Aunque los datos oficiales aún son algo imprecisos, se estima que se realizan 12.000 trasplantes ilegales al año, aproximadamente el 10% del número total de trasplantes que se realizan cada año. El comercio de órganos es inmensamente rentable, ya que genera entre 840 y 1.700 millones de dólares en ingresos para un número relativamente pequeño de traficantes, según estimaciones compiladas en 2017.
El tráfico de órganos sobrevive, en parte, porque la demanda de los consumidores ricos en el Occidente capitalista avanzado es tan alta que la oferta legal de órganos –principalmente riñones (alrededor del 80%), pero también pulmones, hígados y córneas– apenas se mantiene al ritmo. Muchas personas esperan al menos dos años para calificar para recibir un trasplante de órgano legalmente y miles mueren cada año –alrededor de 25 por día, según la Organización Mundial de la Salud– porque no hay un órgano disponible a tiempo para salvarlas.