El Sudamericano
Cemees
Septiembre 2024
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Para introducirnos al tema, consideremos los resultados electorales de 2018 y 2024. En 2018, 25.1 millones votaron por Morena, mientras que en 2024 fueron 27.3. ¿Cuál es la situación de los otros partidos? Los partidos que se aliaron con Morena ganaron votos: el PT, de 3.3 millones pasó a 3.8 y el PVEM de 1 millón a 4.6. Los partidos opositores a Morena perdieron votos: el PAN pasó de 9.9 millones a 9.6, el PRI de 7.6 millones a 5.7 y el PRD de 1.6 millones a 1.1, con lo cual perdió su registro como partido nacional. El único partido que ganó votos sin estar aliado con Morena fue MC, que pasó de 1 millón a 6.2.
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Tabla 1. Resultados electorales de 2018 para la Presidencia de la República Mexicana
Fuente: https://centralelectoral.ine.mx/2018/07/06/da-conocer-ine-resultados-del-computo-de-la-eleccion-presidencial-2018/
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Tabla 2. Resultados electorales de 2024 para la Presidencia de la República
Fuente: https://computos2024.ine.mx/presidencia/nacional/candidatura
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Hay dos asuntos que destacar. Primero, que, en contra de la tradición histórica, Morena no perdió votos, sino que ganó. Segundo, que en la oposición la pérdida de votos no fue la misma para todos, sino que el PAN y PRD se mantuvieron casi igual (perdieron 300 mil y 500 mil, respectivamente), mientras que el PRI perdió 2 millones. El golpe más duro fue para el PRI. Esos votos se fueron a los partidos de la alianza oficialista y a MC. El más beneficiado fue MC, que ganó 5.2 millones de votos; luego el PVEM, con 3.6 millones; después Morena, con 2.2 millones; y finalmente el PT, con 500 mil. El voto por MC en 2024 puede ser interpretado como un conjunto de votantes que no apoya ni a la oposición ni al oficialismo y opta por votar una tercera opción, aunque ésta no tenga rasgos ideológicos y políticos bien definidos.
Con estos resultados, puede decirse que el gobierno de AMLO pasó el examen popular. El grueso de la gente que votó por él en 2018 lo sigue apoyando, y 5.8 millones que no votaron por él antes, ahora lo hicieron por su candidata. Los mecanismos coercitivos de la jornada electoral pueden modificar ligeramente los resultados, pero no son suficientes para explicar la esencia del fenómeno. ¿Por qué la gente sigue apoyando abrumadoramente a Morena? Tres razones. Primero, porque AMLO inició una dinámica mediática que le garantizó ocupar un lugar protagónico durante todo su gobierno. Con sus conferencias diarias, él fijaba el tema que iba a ocupar la agenda de los medios, daba su propia versión de los hechos (“yo tengo otros datos”) y controlaba el centro de atención de la prensa. Una especie de Youtuber, influencer o talkshow con la necesidad de crear contenido todos los días, no importando si eso fuera mentira (la mayoría de sus afirmaciones lo era, según el seguimiento que hizo la prensa crítica), si fuera un despropósito total (como eso de que ahora estamos mejor que Dinamarca), o si fueran asuntos banales (como poner canciones de Chico Che). El objetivo era tener asegurado un lugar privilegiado en la agenda de medios para defender siempre a su gobierno y para disparar desde ahí contra quien lo criticara, fueran estos partidos políticos, periodistas, organizaciones sociales, académicos, etc., usando el estrado presidencial como trinchera. Esta estrategia comunicacional le dio excelentes resultados, pues al final instaló una sólida hegemonía mediática que no pudieron romper Latinus, Reforma, El Universal, Tv Azteca, Proceso, Atypical Tv, ni cualquier otra empresa de medios que criticara, por la izquierda o la derecha, al gobierno. La polarización observada en los medios de comunicación tradicionales marcó también el ámbito de las redes sociales. Si bien muchas cuentas y usuarios mostraron su rechazo a aspectos puntuales o a la generalidad del gobierno de AMLO, lo cierto es que las cuentas oficialistas nunca se vieron derrotadas en este terreno, logrando impulsar su propia agenda de temas y colocando sólidamente el punto de vista oficial.
