Xinhua 19 de julio de 2024 Hora: 06:05
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En busca de un futuro mejor para el país y su pueblo, Xi destacó la reforma y la apertura como «un medio importante» para hacer realidad la modernización china y extender el milagro de desarrollo del país.
El líder de China, Xi Jinping, está poniendo en marcha un conjunto de nuevas reformas que determinarán la trayectoria de crecimiento de la segunda economía del mundo, mientras el liderazgo del Partido Comunista de China (PCCh) inició hoy lunes por la mañana una reunión de política de cuatro días en Beijing.
Durante la apertura de la Tercera Sesión Plenaria del XX Comité Central del PCCh, Xi, como secretario general del Comité, presentó un informe de trabajo en nombre del Buró Político y expuso un proyecto de decisión sobre la profundización integral de la reforma y el avance de la modernización china.
La sesión en transcurso está considerada a la altura de otras «terceras sesiones plenarias» de temática reformista, como la de 1978, cuando Deng Xiaoping dio el pistoletazo de salida a la reforma y la apertura.
En vísperas de la actual sesión plenaria, Xi se ha dedicado a promover la reforma, instando a que se hagan esfuerzos para «emancipar aún más la mente, liberar y desarrollar las fuerzas productivas sociales, y desatar y aumentar la vitalidad social», para «dar un fuerte impulso y garantías institucionales a la modernización china».
Esto ha elevado las expectativas para una nueva ronda de profundas reformas, disipando las preocupaciones sobre si la reforma de China está «estancada» o la economía china está «perdiendo fuerza».
Desde que Xi asumió la máxima magistratura, hace más de una década, China ha entrado en una «nueva era». La fortaleza económica del país ha crecido y su prestigio internacional ha seguido aumentando. La reforma es el sello distintivo de esta era.
No obstante, frente a una infinidad de viejos y nuevos desafíos, China se encuentra ahora en un período crítico para acelerar el ritmo de su reforma.
LA REFORMA NO SE DETENDRÁ, LA APERTURA NO CESARÁ
Xi es considerado otro reformador destacado del país después de Deng Xiaoping.
Ambos líderes se enfrentaron a la misma misión: Modernizar a China, pero en contextos muy diferentes.
Cuando Deng lanzó la reforma y la apertura, a finales de la década de 1970, el producto interno bruto (PIB) «per cápita» de China era de solo unos 200 dólares. Su causa de la reforma y la apertura partió prácticamente de cero.
En 2012, cuando Xi fue elegido secretario general del Comité Central del PCCh, China se había convertido ya en la segunda economía del mundo, con un PIB per cápita de más de 6.000 dólares. Pero el crecimiento estaba cambiando de marcha y muchas ventajas, incluidos los bajos costos laborales, habían comenzado a disminuir.
En lugar de dormirse sobre los laureles de sus predecesores, Xi se comprometió a llevar adelante la reforma, aunque sabía lo difícil que esto sería.
«La parte fácil del trabajo se ha hecho para la satisfacción de todos. Lo que queda son huesos duros de roer», dijo.
En la última década se han puesto en marcha más de 2.000 medidas de reforma que han permitido al país eliminar la pobreza extrema, promover el desarrollo urbano-rural integrado, luchar contra la corrupción, apoyar a las empresas, impulsar la innovación y llevar adelante una «revolución verde».
Gracias a las medidas de reforma, la economía china no solo ha mantenido un crecimiento robusto, sino que también se ha más que duplicado desde 2012, consolidando el estatus mundial del país como un importante contribuyente al crecimiento.
Sin embargo, se requieren esfuerzos adicionales, dado que China está enfrentando ahora las crecientes demandas del pueblo por una vida mejor y se enfrenta a grandes desafíos, como la presión económica a la baja tras la pandemia de la COVID-19 y los riesgos asociados al sector inmobiliario, las deudas de los Gobiernos locales y algunas instituciones financieras pequeñas y medianas.
En busca de un futuro mejor para el país y su pueblo, Xi destacó la reforma y la apertura como «un medio importante» para hacer realidad la modernización china y extender el milagro de desarrollo del país.
Xi reiteró la importancia de la reforma en una sesión de estudio grupal del Buró Político del Comité Central del PCCh celebrada en enero. Semanas después, en las sesiones anuales de los máximos cuerpos legislativo y asesor político del país, hizo hincapié en la necesidad de profundizar las reformas en diversos sectores.
«La reforma es la fuerza motriz del desarrollo», dijo Xi en mayo, durante una visita de inspección a la provincia oriental de Shandong. Durante la gira, también convocó a un simposio para recabar opiniones de líderes empresariales y académicos sobre cómo seguir profundizando en la reforma.
«Está bastante claro que la reforma tiene un peso significativo en la mente de Xi, y creo que él comprende bien todas las cuestiones relacionadas con la reforma», afirmó Huang Hanquan, director de la Academia de Investigación Macroeconómica de China, quien asistió al simposio como ponente invitado.
Previamente, Xi había dicho a los miembros de las comunidades empresarial, estratégica y académica estadounidenses que visitaron Beijing esta primavera que China estaba planeando e implementando «una serie de medidas importantes para profundizar de forma exhaustiva la reforma». China fomentará de forma constante un entorno empresarial orientado al mercado, basado en la ley e internacionalizado, sostuvo Xi, y agregó que esto creará un mayor espacio de desarrollo para las empresas estadounidenses y extranjeras, afirmó.
El compromiso de Xi con las reformas siempre ha sido consistente.
En 1969, cuando ni siquiera tenía 16 años, Xi fue enviado a la aldea de Liangjiahe, en la provincia noroccidental de Shaanxi, para realizar trabajos agrícolas. Allí experimentó hambre. La aspiración del joven en ese momento era asegurarse de que todos los compañeros aldeanos tuvieran suficiente para comer.
