“Nosotros queremos la tierra, este pedacito de tierra, nosotros no…

Fuente: https://periodicogatonegro.wordpress.com/2020/10/05/nosotros-queremos-la-tierra-este-pedacito-de-tierra-nosotros-no-queremos-plata-otro-pequeno-respiro-en-guernica/           octubre 5, 2020

“Nosotros queremos la tierra, este pedacito de tierra, nosotros no queremos plata”: otro pequeño respiro en Guernica

Son las 10:00 de la mañana del jueves 1ro de Octubre, algunas horas después de una noche en la que se respiraba un aire de alivio que distendía cuerpos, cortaba incertidumbres, generaba abrazos. Lxs vecinxs lograron un pequeño respiro, enmarcado en acciones y organización y frenaron el desalojo previsto para el día de hoy. El cielo está lleno de nubes mientras Carlos, subido al techo de su casita armada de chapas usadas y maderas emparchadas, arregla los agujeros para que no filtre el agua de la lluvia que el fin de semana pasado hizo sentir más la desigualdad en el mundo.

Giorgi sale corriendo desde adentro de la casa, donde también está su mamá Nidia, embarazada de 7 meses. Aunque la historia se repita, la angustia no deja de brotar. Carlos es otro laburante que ha padecido las desigualdades de estos tiempos. Vendía comida y con el decreto de aislamiento social, preventivo y obligatorio se quedó sin trabajo en la feria de Claypole. Debía dos meses de alquiler y tuvo que irse de la casita: “Antes de la pandemia laburaba todos los días, hacía pan casero, empanadas, chipa. Me levantaba a las 04:30 de la mañana. Hasta permiso teníamos. Después vino la pandemia y los inspectores nos dijeron que no podíamos seguir más. Nos dejaron sin laburo. Se nos complicó con el alquiler, el dueño nos dijo: `lo siento mucho, Carlos, sé que tenés tu hijo, tu señora, pero no te puedo bancar el alquiler´”.

Carlos consiguió lugar en la toma de Guernica y desde ese momento resiste. Su voz es suave y su relato clarísimo: “Les dijimos que no queremos los 45 mil pesos que nos quieren dar. Desarrollo Social te dice que te acerques, que te van a dar una solución, que firmes y salgas del predio, y si te encuentran te van a llevar preso. Pero qué solución, de qué me sirve. Pago un alquiler y qué le doy de comer a mis hijos, a mi señora”. A medida que habla oscila entre la convicción de poder tener su lugar y la tristeza indescriptible de pensar en quedarse en la calle: “Yo entré porque no tenía otra opción, no quería vivir debajo de un puente con mis hijos. No queremos nada gratis, que nos den a pagar, y si no es mucho, lo pagamos. Esta casita la hice solo, me las ingenié, no es muy linda pero es lo que pude hacer”.

Los de traje y corbata que ocupan puestos de poder y negocian con la vida saben cómo manejar miedos y ansiedades. A eso se dedican. No les tiembla el pulso en accionar y firmar órdenes que vayan en contra de las reales necesidades de las familias organizadas. Por eso intentan dividir la recuperación, ofreciendo parches y migajas, desoyendo el reclamo por el acceso a una vivienda digna. Frente a la nueva fecha del desalojo, en principio fijado para el día 15 de octubre o supletoriamente cualquiera de los días siguientes hasta el 30, (generando —de esta manera— un desgaste psicológico y físico a las familias, y a las individualidades y organizaciones que acompañan la recuperación), Carlos nos dice: “Ahora la preocupación es que si nos vienen a sacar de acá nos quedamos en la calle. Pido y pido a dios que no. Que tenga compasión el gobierno, que nos den el terreno. Nosotros no le pedimos nada más que el terrenito para vivir dignamente con mi hijo y con mi señora, porque ella está embarazada de siete meses, y mi hijo tiene un año y cinco meses. Estamos preocupados, tengo miedo de dejarla sola por la represión, por si vienen y nos tiran la casita, qué va a hacer ella con la panza. Gracias a dios hay mucha gente que nos ayuda, que nos apoya”.

Cae el sol en la recuperación y en su jardincito Carlos toma el mate del Cerro Porteño lleno de azúcar y hierbas que curan, hierbas tan nobles como las familias que ocuparon su lugar en el mundo. Miramos al cielo y una bandada enorme sobrevuela la recuperación. Carlos nos dice que son de buen augurio y nos vuelve a expresar, en este suelo, lo feliz que sería en esta tierra: “Nosotros queremos la tierra, este pedacito de tierra, nosotros no queremos plata”.

Si esta lucha se gana, con sus manos va a levantar la casita para sus hijxs y compañera. Ya lo planificó: la casa al fondo, el limonero y las hierbas medicinales para ponerle a los mates que va a tomar debajo de la sombra de los árboles.

Cobertura Colectiva: Periódico Gatx Negrx, Matanza Viva, ANCAP, La Chispa Prensa, Aislamiento Represivo, La Obrera Colectivo Fotográfico.


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