Fuente: La Jornada/Afp Viernes 6 de marzo de 2020, p. 21
Pekín. China, convertida ante los ojos del mundo en el epicentro de la epidemia del Covid-19, quiere cambiar su imagen y propone su ayuda y conocimientos a los países extranjeros cada vez más afectados por el virus.
Un vicecanciller dijo ayer que China ya ha compartido experiencias con gran número
de países.
Un equipo de expertos fue enviado a Irán –uno de los principales focos en el extranjero, junto con Corea del Sur e Italia–, además de 5 mil kits de detección y 250 mil mascarillas.
También ha enviado material a Pakistán, Japón y algunos países de África, según Zhao Lijian, portavoz de la diplomacia china. Mientras proseguimos nuestro trabajo de prevención en China suministraremos, en la medida de nuestras capacidades, apoyo en el extranjero
.
A medida que el número de nuevos contagios baja en China y sube en el mundo, las autoridades sanitarias están vigilantes de la llegada al país de personas infectadas.
Unas 20 han sido detectadas hasta ahora, algunas procedentes de Italia e Irán.
Varias ciudades, incluida Pekín, aíslan por 14 días a personas procedentes de los países más afectados. Y la provincia de Hubei, epicentro de la epidemia, sigue en cuarentena desde finales de enero.
La tendencia se ha invertido. Hace sólo un mes, eran los extranjeros quienes se apresuraban a desalojar a sus ciudadanos de Hubei, pero ahora es China la que repatrió esta semana a 146 de sus ciudadanos desde Irán.
Las autoridades sanitarias chinas han compartido sus consejos por videoconferencia con países de la Unión Europea, Azerbayán, Bielorrusia, Armenia y Turkmenistán.
Una guía de buenas prácticas ha sido igualmente traducida al persa, lengua oficial en Irán.
Además, China, donde había penuria de material médico el mes pasado –en especial mascarillas– reanudó de forma masiva la producción en sus fábricas.
China va a seguir reivindicando una forma de autoridad
sobre la epidemia, gracias a sus logros, según la sinóloga Dorothy Solinger, de la Universidad de California.
El problema es que la mayoría de los países no pueden mandar en su población como lo hace el gobierno chino, por lo cual es poco probable que China se convierta en un modelo
en Occidente, agregó.