La enérgica defensa de Xi a la reforma también nace de las aspiraciones de la gente por una vida mejor. Todas las medidas de reforma que presentó como jefe del Partido en Liangjiahe, como el uso del biogás, la apertura de una herrería y una tienda de abarrotes, tenían como objetivo mejorar la vida de los aldeanos.
El compromiso de Xi con la reforma se vio influido por su padre, Xi Zhongxun, revolucionario veterano y paladín de la reforma y la apertura. En 1978, el Xi sénior fue nombrado como funcionario principal en la provincia de Guangdong, en el sur. Allí ayudó a construir las primeras zonas económicas especiales del país, incluidas Shenzhen, Zhuhai y Shantou.
También en 1978, Xi Zhongxun encargó a Xi Jinping, quien estudiaba en la prestigiosa Universidad Tsinghua, que realizara una investigación de campo sobre el sistema de responsabilidad contractual familiar implementado en la provincia de Anhui. El joven Xi tomó muchas notas y llenó un cuaderno entero, material que conserva hasta hoy en día.
La reputación de Xi como reformador se vio reforzada a medida que avanzaba su carrera política.
A principios de la década de 1980, inició experimentos de reforma en Zhengding, un distrito pobre de la provincia de Hebei, comenzando con la prueba del sistema de contrato de tierras rurales, la primera de su tipo en esa provincia del norte del país.
Un artículo publicado en la revista Juventud de China en 1985 describió detalladamente la transformación del distrito. En él se citaba a un secretario del Partido de una provincia vecina que visitó Zhengding diciendo: «Aquí no se oye a la gente corear ‘reforma’, pero la reforma está ocurriendo en todas partes».
«Echando la vista atrás a aquellos años, una de las cosas que conseguimos fue liberar nuestro pensamiento», ha dicho Xi, reflexionando sobre las reformas que lideró en Zhengding.
Después de Zhengding, Xi fue destinado a trabajar en Xiamen, una zona económica especial en la provincia de Fujian, donde encabezó la creación del primer banco conjunto de China, el Banco Internacional de Xiamen. Tras ascender al cargo de gobernador de Fujian, Xi dirigió la reforma de la tenencia forestal colectiva, que más tarde se implementó en otras partes del país. Esta iniciativa es conocida como otro paso revolucionario en las reformas rurales de China después del sistema de responsabilidad contractual familiar.
Durante su período como jefe del Partido en la provincia oriental de Zhejiang, Xi propuso una iniciativa innovadora para promover el desarrollo mediante la modernización industrial. Apoyó activamente a las empresas privadas y animó a los empresarios a «venir directamente» a su oficina para buscar ayuda. También amplió las reformas en Zhejiang más allá de las esferas económica y política, abordando aspectos culturales, sociales y ecológicos.
El prestigio de Xi como reformador atrajo a algunas figuras internacionales. En septiembre de 2006, Henry Paulson, entonces secretario del Tesoro estadounidense, visitó China y eligió Hangzhou, la capital de Zhejiang, como su primera parada. Paulson consideró a Xi como la «elección perfecta» para su reunión inicial en China, y lo describió como «el tipo de persona que sabe cómo hacer que las cosas pasen la línea de gol».
Paulson relató más tarde que durante otra reunión con Xi, en 2014, el líder chino declaró: «Mi preocupación es principalmente la reforma y las cuestiones relacionadas».
En 2007, como jefe del Partido de Shanghai, Xi previó la necesidad de implementar reformas para que la economía de la ciudad pasara a un desarrollo impulsado por la innovación, mejorara su competitividad como centro financiero internacional y reforzara su papel de líder en la reforma y la apertura del país.
Tras asumir el máximo cargo del Partido, en 2012, la primera inspección interna de Xi le llevó a Shenzhen. Allí depositó una cesta de flores frente a la estatua de bronce de Deng Xiaoping en el parque Lianhuashan, declarando un firme compromiso con la reforma: «¡La reforma no se detendrá y la apertura no cesará!».
La Tercera Sesión Plenaria del XVIII Comité Central del PCCh, celebrada en 2013 bajo el liderazgo de Xi, es considerada un hito, muy similar a la Tercera Sesión Plenaria del XI Comité Central del PCCh de Deng en 1978, que inauguró la era de reforma. El evento de 2013 marcó el amanecer de una nueva era de reforma.
Durante esta sesión, Xi enumeró una serie de retos a los que se enfrenta el desarrollo futuro de China, como la corrupción, el desarrollo insostenible y las cuestiones ambientales. El líder subrayó que «la clave para abordar estos problemas reside en profundizar la reforma».
La sesión aprobó una decisión sobre «algunas cuestiones clave concernientes a la profundización integral de las reformas». Un periódico español comentó que Xi había iniciado las reformas económicas, sociales y administrativas más profundas en China en 30 años.
Más de un mes después, China anunció la decisión de establecer el Grupo Dirigente Central para la Profundización Integral de la Reforma, que encabezaba Xi personalmente. Fue la primera vez en la historia del Partido que se creó a nivel central un órgano de dirección dedicado exclusivamente a la reforma. Posteriormente, este grupo evolucionó hasta convertirse en la Comisión Central para la Profundización Integral de la Reforma, todavía con Xi como su director.
«En las reformas difíciles e importantes, Xi toma las decisiones finales», dijo una persona cercana al proceso de toma de decisiones. El funcionario también reveló que Xi revisa meticulosamente cada borrador de los principales planes de reforma, editándolos palabra por palabra.
AVENTURÁNDOSE EN LA MONTAÑA A PESAR DE SABER PERFECTAMENTE QUE HAY TIGRES
Las reformas lideradas por Xi se han basado en reflexivas consideraciones derivadas de sus muchos años de práctica, con todo un conjunto de diseños de alto nivel.
