Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Morena-realidad-y-campana-mediatica-20200228-0001.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_content=33 Miguel Angel Ferrer 28 febrero 2020
Como en tantos otros asuntos, una cosa es la realidad que se vive en Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) y otra muy distinta la imagen que presentan los adversarios y críticos de López Obrador. Para éstos, Morena se encuentra en una crisis terminal, casi al borde de la desaparición. Es más o menos la imagen que esos mismos conservadores dan del gobierno de Andrés Manuel.
Pero la realidad no empata con esos deseos disfrazados de información objetiva y análisis político sesudo. En el caso de Morena, las agitadas y hasta turbulentas aguas puramente mediáticas no se corresponden con los hechos. Los críticos y adversarios de López Obrador califican como catástrofe inminente la expresión pública y abierta de las naturales luchas por el dominio del partido entre los diversos grupos y corrientes que lo conforman.
¿Hay en esto alguna novedad histórica o política? ¿No es la historia de todos los partidos políticos y, en general, de todas las agrupaciones sociales? ¿No se ve esto mismo en el Vaticano, el Kremlin o Washington? ¿Y no es cierto que la correlación de fuerzas internas define el futuro y destino de esas agrupaciones?
Elemento importante y a veces definitivo de esa correlación de fuerzas es la presencia o ausencia de una figura influyente, de un líder carismático. Cuando éste existe es capaz de inclinar la balanza en un sentido o en otro. ¿Es esto raro o novedoso? Y en el caso concreto de Morena esa figura central se llama López Obrador quien, curiosamente, además de haber sido fundador y presidente del partido es un personaje con enorme e innegable autoridad moral y política dentro y fuera de la organización.
Y, desde luego, quien es capaz de influir en la elección o designación de los dirigentes del partido, consecuentemente lo será en el rumbo que tome la agrupación. Por tales motivos no debe mirarse con alarma la situación actual de Morena. El partido cuenta con un activo inconmensurable llamado López Obrador.
Salvo en los grupos conservadores ¿habrá alguien que sensatamente ponga en duda la capacidad de Andrés Manuel para recomponer bien y pronto el actual estado de cosas en Morena?
Es más: con la llegada a la presidencia interina del partido de una figura prestigiada como lo es Alfonso Ramírez Cuéllar ya ha comenzado la recomposición. De modo que quienes veían una crisis terminal de Morena sólo veían una nueva y fracasada campaña mediática.
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