En su último día en Irak, el papa Francisco llegó este domingo a la ciudad de Mosul, en el norte del país, para rezar en la localidad que alguna vez fue un bastión del Autodenominado Estado Islámico (Daesh en árabe).

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Francisco rezó en la plaza de Hosh al Bieaa, donde se alzaban cuatro iglesias cristianas por todas las víctimas de las guerras en la devastada ciudad iraquí, símbolo del horror del Daesh, el papa clamó para que, más allá de las creencias religiosas, se pueda vivir en armonía y en paz, en el último día de su visita a Irak.

El sumo pontífice comenzó su oración diciendo «Si Dios es el Dios de la vida, y lo es, a nosotros no nos es lícito matar a los hermanos en su nombre».

Al término de su rezo, el máximo representante de la Iglesia Católica se trasladará a la comunidad cristiana de Qaraqosh, donde se reunirá con algunos residentes y rezará en la Iglesia Al Tahira, que fue incendiada por el Daesh.

Francisco concluirá su visita a Irak con una misa en la ciudad norteña de Irbil en la que se espera la asistencia de al menos 10.000 personas.

El papa espera transmitir un mensaje de esperanza, subrayado por la naturaleza histórica de la visita y el hecho de que es su primer viaje internacional desde el inicio de la pandemia de coronavirus.

Durante su visita de tres días Francisco también entregó un mensaje de tolerancia interreligiosa y fraternidad a los líderes musulmanes, al reunirse el sábado con el ayatolá chiíta de Irak, Ali al-Sistani,

La Santa Sede espera que la histórica visita reúna a las comunidades cristianas del país y las anime a quedarse a pesar de décadas de guerra e inestabilidad.