Xi ha invocado el antiguo modismo chino de «descartar lo anticuado en favor de lo nuevo» para llamar a la acción, convencido de que la reforma y la innovación son genes culturales inherentes a la nación china.
Xi ha sido claro en cuanto a la dirección de la reforma. Ha advertido contra la inconveniencia de copiar los sistemas políticos de otros países, diciendo en una ocasión que una reforma que negara la orientación socialista solo conduciría a un «callejón sin salida».
«Lo que no puede cambiarse debe mantenerse resueltamente sin cambios», afirmó, subrayando la necesidad de mantener el liderazgo general del Partido en el avance de las reformas.
En cuanto a lo que hay que cambiar, Xi ha exigido acciones firmes, instando a crear las condiciones para la reforma incluso cuando aún no existen. Entre las tareas imprescindibles figura la eliminación de todos los inconvenientes que restringen la vitalidad de las entidades empresariales y obstaculizan el pleno juego del mercado.
Con alcance, escala e intensidad sin precedentes, las reformas de Xi han abarcado los ámbitos de la economía, la política, la cultura, la sociedad, la ecología, la construcción del Partido, la defensa nacional y las fuerzas militares, entre otros.
El mandatario ha desarrollado una metodología para la reforma en la nueva era, que hace énfasis en manejar adecuadamente las relaciones entre emancipar la mente y buscar la verdad a partir de los hechos, entre avanzar en conjunto y realizar avances en áreas clave, entre el diseño de alto nivel y «cruzar el río palpando las piedras», entre ser audaz y mantener un ritmo constante, así como equilibrar la reforma, el desarrollo y la estabilidad.
Ha insistido en llevar a cabo la reforma de forma sistemática, holística y coordinada y en respetar el espíritu pionero del pueblo. También se ha pedido a los funcionarios que «establezcan lo nuevo antes de abolir lo viejo» y garanticen el momento y la intensidad adecuados de la reforma para que surta efecto.
«Él corrigió la mentalidad de medir el éxito del desarrollo simplemente por el crecimiento del PIB y permitió que la reforma tocara de verdad los intereses creados de algunas personas», manifestó un funcionario de la provincia de Shaanxi.
Dicho funcionario recordó que Xi exigió múltiples investigaciones para detener la construcción ilegal de villas por parte de promotores inmobiliarios en connivencia con funcionarios locales en las reservas naturales de las montañas Qinling. Esta medida fue un reflejo de la resistencia local que encontró entonces la reforma en el ámbito ecológico.
Xi ha impulsado la reforma en la adversidad y ha tenido que romper los bloqueos de los intereses creados. «Necesitamos el coraje de ‘aventurarnos en la montaña a pesar de saber perfectamente que hay tigres’ y hacer avanzar continuamente la reforma», afirmó.
Menos de 20 días después de asumir el máximo cargo, Xi supervisó la formulación de la «Decisión de ocho puntos» sobre la mejora de la conducta laboral del Partido y los funcionarios gubernamentales, para abordar problemas crónicos en la burocracia, como los privilegios para funcionarios, los banquetes extravagantes y otras formas de despilfarro del dinero de los contribuyentes. Esta medida fue elogiada posteriormente como un «cambio radical» para la gobernanza de China.
Sobre esta base, Xi inició una «tormenta» anticorrupción sin precedentes. La lucha contra la corrupción es beneficiosa para purificar el «ecosistema político», así como el «ecosistema económico», y es propicia para enderezar el orden del mercado y restaurarlo a lo que debe ser, aseveró.
La campaña anticorrupción de «tolerancia cero» sigue rugiendo. En 2023 causó sensación en diversos sectores, como las finanzas, el suministro de cereales, la sanidad, el desarrollo y la fabricación de semiconductores, e incluso los deportes.
Cientos de altos cargos del Gobierno, ejecutivos de bancos y directores de hospitales, e incluso figuras como el presidente de la Asociación de Fútbol de China y el exentrenador de la selección nacional masculina de este deporte, fueron investigados o imputados.
Xi abogó por la necesidad de reformar el Partido, pidiendo «la más profunda autorrevolución».
Bajo su liderazgo se construyó un completo y riguroso sistema de autogobernanza del Partido, y se ha configurado un sólido sistema reglamentario para la colectividad. Asimismo, se mejoró el sistema de inspección y se estableció el sistema nacional de supervisión, para «confinar el poder a una jaula institucional».
Xi también inició una reforma sin precedentes de las instituciones del Partido y del Estado.
Según Li Junru, exvicepresidente de la Escuela del Partido del Comité Central del PCCh, esta reforma ha sido la más llamativa parte en el proceso de reforma general del país. «Xi utiliza la reforma para abordar los retos singulares a los que se enfrenta el Partido y para construir un partido político marxista más fuerte y poderoso», afirmó.
Tal reforma desmanteló aún más los intereses creados. Xi ha pedido tener determinación para «ofender a unos pocos miles en lugar de fallar a los 1.400 millones de chinos».
Xi impulsó la autorrevolución del Partido para guiar el cambio social. El Partido ha tomado la iniciativa de eliminar las deficiencias institucionales en el desarrollo social para desbloquear las fuerzas productivas, según explicación de Liu Bingxiang, profesor de la Escuela del Partido del Comité Central del PCCh.
En este sentido, el presidente chino ha abogado por avanzar plenamente en la gobernanza basada en la ley, esforzándose por resolver los viejos problemas relacionados con que el poder prevalezca sobre la ley y las relaciones personales se impongan a los principios legales.
En una ocasión, Xi arremetió contra el fenómeno de que «el dinero puede comprar la exención de penas e incluso la vida». En otra oportunidad manifestó: «La economía socialista de mercado es una economía basada en el crédito y el Estado de derecho».
Xi ha dado instrucciones para la formulación y revisión de una serie de leyes, entre ellas la Ley Antimonopolio, que proporcionó la base legal para el sistema de revisión de la competencia leal.
