y que le quiere, pero que clamaba por una asamblea constituyente, como lo está haciendo ahora. El pueblo pide una constitución que no se base en la democracia delegada y representativa, sino en la democracia participativa. Según las últimas encuestas, es al menos el 60% de la población quien lo solicita.
La plataforma de 6 puntos, presentada por las comunidades en resistencia, además de definir los términos del proceso constituyente, pide la salida de Boluarte, que se juzgue a los responsables de la represión y que se libere al presidente Castillo. ¿Está de acuerdo? En este caso, ¿retiraría su candidatura?
Por supuesto, y apoyaría al presidente legítimo, yo no quiero dividir, sino sumar. Lamentablemente, sin embargo, el imperialismo no lo soltará fácilmente. Estoy convencido de que se necesita una reconciliación, no solo para liberar al presidente, sino también a quienes son perseguidos y apresados. Un ejecutivo nacido de un proceso constituyente debe hacerse cargo de la reconciliación del país, de curar las heridas resolviendo las causas de los problemas. Hubo una guerra sucia en el país, que no se puede esconder debajo de la alfombra. Lo he visto de cerca. Mi padre pertenecía al escuadrón de los sinchis, la unidad de élite de la Policía Nacional del Perú, que tenía la tarea de matar a los «terroristas». Estaba en la Guardia Civil peruana, y su hermano es general de brigada en retiro, ex director de la escuela de comandos. Este amor por el pueblo, la paz y la reconciliación de mi país, nace de mi abuela materna, que era ayacuchana, de cultura pocra: la cultura wari de Ayacucho, preinca, portadora de tecnología agrícola avanzada, que floreció en el centro de los Andes aproximadamente desde el siglo VII hasta el XIII d.C. Soy el mestizo que necesita el Perú, un cura que sepa, al ejemplo de Cristo, de qué lado posicionarse.
¿Y cómo llegó a entenderlo?
Desde muy temprana edad sentí una fuerte vocación sacerdotal. Quería ser presbítero para cambiar las cosas y buscar la justicia social. Siempre he sido consciente de que el reino de Dios comienza en la tierra, como predicó Jesús: si espero en el más allá sin cambiar las cosas en esta tierra, estoy traicionando el verdadero mensaje de Cristo. Para mí no hay diferencia entre el Cristo de la fe y el Cristo histórico, que las jerarquías eclesiásticas han querido ocultar. Como sacerdote, sin embargo, fui educado para ser de derecha, entrenado para manipular conciencias. Antes de llegar al socialismo, me consideraba de centro. Luego fui secretario personal del arzobispo metropolitano de Ayacucho. Vi toda la injusticia en la economía de la Iglesia Católica -esas distorsiones que el Papa Francisco, en línea con la acción más progresista de algunos pontífices anteriores, está tratando de corregir con valentía- y lo denuncié. Denuncié el doble rasero existente. Defendí a minorías del grupo Lgtb y pagué las consecuencias cuando un joven menor me pidió ayuda porque su familia descubrió que era gay y querían «curarlo». Tenía dos opciones: orar por él, encomendarlo al cielo, como hacen la mayoría de los sacerdotes, para no cargar con los problemas, o ayudarlo. Me advirtieron que terminaría mal. De hecho, la familia del joven, de acuerdo con las élites de la iglesia, me denunció, en base a una acusación falsa y a pesar del testimonio del muchacho que dijo las cosas como eran. Una persecución que duró 5 años antes de que me encontraran inocente y me absolvieran de todos los cargos, pero valió la pena. Hoy ese joven vive su omosexualidad en plenitud. Nadie debe ser discriminado por el color de su piel o su orientación sexual, o porque usa un arete como yo.
El Lawfare, que usted ha experimentado de primera mano, como se vio con Pedro Castillo es un arma política muy utilizada en Perú. ¿No tienes miedo de que los medios le acusen de ser amigo de “terroristas” y homosexuales?
¿Ves esta novela? Se llama Reus y cuenta una historia de amor gay y persecución. Quiero mostrar la vida real, no lo que la moral hipócrita quiere contar. Uno no debe mentirle al pueblo, haciéndose pasar por lo que no es. Yo no lo haré, no me venderé a la oligarquía y todas las batallas las asumiré personalmente, como tiene que hacer un buen cristiano: desde los derechos básicos hasta la diversidad. Necesitamos desenmascarar y combatir el uso del derecho con fines políticos, y rechazar las campañas mediáticas que lo sustentan. ¿Con qué derecho el imperialismo yanqui impone el sufrimiento al pueblo cubano, venezolano, nicaragüense a través de medidas coercitivas unilaterales ilegales? ¿Dónde queda la justicia internacional si Estados Unidos logra secuestrar, torturar y hasta deportar a un diplomático, como en el caso del venezolano Alex Saab? Los medios informan que el socialismo bolivariano ha fracasado. Responderé con un ejemplo sencillo, que ve a dos atletas en la línea de salida: uno capitalista y otro socialista, pero con cadenas en los pies. Quítenle las cadenas a la economía venezolana, quítenle las “sanciones” y volverá a correr como en la época de Chávez, cuando Venezuela había alcanzado las Metas del Milenio planteadas por la FAO en la mitad de tiempo.