Fuente: https://canarias-semanal.org//art/35324/pablo-iglesias-el-camaleon-que-se-arrepintio-de-haber-dado-el-poder-a-yolanda-diaz-video 28.11.23
¿Qué hay detrás, realmente, de la guerra política entre Sumar y Podemos?
Desde su postura inicial como crítico acérrimo del establishment hasta su rol como vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias ha transitado un sendero de constantes metamorfosis ideológicas. En su más reciente giro, aborda su arrepentimiento por otorgar demasiado poder a Yolanda Díaz y pretende presentar a Podemos como una «izquierda» rupturista, en contraposición con Sumar, que califica como una formación «socialdemócrata». Pero, ¿qué decía el propio Pablo Iglesias sobre la adscripción ideológica de Podemos hace tan solo unos años?
Por CRISTÓBAL GARCÍA VERA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Si Pablo Iglesias pudiera ser identificado con una figura cinematográfica esta podría ser Leonard Zelig. Un peculiar personaje representado por Woody Allen, en una comedia de 1983, que se caracterizaba por su capacidad sobrenatural para cambiar de apariencia adaptándose al medio en el que se desenvolvía, como un auténtico camaleón. En esta obra del genial Woody Allen, Zelig era capaz de mimetizarse hasta tal punto con su entorno que le crecían barbas y tirabuzones al estar cerca de judíos, su piel se oscurecía al estar con negros o tomaba la apariencia de un nazi si se encontraba entre ellos.
Según su psicoanalista en el film, intepretada por la actriz Mia Farrow, en el caso de este personaje de ficción ese comportamiento era resultado de «un extremo caso de inseguridad». Y aunque nosotros no tenemos intención de psicoanalizar a Pablo Iglesias, lo cierto es que el cofundador de Podemos ha dado hasta la fecha incontables muestras de ser capaz de decir cualquier cosa y su contraria, defender cualquier posicionamiento político y su contrario, o renunciar a cualquier valor o ideología que dijese defender, en función de un oportunismo político de corto recorrido que también podría definirse con una célebre frase de Groucho Marx:
«Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros».
Desde su aparición estelar favorecida por Atresmedia en La Sexta hasta ahora Iglesias ha sido prácticamente de todo:
Desde iconoclasta recusador del Régimen del 78 y la monarquía borbónica hasta pragmático defensor de las instituciones de este mismo Régimen y la Unión Europea; desde azote de «la casta» hasta vicepresidente del Gobierno capaz de aplaudir los acuerdos alcanzados por su socio Pedro Sánchez en la UE neoliberal como los más «progresistas» de la historia reciente; desde crítico del capitalismo hasta defensor de la «inevitable» necesidad de moverse dentro de los límites de la «economía de mercado». Y la enorme lista podría continuar…
Pero como la memoria es posiblemente una de las cualidades humanas más débil y escasa, tras toda esa larga trayectoria de integración en la institucionalidad y el sistema que un día afirmó querer combatir, Iglesias aún ha sido capaz de recuperar verbalmente su presunta «radicalidad», tras su salida del Gobierno, en su podcast La Base.
PABLO IGLESIAS SE CONFIESA: «ME ARREPIENTO DE HABERLE DADO A YOLANDA TANTO PODER»
Desde su nueva atalaya mediática de Canal Red, Iglesias pretende ahora vender a los seguidores que aún mantiene que él mismo y lo poco que queda de Podemos representarían a la «auténtica izquierda», frente otra «izquierda vendida al poder» que estaría representada por Yolanda Díaz y su nueva marca Sumar.
El más somero análisis de los programas y la práctica de ambas formaciones, obviamente, basta para desmontar de inmediato tal pretensión. La realidad es que lo único que ha estado siempre en cuestión, entre unos y otras, ha sido un «juego de tronos» por alcanzar cargos y cuotas de poder, en el que el «pecado» de Díaz, para Pablo Iglesias, ha sido simplemente su decisión de excluir a Podemos de la nueva ecuación gubernamental.
Así lo venía a reconocer el fundador del partido morado en una entrevista concedida el pasado lunes al medio Diari de Barcelona, en la que se atrevía a dar un paso más en su particular guerra contra la vicepresidenta del Gobierno y sus antiguos correligionarios hoy integrados en Sumar.
En esta entrevista, Iglesias reconoció que, en efecto, «se arrepiente de haber dado tanto poder» a Yolanda Díaz, «sin haber dejado bien atado» que luego ésta realizara «un proceso democrático».
Cualquiera medianamente crítico se podría preguntar por qué un traspaso de poder realizado mediante el dedazo más dictatorial debería haber dado paso a otra forma más participativa de ejercer el liderazgo que la que el propio Pablo Iglesias practicó hasta dar el relevo a su elegida Yolanda Díaz. Aunque seguramente sería demasiado pedir que Iglesias se parase a reflexionar sobre las implicaciones de que él mismo, y sin ningún tipo de consulta al resto de su organización o sus «inscritos» de Internet, se considerase con el derecho de regalarle a Yolanda Díaz «tanto poder».
En lugar de realizar esta sana autocrítica, Iglesias no perdió la oportunidad para acusar a Yolanda Díaz de «haber trabajado básicamente para destruir a Podemos aliándose con mafiosos«. Lo cual, y aún sin saber a qué mafiosos se referirá el ideológo de Podemos, podría ser tan cierto como el «trabajo» que Iglesias realizó en su día para destruir a todos aquellos de sus ex compañeros que podían hacerle algún tipo de sombra o discreparon de los dictados que imponía desde su iderazgo vertical.
CUANDO PABLO IGLESIAS RECONOCÍA ABIERTAMENTE QUE PODEMOS ERA SOCIALDEMÓCRATA
Como de lo que se trata, para Iglesias, es de ganar lo que él llama insistentemente «la batalla por el relato», el fundador de Podemos quiso también reforzar ante sus entrevistadores la idea de que su partido se diferenciaría sustancialmente de Sumar «en su relación con el Poder».
En un mensaje que forma parte de ese «relato» reiterado desde La Base para sus desmemoriados seguidores, Iglesias pretendió vender a su casi extinta formación política, una vez más, como un partido «rupturista» presuntamente situado fuera de las coordenadas capitalistas, en contraposición con Sumar.
«La apuesta por lo verde o lo laborista de Sumar es un intento de disputar la hegemonía con las coordenadas ideológicas del mundo socialdemócrata y Podemos intentó otra cosa distinta»- afirmó Iglesias, con la misma naturalidad con la que el Zelig de Woody Allen era capaz de mimetizarse con un judío ortodoxo unos minutos después de haber hecho lo propio con un jerarca nazi.
Dado que las hemerotecas continúan siendo el principal antídoto contra la desmemoria, preferimos que sea nuestro particular Zelig madrileño quien se encargue de desmentir al Pablo Iglesias más «radical». Dejamos a nuestros lectores con un breve fragmento de vídeo en el que él mismo se refería a “ese nuevo espacio socialdemócrata que se abre y que nosotros (Podemos) queremos ocupar”.
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