También mejoró el régimen jurídico de los derechos de propiedad intelectual. En un caso emblemático, la leyenda del baloncesto estadounidense Michael Jordan ganó un juicio en 2020 en Shanghai, en el que se ordenó a una empresa china que dejara de utilizar «Qiao Dan», la traducción china de «Jordan», en su nombre y en las marcas de sus productos.
Por lo tanto, las reformas de Xi no solo han conducido a la transformación económica, también han afirmado que la esencia de la modernización reside en la modernización de las personas. Fomentar la «confianza cultural y el orgullo nacional» entre el pueblo chino se ha convertido en un objetivo clave de la reforma.
En 2012, Xi incorporó la «confianza cultural» a un informe principal del XVIII Congreso Nacional del PCCh. Posteriormente, integró este concepto en las «Cuatro Confianzas» del socialismo con características chinas, describiendo la confianza cultural como una «fuerza más fundamental, más profunda y más duradera.»
Estas transformaciones también significan una reelaboración del marxismo para adaptarlo a la nueva era, integrando sus principios básicos con las realidades específicas de China y su espléndida cultura tradicional. Como resultado, las reformas de China han adquirido un nuevo significado filosófico.
En su Mensaje de Año Nuevo de 2017, Xi afirmó que «el marco principal de la reforma, que se asemeja a las «cuatro vigas y los ocho pilares» de una casa, se ha establecido esencialmente en diversos campos.» Para los conocedores de la arquitectura tradicional china, esto significa que la casa ha tomado forma y puede seguir perfeccionándose.
Xi ha orientado las reformas hacia un objetivo global: Mantener y mejorar el sistema del socialismo con peculiaridades chinas y modernizar el sistema y la capacidad de gobernanza del país.
Esto, sin duda, requiere un proceso largo y difícil de cumplir.
SOLO LOS REFORMADORES PUEDEN AVANZAR, SOLO LOS INNOVADORES PUEDEN PROSPERAR
El año en que Xi asumió el cargo más alto en el país, la tasa de crecimiento económico anual de China cayó por debajo del 8 por ciento por primera vez desde 1999.
La crisis de la deuda en Europa perjudicó gravemente al comercio exterior chino y la regulación inmobiliaria arrastró a la baja la demanda interna. Un analista de un banco extranjero afirmó que «la economía china se enfrenta a su momento más crítico en casi 30 años».
Sin inmutarse, Xi identificó hacia dónde debía dirigirse la reforma. Estaba convencido de que el desarrollo seguía siendo la clave para resolver todos los problemas e hizo del impulso al desarrollo la máxima prioridad de su programa de reformas.
Xi señaló que la economía china había entrado en una nueva etapa de desarrollo y propuso una nueva filosofía de desarrollo caracterizada por un crecimiento innovador, coordinado, ecológico, abierto y compartido. Él inició la reforma estructural del lado de la oferta, impulsó la economía hacia un desarrollo de alta calidad y avanzó hacia la construcción de un nuevo patrón de desarrollo.
Dirigiéndose a los funcionarios sobre la importancia de la reforma para optimizar la estructura de la oferta, Xi citó como ejemplo la historia de los turistas chinos que compraban en el extranjero asientos de inodoro inteligentes y ollas arroceras, ya que no podían encontrar tales productos innovadores o de alta calidad en el mercado nacional. Mientras tanto, algunos productores nacionales luchaban por encontrar consumidores.
Tras años de reforma estructural del lado de la oferta bajo el mandato de Xi, una nueva generación de productos fabricados en China goza de una popularidad creciente a nivel nacional e internacional. Entre ellos, electrodomésticos de bajo consumo, electrónica inteligente, equipamiento deportivo fabricado con nuevos materiales y aviones de gran tamaño para pasajeros.
Se abordó eficazmente el exceso de capacidad en determinados sectores. Por ejemplo, para el final de 2022, la industria siderúrgica había eliminado capacidad obsoleta y excesiva por un total de unos 300 millones de toneladas, lo que suponía el doble de toda la producción de acero bruto de la India en ese año.
Con el fin de impulsar la reforma estructural del lado de la oferta, Xi ha venido guiando mediante el ejemplo, con una visión de futuro. Hace una década, la mayoría de los coches que circulaban por las vías chinas eran vehículos de gasolina de marcas extranjeras. En 2014, durante una gira de inspección a SAIC Motor, uno de los principales fabricantes de automóviles chinos, Xi hizo hincapié en la importancia de desarrollar productos que satisficieran diversas necesidades y destacó la importancia de los vehículos de nueva energía para reforzar la posición de China en el sector automotor.
En la década siguiente, Xi se convirtió en un gran aficionado a los coches eléctricos, visitando empresas automotrices, recorriendo laboratorios y mostrando gran interés por experimentar los nuevos modelos desarrollados por China. El líder chino animó a los fabricantes de automóviles a centrarse en la calidad del producto y cultivar la competitividad del mercado.
De hecho, la industria de nuevas energías forma parte de la visión de Xi de «las nuevas fuerzas productivas de calidad». Esta nueva expresión citada por Xi durante sus viajes de inspección del año pasado se ha convertido rápidamente en una moda para la economía china. No obstante, Xi había comenzado prácticas pertinentes mucho antes.
En la aldea de Liangjiahe de la provincia de Shaanxi, donde fue enviado en los años 70 para realizar labores agrícolas, Xi se convirtió en la primera persona en toda la provincia en introducir el uso de instalaciones generadoras de biogás, lo que se puede considerar como «nuevas fuerzas productivas de calidad» para esa época, con el fin de ofrecer a los residentes una sustitución limpia a la leña y el queroseno usados para la cocina y la iluminación.
Un firme creyente en el marxismo, Xi considera la noción de fuerzas productivas como «la causa última de todos los cambios sociales y políticos».
