La estanflación sería pues una de las más peligrosas combinaciones para la economía ya que ambos elementos distorsionan el mercado y la terapia de choque para combatir el estancamiento económico tiene como efecto secundario el incremento de la inflación.
El previsible ataque de Israel a infraestructuras energéticas de Irán podría reeditar la Crisis del Petroleo de 1973, con una escalada estratosférica del crudo hasta los 150 $, un brutal aumento de las tasas de inflación, el consecuente incremento del precio del dinero por parte de los Bancos Centrales, la subsiguiente asfixia económica de incontables países y finalmente, la entrada en escenarios de estanflación, caracterizado por un estancamiento económico y una alta inflación.
Por estanflación se entiende la suma de una inflación desbocada y un escenario de recesión económica (una economía entra en recesión técnica después de dos trimestres de caídas consecutivas del PIB nacional según el FMI) y es un término acuñado en 1965 por el entonces ministro de Finanzas británico, Ian McLeod, que utilizó la palabra “stagflation” en un discurso ante el parlamento Británico.
Históricamente, la estanflación ha estado ligada al precio de las materias primas, de lo que sería paradigma la Crisis del Petróleo de 1973 (Primera Crisis del Petróleo). Dicha Crisis fue provocada por la estrategia de castigo de la OPEP a las economías occidentales por apoyar a Israel en la Guerra de Yom Kippur y cuadruplicó los precios del crudo, lo que provocó un fuerte efecto inflacionista de bienes y servicios.
Paralelamente, se produjo un súbito aumento de los costes de producción de las empresas que ante la imposibilidad de revertir dichos costes en el precio final de sus productos, optaron por redimensionar sus plantillas, provocando un aumento desbocado de las tasas de desempleo y la consecuente constricción del consumo interno, entrando así en una espiral negativa que derivó finalmente en una drástica reducción de la actividad económica de los países afectados.
La estanflación sería pues una de las más peligrosas combinaciones para la economía ya que ambos elementos distorsionan el mercado y la terapia de choque para combatir el estancamiento económico tiene como efecto secundario el incremento de la inflación. Así, para incentivar el consumo y salir de la recesión se requieren terapias basadas en la expansión fiscal y monetaria, medidas que, a su vez, generan más inflación, lo que al final deviene en un círculo explosivo para la economía de final incierto (Estancamiento Secular) que supondrá el finiquito de la globalización económica y el retorno a los compartimentos económicos estancos.
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