A tono con su política de promover la paz y la distensión, el Gobierno de Nicaragua respaldó este jueves la propuesta formulada por China y consensuada con Brasil para brindar una solución política al conflicto entre Rusia y Ucrania.

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A través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, el Gobierno de Daniel Ortega apoyó el llamado formulado desde Beijing y Brasilia a ver en la negociación la única solución al conflicto, y trabajar para reanudar conversaciones directas, concretar un alto al fuego y celebrar una Conferencia Internacional de Paz que sea reconocida por Moscú y Kiev, les permita participar en calidad de iguales y debatir los planes de paz en un clima de justeza.

En esa línea, Managua se adhirió a la propuesta de que las partes no propicien una escalada, eviten que se amplíe el escenario de batalla y los combates y no caigan en provocaciones.

De acuerdo con la declaración, el Gobierno respaldó la propuesta de incrementar la asistencia humanitaria, proteger a la población -en particular a niños, mujeres y ancianios-, no atacar instalaciones civiles y apoyar el intercambio de prisioneros.

Otros dos puntos claves de la hoja de ruta consensuada entre Beijing y Brasilia, y que Managua apoya, son evitar el uso de armas de destrucción masiva y utilizar todos los medios al alcance de las partes para prevenir una crisis nuclear.

La propuesta apuntó a la gravedad de atacar centrales nucleares u otras instalaciones atómicas con fines pacíficos. Con frecuencia, Rusia denuncias ataques de las FF.AA. ucranianas a Zaporozhie, la mayor central nuclear de Europa, resguardada por Moscú en el contexto de la operación militar especial que desplegó en febrero de 2022 para proteger a la población rusa del Donbás de un genocidio por parte de nacionalistas ucranianos.

Además de hacer un llamado a fortalecer la cooperación entre todas las naciones en ámbitos críticos como energía, comercio, producción alimentaria y seguridad de infraestructuras críticas, Managua se opuso al intento de dividir al mundo en bloques políticos o económicos aislados.

Ello adquiere una importancia crucial ante el empeño de los EE.UU., Occidente colectivo y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de continuar alimentando el intervencionismo, los conflictos armados y la hostilidad contra Estados soberanos.