Desarrollar nuevas fuerzas productivas de calidad, que se caractericen por la innovación y la alta calidad, es un llamado a la acción de los responsables políticos chinos para aprovechar la nueva ola de revolución tecnológica que se está desarrollando en ámbitos como la inteligencia artificial, la biología sintética, la nanotecnología y la información cuántica a través de la reforma. También se ajusta a la estrategia de desarrollo impulsado por la innovación propuesta por Xi.
El mandatario comparó la falta de capacidad de innovación de China con el «talón de Aquiles» de un gigante económico. «Solo los reformadores pueden avanzar, solo los innovadores pueden prosperar y solo los que reforman e innovan prevalecerán», subrayó.
Bajo su dirección, la reforma en el ámbito de la ciencia y la tecnología avanzó con una intensidad sin precedentes. Impulsado por una serie de medidas a favor de la innovación, se fomentó un nuevo sistema de movilización de recursos a escala nacional para facilitar avances tecnológicos clave, se creó el primer grupo de laboratorios nacionales del país y se reforzó el papel principal de las empresas en la innovación.
Los efectos son evidentes: La clasificación de China en el Índice Mundial de Innovación, publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, saltó del puesto 34 en 2012 al 12 el año pasado.
Datos publicados en 2023 muestran que China superó por primera vez a Estados Unidos como país número 1 en contribuciones a artículos de investigación publicados en el grupo Nature Index de revistas de ciencias naturales de alta calidad en el año 2022.
A pesar de años de represión por parte de Estados Unidos y de las sanciones impuestas a sus chips, el gigante chino de las telecomunicaciones Huawei consiguió lanzar sus nuevos teléfonos inteligentes de gama alta en 2023. Muchos vieron en ello la prueba de que la pretendida contención del sector tecnológico chino por parte de algunos países occidentales difícilmente funcionaría.
No obstante, aún queda mucho trabajo por hacer. Xi ha advertido: «La investigación básica es la fuente de la innovación en ciencia y tecnología. Aunque China ha hecho progresos significativos en este campo, la distancia entre nosotros y el nivel avanzado internacional sigue siendo evidente».
Xi ha pedido diseñar e implementar reformas institucionales adicionales para fortalecer la investigación básica, así como apoyo para la innovación original y un desarrollo más rápido de las tecnologías estratégicas, pioneras y de vanguardia.
LIBERANDO EL PODER DEL MERCADO
Cuando Xi asumió el cargo de secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China, en 2012, habían transcurrido dos décadas desde el establecimiento del concepto de construcción de una economía de mercado socialista.
Sin embargo, hacer negocios seguía siendo un reto. En 2014, un legislador que asistía a las «dos sesiones» locales reveló que un solo proyecto de inversión, desde la adquisición de terrenos hasta la finalización de todos los procedimientos administrativos de aprobación, requería más de 30 aprobaciones gubernamentales y más de 100 sellos. Todo el proceso llevaba un mínimo de 272 días laborables.
Xi se opone firmemente a las engorrosas aprobaciones gubernamentales. Mientras trabajaba en la ciudad de Fuzhou, en la provincia de Fujian, fue pionero de un mecanismo que permitía que todos los trámites de aprobación de proyectos de inversión se completaran en un solo edificio.
Como máximo dirigente del país, abogó en favor de que «el mercado desempeñe el papel decisivo en la asignación de recursos y el Gobierno desempeñe mejor su función».
A lo largo de los años, el Consejo de Estado, o el gabinete chino, ha cancelado o delegado en autoridades de nivel inferior la potestad de aprobación administrativa de más de 1.000 partidas, y ha reducido en más de un 90 por ciento el número de partidas de inversión sujetas a la aprobación del Gobierno central.
«Dejemos que estalle la vitalidad que crea riqueza y que se libere plenamente el poder del mercado», dijo Xi.
Los resultados de las reformas son notables, ya que China fue clasificada por el Banco Mundial como una de las diez economías con la mejora más notable en el entorno empresarial durante dos años consecutivos.
En enero de 2019 comenzó la construcción de la Gigafactoría de Tesla en Shanghai y, para diciembre de ese mismo año, el fabricante estadounidense de automóviles había comenzado a entregar el primer lote de automóviles eléctricos del Modelo 3 fabricados en China y producidos en esa factoría. Un desarrollo tan rápido fue elogiado por el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk. En mayo de este año, la primera fábrica de Megapack en el extranjero de la compañía estadounidense comenzó a construirse en Shanghai, demostrando una vez más claramente la «velocidad china».
Conociendo bien la difícil situación a la que se enfrentan las empresas privadas, Xi ha dado instrucciones para la creación de una oficina de desarrollo de la economía privada dependiente del máximo planificador económico del país para proporcionar asistencia a las empresas privadas que enfrentan dificultades.
Xi también hizo hincapié en la necesidad de promover reformas financieras para facilitar la financiación de las empresas privadas. Asimismo, subrayó la importancia de animar al capital privado a entrar en industrias y sectores en los que la entrada no esté explícitamente prohibida por las leyes y regulaciones.
Bajo las instrucciones de Xi, el sistema de «lista negativa para el acceso al mercado» se implementó de forma exhaustiva, permitiendo la entrada en áreas no prohibidas explícitamente por la lista. Para el final de 2023, el número de entidades empresariales registradas en todo el país alcanzó los 184 millones, más del triple que en 2012.
De 2012 a 2023, el número de empresas privadas en China se multiplicó por más de cuatro, y su proporción en el número total de empresas aumentó de menos del 80 por ciento a más del 92 por ciento.
Durante ese período se aprobó la creación de bancos de propiedad privada, comenzó a funcionar un tren de alta velocidad controlado por capital privado, se permitió la entrada de inversión privada en el sector de exploración y producción de petróleo y gas, y una empresa privada de cohetes realizó un lanzamiento exitoso desde el mar.
