Fuente: https://periodicogatonegro.wordpress.com/2023/03/06/nosotras-sabemos-bien-como-caminamos-y-hacia-donde-vamos/ 06.03.23
Furilofche – Bariloche, lunes 27 de febrero a las 10:00 de la mañana. Llegan cuatro camionetas negras de la PSA y se estacionan frente al portón de la Ruca donde están detenidas en prisión domiciliaria las cuatro mujeres mapuche que fueron violentamente reprimidas y capturadas el 4 de octubre en la comunidad Lafken Winkul Mapu. De una camioneta baja el juez federal Hugo Greca junto a su asistente, ambos vestidos con sus entallados trajes y zapatos bien lustrados. Los acompañan sus custodios que optan por quedarse de pie junto a la camioneta mirando para todos lados y en guardia, como en esas películas de mafiosos que esperan una balacera. El juez y todos sus artilugios de la ley ingresan a la ruca sin pedir permiso ni mediar palabra.
“La excarcelación se pidió muchas veces. Esto es racismo porque somos mapuche”, evidencian las presas políticas mapuche. Del otro lado –lado racista y burocrático– el juez sostiene que “la decisión de mantener esta situación está tomada porque no se presentaron a juicio”. Las mujeres sostienen que a pesar de que su defensa ha presentado todas las notas pertinentes en tiempo y forma al juez Hugo Greca para la postergación del juicio, tanto él como la fiscal María Cándida Estchepare han negado ese pedido y han sometido a pu lamien a comparecer de forma obligatoria en las audiencias y sin la presencia de su defensa oficial, dejándolas en total vulnerabilidad ante el poder judicial que sigue manteniendo su privación de libertad solo por ser mapuche. Según el juez Hugo Greca, el pedido de excarcelación no fue presentado en la causa 26511 y por eso siguen detenidas. Dilataciones, notificaciones, juicios y leyes que se traducen en violencia.
El juez sentencia que “el respeto de la ley es el respeto de la ley”, tautología estatal que viene chorreando burocracia, despojo y genocidio desde hace siglos. “Ustedes fueron citadas a juicio y tienen que ir a juicio. Ustedes están detenidas domiciliariamente y no pueden salir de acá. Vine a ver en qué condiciones estaban. La forma de rever mi decisión es con los recursos judiciales que pueden hacer sus abogados y no en este momento. Lo que ustedes tiene que transmitir lo tienen que hacer en el expediente”.
Frente a esto, varias de las presas mapuche sostienen: “La excusa para que sigamos acá era que entorpecíamos la investigación pero ya se cerró. Y no vamos a entorpecer nada porque estamos acá encerradas desde el 4 de octubre. Si usted vino acá hoy, ¿vino con la intención de resolver algo? Acá hay infancias. No somos ni asesinas, ni usurpadoras, ni nada. Acá el usurpador siempre ha sido el Estado y siempre ha ejercido la misma violencia y la misma metodología hacia nosotras. Los asesinos del weichafe Rafael Nahuel caminan libres y a ellos no los van a buscar. Es muy violento lo que hacen, llegan con la policía y para nosotras eso es muy violento. ¿Usted se imagina lo que es para una niñez estar todo el tiempo así? Nuestros hijos están presos, no solo nosotras. Y por ellos estamos resistiendo esta prisión. Ellos son nuestro futuro”.
Otra mapuche afirma: “Nosotras hemos presentado más de diez informes para que la sociedad no mapuche llegue a entendernos. Hay una comitiva que está en diálogo con ustedes. Nosotros teníamos una vida en el campo, no teníamos conocimiento de lo legal. Nosotros somos un pueblo distinto al de ustedes. No nos podemos entender, y esta prisión forma parte de eso. Pero tenemos predisposición de explicar por qué estamos reclamando el territorio, queremos que haya entendimiento. Nosotras estamos presas por mapuche, eso tienen que entender”.
Una pregunta surge: “¿Usted va a seguir violando todos los derechos que tenemos como pueblo preexiste que somos? Necesitamos la libertad”, afirma otra de las mujeres. Dos causas lleva adelante el Estado contra esta comunidad mapuche: 26511 y 16149. “Los trámites judiciales son lentos, son complicados”, concluye el juez. Como si fuera –o es– un diálogo entre posiciones de mundo incompatibles, posiciones que ven lo vivo como mercancía o lo vivo como lo que va más allá de leyes, burocracias, Estados e inversiones: aquello que merece ser cuidado. En este sentido, las presas políticas manifiestan: “Pero nosotras no tenemos los mismos tiempos que ustedes. Acá nuestra machi y la espiritualidad pesan más que sus tiempos. En toda esta dilatación queda en evidencia la violencia que están haciendo psicológica y espiritualmente hacia nuestros niños. Y la sangre derramada que corre por ahí de Rafael Nahuel no se olvida nunca. Esa fuerza nosotros la llevamos. Por más leyes y burocracia que tengan, ustedes no nos van a callar. Nosotras sabemos bien cómo caminamos y hacia dónde vamos”.
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