

Manuel Valls pisó Kanaky entre abucheos. 500 leales enojados lo recibieron con silbatos y pancartas, denunciando una marcha forzada hacia la independencia. Lejos del prometido “apaciguamiento”, la brecha colonial sigue siendo enorme.
Por mandato de François Bayrou, el ministro de Ultramar afirma querer reanudar el diálogo, pero sus declaraciones sobre el acuerdo de Numea han echado más leña al fuego. Por un lado, el FLNKS considera que su medida supone un paso adelante; Por otro lado, el movimiento antiindependentista clama contra la negación de referendos pasados.
En un contexto de crisis económica y social, con un sector del níquel en crisis y un paro en aumento, la visita de Valls parece más un ejercicio de comunicación que un auténtico intento de resolución. La ira hierve y el Estado francés todavía lucha por comprender que el tiempo de las colonias ha terminado y que su sistema debe desaparecer. Los Kanaky están dentro de los Kanak, independientemente de que quieran seguir siendo franceses o no.