Xi también inició reformas orientadas al mercado para las empresas estatales. En 2017, China Unicom, como la primera empresa estatal administrada centralmente en la industria de las telecomunicaciones en abrirse al capital privado, introdujo 14 inversores estratégicos, incluidos los titanes de internet Tencent, Baidu, JD.com y Alibaba, en la «reforma de propiedad mixta.»
Un plan de acción trienal para la reforma de las empresas públicas las convirtió aún más en sociedades de responsabilidad limitada o sociedades anónimas. Unas 38.000 empresas públicas crearon consejos de administración.
Los medios de comunicación internacionales han observado que la reforma de China ha ido avanzando al ritmo de los cambios en la situación. La guerra comercial emprendida por Estados Unidos, la pandemia de COVID-19 y el aumento de las tensiones geopolíticas han puesto a prueba la resistencia de la economía china. El país también está transformando su modelo de desarrollo económico.
Xi ha llevado a China a acelerar la construcción del nuevo patrón de desarrollo, que toma el mercado nacional como pilar fundamental y permite al mismo tiempo que los mercados nacionales e internacionales se refuercen mutuamente.
Un apoyo clave de esta estrategia es el establecimiento de un mercado nacional unificado. Para lograrlo, se están aplicando una serie de reformas destinadas a eliminar el proteccionismo local y desmantelar las barreras regionales.
Li Junru, el veterano teórico del Partido, dijo que Xi ha dibujado nuevos «puntos», «círculos» y «cinturones» en el mapa de China a medida que avanza en la coordinación interregional e impulsa el desarrollo de la Nueva Área de Xiong’an, el delta del río Yangtse y la Gran Área de la Bahía de Guangdong-Hong Kong-Macao, entre otros.
Xi ha redoblado los esfuerzos de apertura para impulsar las reformas y ha hecho de la «apertura institucional» una prioridad. En una de esas medidas, China ha eliminado los límites de propiedad extranjera para las sociedades de valores, las sociedades gestoras de fondos de inversión de valores, las sociedades de futuros y las compañías de seguros de vida.
China está presionando para adherirse al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, en el marco de los esfuerzos del Gobierno por cumplir las estrictas normas establecidas por el acuerdo y también con su compromiso de adoptar prácticas que van más allá de sus actuales políticas de acceso al mercado.
En 2013, Xi estableció en Shanghai la primera zona piloto de libre comercio del país. Actualmente, el número de este tipo de zonas asciende a 22, y toda la provincia insular tropical de Hainan se ha convertido en un puerto de libre comercio.
Otro importante paso reformista adoptado por Xi es la creación de la Exposición Internacional de Importaciones de China, la primera exposición de ámbito nacional del mundo centrada en la expansión de las importaciones.
También ha puesto en marcha una feria para facilitar el comercio de servicios y una exposición en la que se exhiben productos de consumo mundial, mostrando su visión de la liberalización del comercio y la globalización económica.
China es actualmente el principal socio comercial de más de 140 países y regiones, y ha mantenido su posición como segundo destino mundial de la inversión extranjera directa.
Mientras tanto, Xi se muestra cauteloso ante la expansión desordenada del capital, la manipulación de los mercados y la búsqueda de beneficios desorbitados en determinados ámbitos, protegiéndose de riesgos similares a la crisis de las hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos.
Él propuso establecer «semáforos» para los flujos de capital, garantizando que los «magnates financieros» no actúen de forma inescrupulosa y permitiendo al mismo tiempo que el capital funcione adecuadamente como factor de producción.
Esto indica que la reforma de China ya no se centra únicamente en el crecimiento, sino que considera un enfoque más equilibrado.
Coordinar desarrollo y seguridad destaca en la campaña de Xi para profundizar la reforma en todos los aspectos. China sigue siendo la única gran economía del mundo libre de cualquier crisis financiera en las últimas cuatro décadas.
HACIENDO SUYAS LAS PRIORIDADES DE LA GENTE
Xi ha enfatizado en que el objetivo final de la reforma de China es mejorar el bienestar del pueblo. Se ha comprometido a hacer suyas las prioridades de la población y a actuar según sus deseos, lo cual es muy diferente de los métodos comunes de «capital primero» en una economía capitalista.
En 2017, Xi señaló que, después de casi 40 años de reforma y apertura, las principales contradicciones que enfrenta la sociedad china han cambiado significativamente. «Lo que enfrentamos ahora es la contradicción entre un desarrollo desequilibrado e inadecuado y las necesidades cada vez mayores de la gente de una vida mejor», sostuvo Xi.
En respuesta a este cambio, Xi ha abogado por un desarrollo coordinado y compartido y se ha comprometido con lograr la visión de una «prosperidad común» de Deng Xiaoping.
Cuando Xi asumió el cargo en 2012, había disparidades significativas entre las regiones del este y el oeste de China, y la desigualdad en materia de riqueza era sumamente marcada.
Xi ha transformado la estrategia de mitigación de la pobreza, implementando un nuevo enfoque llamado «eliminación focalizada de la pobreza».
Se registró a los individuos y pueblos confirmados como pobres y se creó un fichero en el sistema nacional de información sobre mitigación de la pobreza. Al mismo tiempo, las personas de escasos recursos fueron sacadas de las zonas inhóspitas y reubicadas. Los Gobiernos promovieron industrias acordes con las condiciones locales y organizaron clases de formación para que los menos favorecidos pudieran aumentar sus ingresos. Más de 3 millones de funcionarios fueron enviados a las aldeas designadas para garantizar que las medidas de mitigación de la pobreza fueran aplicadas de manera plena y correcta.
Bajo el liderazgo de Xi, China erradicó la pobreza absoluta en las zonas rurales, un problema que había persistido durante miles de años.
