Nueva York. Estados Unidos se opuso ayer a la adopción de una declaración del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, solicitada por Rusia, en respaldo al acuerdo ruso-turco para estabilizar la provincia siria de Idlib, donde se han librado batallas entre fuerzas de Turquía y Siria.

Es prematuro, estimó Washington, cuando el embajador ruso, Vassily Nebenzia, pidió a sus 14 socios en el consejo adoptar una declaración común, informaron dos diplomáticos al término de la reunión a puertas cerradas.

Queríamos una declaración, pero debido a la posición de una delegación, esto no fue posible, sostuvo Nebenzia en conferencia de prensa tras la reunión. Aseguró que varios países han recibido positivamente el acuerdo y que el alto al fuego en general se respeta, sólo se registran enfrentamientos esporádicos, pero pensamos detenerlos en breve.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su par de Turqía, Recep Tayyip Erdogan, acordaron el jueves en Moscú un alto el fuego para Idlib, que rige desde el primer minuto de ayer, después de tres meses de ataques y represalias entre fuerzas de Ankara y Damasco, que han dejado más de 500 civiles muertos y un millón de desplazados.

En la provincia, último bastión yihadista y rebelde en el noroeste de Siria, reinó una relativa calma sin aviones rusos o sirios surcando el espacio aéreo. Los intermitentes tiroteos en las tres primeras horas dejaron seis soldados sirios y unos nueve miembros del yihadistas Partido Islámico del Turkestán muertos, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

El Ministerio de Defensa de Turquía aseguró que sus drones neutralizaron a 21 militares sirios antes del comienzo del alto al fuego.

Putin y Erdogan también pactaron el patrullaje conjunto de la importante autopista M4, que une a las ciudades de Saraqib y Latakia y está controlada por grupos terroristas. El presidente sirio, Bashar al Assad, expresó su satisfacción por la tregua pactada en una conversación telefónica con Putin.

En este contexto, las autoridades griegas emplearon gas lacrimógeno y cañones de agua para repeler a los miles migrantes congregados en los límites entre Turquía y Grecia que trataron de cruzar hacia Europa.

Desde hace más de una semana, miles de refugiados y migrantes intentan pasar a Grecia luego de que Erdogan anunció la apertura de sus fronteras con Europa.

Turquía dijo que desplegó más de mil efectivos de las fuerzas especiales de la policía en la frontera para impedir que las autoridades griegas devuelvan a los migrantes que intentan llegar allí.