El ministerio de Salud sirio confirmó este lunes que son al menos 100 los migrantes que se ahogaron cuando un bote que abordaron en el Líbano se hundió frente a la costa siria, en lo que consideran el peor naufragio de este tipo en los últimos años.

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Líbano, que desde 2019 está sumido en una crisis financiera calificada por el Banco Mundial “como una de las peores de los tiempos modernos”, se ha convertido en un trampolín para la inmigración irregular rumbo a Europa, que no deja de cerrar las puertas.

Unas 150 personas, en su mayoría libaneses y sirios, iban a bordo del pequeño bote que se hundió el jueves pasado en el mar Mediterráneo frente a la ciudad siria de Tartus.

Tartus es el más meridional de los principales puertos de Siria, ubicado a unos 50 kilómetros al norte de la ciudad portuaria de Trípoli, en el norte del Líbano, donde abordan los pasajeros.

De acuerdo al Ministerio de Transporte sirio, Suleiman Khalil, su cartera está “lidiando con una de las operaciones de rescate más grandes que jamás hayamos emprendido».

Trípoli se ha convertido en un centro para la inmigración irregular, y la mayoría de los barcos de inmigrantes salen de sus costas.

El año pasado, Líbano fue testigo de un aumento en el número de migrantes que utilizaban sus costas para intentar el cruce en botes llenos de gente para llegar a Europa.

En abril pasado, el hundimiento de un barco de inmigrantes abarrotado acechado por la armada libanesa frente a la costa norte de Trípoli mató a decenas de personas.

Europa, sin embargo, mantiene una política de expulsión y devolución de migrantes