Las reformas de China comenzaron en las zonas rurales a finales de la década de 1970, y las iniciativas de reforma de Xi relacionadas con la agricultura, las zonas rurales y los cultivadores abarcan una gama más amplia de cambios.
El secretario general del Comité Central del PCCh ha establecido un sólido mecanismo de producción estable de granos para garantizar que «el suministro de alimentos de China siga estando firmemente en sus propias manos», ha mejorado el entorno empresarial de las aldeas y ha promovido la revitalización rural en todos los ámbitos.
A principios de la década de 2000, Xi propuso en un artículo académico audaces reformas al sistema de registro de residencia para eliminar diversas disparidades sociales y económicas, así como la división de los mercados laborales urbanos y rurales causada por el sistema. En aquel momento, hubo mucha controversia sobre si abolir o no las restricciones al registro de residencia.
En 2016, el Gobierno central puso en marcha un plan para conceder residencia urbana a unos 100 millones de personas de zonas rurales y otros residentes permanentes sin registro local de hogares, y esta meta se cumplió antes de lo previsto.
Durante una gira de inspección a Shanghai en 2023, Xi visitó apartamentos donde vivían trabajadores migrantes. Al líder le alegró saber que los inmigrantes se estaban asentando en la metrópoli.
«¡Genial! Quédense, establézcanse y luchen por una vida mejor», arengó.
Bajo el liderazgo de Xi, China suprimió el sistema de reeducación por el trabajo, que había funcionado durante más de medio siglo, elevó el umbral de exención del impuesto sobre la renta de las personas naturales de 3.500 a 5.000 yuanes al mes, y estableció el principio centrado en las personas para el desarrollo del sector inmobiliario — «la vivienda es para vivir en ella, no para especular en el mercado.»
En respuesta a los cambios demográficos, China ha ajustado sus políticas de población y planificación familiar. Se han llevado a cabo reformas para garantizar una educación mejor y más equitativa. Además, Xi encabezó el establecimiento del sistema de seguridad social más grande del mundo e inició reformas en los servicios básicos de atención a los adultos mayores. Hoy en día, el número de personas cubiertas por el seguro básico de pensiones y el seguro básico médico en China supera los mil millones y 1.300 millones, respectivamente.
Con la convicción de que «la salud de la gente es el principal indicador de la modernización», Xi pidió estudiar y promover esta práctica en la ciudad de Sanming, en la provincia de Fujian, para impulsar la reforma sanitaria.
Xi abogó por la eliminación integral de los sobreprecios sobre medicamentos y consumibles médicos que habían estado vigentes durante más de 60 años, reduciendo los costos de los pacientes. Los departamentos gubernamentales respondieron a su llamado y formaron un equipo de trabajo para negociar los precios de los medicamentos y consumibles con las compañías farmacéuticas.
En un video en línea de amplia circulación sobre la negociación de precios en 2021, representantes de la Administración Nacional de Seguridad Sanitaria insistieron en que «ningún grupo minoritario de pacientes debe ser abandonado» y lograron reducir el precio de un medicamento que salva vidas en el tratamiento para una enfermedad rara desde aproximadamente 700.000 yuanes hasta 33.000 yuanes por vacuna después de ocho rondas de intensas negociaciones.
Este medicamento se incluyó entonces en el catálogo del seguro médico de China, encendiendo la esperanza de más de 30.000 pacientes en todo el país. Recortes similares en los precios de cientos de medicamentos han ahorrado a la ciudadanía a lo largo de varios años unos 500.000 millones de yuanes en gastos médicos.
Xi ha promovido la reforma del sistema médico rural para garantizar que las personas en las vastas zonas rurales tengan acceso a servicios sanitarios asequibles. Estas campañas han reducido considerablemente los casos de pobreza causados por enfermedades. Casi todas las personas de bajos ingresos y las que acaban de salir de la pobreza en las zonas rurales cuentan actualmente con seguro médico.
La reforma de Xi en el sector cultural enfatiza el enriquecimiento del «mundo espiritual» del pueblo como un requisito esencial para la modernización china. Esto implica perfeccionar la planificación y las políticas de la industria cultural y fomentar nuevas formas de negocios culturales y patrones de consumo cultural.
Como resultado, la industria cinematográfica ha experimentado un rápido desarrollo en los últimos años. El número de pantallas de cine en el país se ha multiplicado de unas 13.000 en 2012 a más de 86.000 en la actualidad, la mayor cantidad en el mundo. El New York Times informó a principios de este año que la industria cinematográfica de China está produciendo más películas de alta calidad que resonan con el público nacional.
Xi también renovó el sistema educativo, el cual está directamente relacionado con la ampliación de la cantera de talentos y el avance de la ciencia y la tecnología.
El presidente se propuso promover el desarrollo equilibrado de la enseñanza obligatoria, reducir la pesada carga de trabajo de los estudiantes para garantizar su desarrollo integral, y construir un sistema moderno de formación profesional y un sistema universitario moderno.
La proporción del gasto fiscal nacional asignada a la educación se ha mantenido por encima del 4 por ciento del PIB durante varios años, lo que la convierte en la mayor proporción del gasto presupuestario público general de China.
Otra reforma innovadora liderada por Xi se produjo en el ámbito ecológico.
Cuando Xi asumió el cargo de secretario general del Partido en 2012, la contaminación ambiental era una de las quejas más comunes entre la ciudadanía. A principios de ese año, se detectó contaminación por cadmio en un río en la región autónoma de la etnia zhuang de Guangxi, lo que ponía en peligro la seguridad del agua potable de más de un millón de personas. Durante ese año, se produjeron varios incidentes de alto perfil del estilo «no en mi patio trasero», causados por problemas de contaminación industrial en todo el país.
Xi, conocido por sus iniciativas medioambientales audaces y decisivas en Xiamen para limpiar el lago Yundang y en Hangzhou para proteger el lago del Oeste, creó el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente, fijó la protección ecológica y medioambiental como una «línea roja» inviolable, introdujo inspecciones sobre la protección ecológica y medioambiental por parte de las autoridades centrales, y pidió a los funcionarios locales hacerse responsables de la protección de ríos, lagos y bosques como sus «jefes de gestión».
Bajo el liderazgo de Xi, China se convirtió en el país con la mejora más rápida en la calidad del aire, el mayor aumento de los recursos forestales y la mayor superficie de forestación del mundo. El país también ha mantenido una posición estable como líder mundial en capacidad instalada de generación de energía hidráulica, eólica, solar y de biomasa.
China ha desarrollado el mercado de carbono más grande del mundo y se comprometió alcanzar la neutralidad de carbono después de alcanzar el pico de emisiones de carbono en un tiempo mucho más corto que los países desarrollados. «El desarrollo verde y con bajas emisiones de carbono está a la orden del día, y quienes lo sigan prosperarán», afirmó.
Xi cree que corregir las formas insostenibles de crecimiento es crucial para el desarrollo sostenible de la nación china y la protección de la Madre Tierra — «nuestro único hogar».
AVANZANDO CON VALENTÍA
«Ningún otro país del mundo puede hacer avanzar la reforma de forma integral como lo hace la China actual, con un compromiso con sus promesas y un sentido de la urgencia», afirmaba un informe del periódico singapurense Lianhe Zaobao.
Según el Barómetro Edelman de la Confianza 2023, una encuesta llevada a cabo de la consultora Edelman, el nivel general de confianza de China era de 83, ocupando el primer lugar entre todos los países encuestados.
China fue el único país entre todos los encuestados que se declaró optimista frente a las perspectivas económicas, de acuerdo con la encuesta.
Observadores creen que, con Xi como el timonel de la reforma en la nueva era, sin duda alguna continuará y prosperará la economía socialista de mercado anunciada por Deng Xiaoping. Xi ha encendido el motor que impulsa a China en un viaje irreversible hacia la modernización.
Las reformas de Deng y su proclamación de que «el desarrollo es el principio absoluto» liberaron y desarrollaron las fuerzas productivas sociales de China, catapultando al país a la posición de potencia económica mundial.
Xi ha sostenido que el desarrollo de alta calidad es el principio inquebrantable de la nueva era, y ha iniciado una transformación global y sistemática en China, la cual ha contribuido al reequilibrio de la economía mundial.
El año pasado, la economía china creció un 5,2 por ciento, contribuyendo un tercio del crecimiento mundial. El país sigue siendo un poderoso motor de dicho crecimiento.
En reuniones celebradas este año con líderes gubernamentales y empresariales extranjeros, el mensaje de Xi ha sido coherente: China se ha comprometido a impulsar la reforma, que traerá oportunidades al mundo.
En su visita a Francia, en mayo, Xi dijo a las empresas que la reforma china proporcionaría un espacio de mercado más amplio para todos los países. En Serbia, visitó la planta siderúrgica de Smederevo, que ayudó a resucitar con inversión china hace unos ocho años, salvando puestos de trabajo para más de 5.000 obreros locales.
La planta es un proyecto emblemático de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, siglas en inglés) de Xi. Inspirada en la antigua Ruta de la Seda, Xi propuso la iniciativa en 2013 para reformar la cooperación para el desarrollo mundial. El mandatario diseñó la BRI como una red moderna que uniera a los países a través de la potenciación del comercio, el desarrollo de infraestructuras y la implementación y el perfeccionamiento de los intercambios entre personas.
En una década, la iniciativa ha conseguido la participación de tres cuartas partes de todos los países del mundo, ayudando a crear 420.000 puestos de trabajo y sacando de la pobreza a decenas de millones de personas en estos países.
Desde el año pasado, la expectación ante el tercer pleno del XX Comité Central del PCCh ha ido en aumento. Tanto en China como en el resto del mundo se sigue con atención la presentación de las principales medidas de reforma, y evaluando el impacto potencial de estas medidas.
Antes del pleno, Xi había prometido una serie de «reformas estratégicas, innovadoras y punteras», a fin de «lograr nuevos avances en áreas importantes y clave».
Hay razones para ser optimistas. Este optimismo no solo se basa en el enorme tamaño económico y de mercado de China, sino también en el liderazgo unificado del Partido, con Xi como núcleo. El PCCh tiene agallas para la autorreforma y es capaz de convertir los anteproyectos en acciones concretas.
Debido a que algunas personas fuera del país son escépticos o incluso temerosos sobre la reforma y el desarrollo de China, así como sobre sus implicaciones, Xi ha dicho a menudo que China no tiene intención de cambiar ni desafiar el orden mundial existente. Simplemente está asumiendo un papel más activo en la gobernanza global y presionando por un orden mundial más justo y equitativo.
«La modernización de China ha ofrecido una nueva opción y tiene implicaciones de gran alcance para los países en desarrollo», dijo José Ricardo dos Santos Luz Junior, CEO de una empresa con sede en Sao Paulo que pone en contacto a empresarios chinos y brasileños.
En los primeros tiempos de la era de la reforma de Deng Xiaoping, el fallecido líder chino indicó que el objetivo de la reforma y apertura de China era «ponerse al día».
En la actualidad, reflexionando sobre casi medio siglo de progreso, Xi ha señalado que la reforma y apertura de China no solo ha hecho avanzar su propio desarrollo, sino que también ha contribuido significativamente a la paz y el progreso mundiales.
Heredando el legado de Deng y con un fuerte sentido de la responsabilidad, Xi está liderando a China en el camino de la modernización, no solo creando milagros económicos y oportunidades de desarrollo, sino también explorando nuevas formas de civilización humana.
«Nuestra modernización es a la vez la más desafiante y la más grande», dijo Xi. «Es un camino sin precedentes, pero seguiremos explorándolo y avanzando con valentía».
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