Pero no todo puede ser discurso. También hay una base real, sin la cual los discursos son insostenibles, por más elocuentes o emotivos que sean. Esta es la segunda razón. ¿Dónde está la base material del éxito de AMLO? El crecimiento de la economía entre 2018 y 2023 fue el más bajo que se haya registrado desde la época de Miguel de la Madrid. En los primeros cinco años de Fox, el PIB creció 1.2%, en los de Calderón 1%, en los de Peña Nieto 1.9% y en los de AMLO 0.8% (https://www.elfinanciero.com.mx/economia/2024/02/22/en-5-anos-economia-de-mexico-crecio-solo-08-con-amlo-pero-subio-19-con-pena-nieto/). ¿Por qué es importante eso? Porque entre más crezca la economía del país más empleos se generan y más aumenta la riqueza nacional. En este sentido, el dato más contundente es que el PIB per cápita de 2023 fue 1.5% más bajo que el PIB per cápita de 2018. O sea, que después de cinco años de gobierno morenista había menos riqueza por habitante que en 2018, último año priista. En este terreno, AMLO tiene peores resultados que sus antecesores. Esta no puede ser la base material de su éxito electoral.
En el terreno social, de acuerdo con Coneval, entre 2018 y 2022, el rezago educativo y la carencia por acceso a servicios de salud crecieron, de 19.0% a 19.4% y de 16.2% a 39.1%, respectivamente. La carencia por acceso a seguridad social bajó, de 53.5% a 50.2%; la carencia por calidad y espacios de la vivienda bajó, de 11.0% a 9.1%; la carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda bajó, de 19.6% a 17.8%; y la carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad bajó, de 22.2% a 18.2%. Es decir, dos indicadores empeoraron: educación ligeramente y salud de forma muy grave, y cuatro indicadores tuvieron una leve mejoría. En este sentido el dato más contundente es que entre 2018 y 2022, 30 millones de personas perdieron el acceso a la salud que antes tenían. Vistos globalmente, estos resultados son más negativos que positivos para la evaluación del gobierno de AMLO, pues la pronunciada caída en el derecho a la salud opaca los tibios avances en los demás derechos.
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Figura 1. Medición de la pobreza en México, 2022
Fuente: https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx
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En el terreno social, lo que más han festejado los partidarios de Morena es la reducción de la pobreza. Según Coneval, el porcentaje de población viviendo en pobreza pasó de 41.9% en 2018 a 36.3% en 2022, es decir, de 51.9 a 46.8 millones de personas, una diferencia de cinco millones. Vale la pena señalar que estos resultados han sido fuertemente cuestionados por reconocidos expertos en la materia, para quienes la reducción de la pobreza que reporta Coneval es inexplicable[1]. Si esto es verdad y la pobreza no se redujo, sino que sólo se maquilló estadísticamente, entonces sería necesario explicar por qué AMLO mantuvo el apoyo de tanta gente durante su sexenio a pesar de que sus resultados sobre combate a la pobreza no fueron mejores que los de Peña Nieto. Esto es una posibilidad real, pero que sólo podrá considerarse con mayor seriedad cuando tengamos los siguientes resultados en la medición de la pobreza (aunque este año AMLO ya desapareció a Coneval, institución que hasta ahora se encargaba de ello). Por el momento lo dejaremos de lado.
Si tomamos como válidas las cifras de Coneval sobre disminución de pobreza, si consideramos que reflejan la realidad del país, entonces hay que explicar por qué la pobreza se redujo. De los diferentes indicadores que componen la pobreza multidimensional, el único que creció de forma significativa fue el ingreso. El aumento del ingreso sería la causa de que la pobreza haya caído. En 2018 el 49.9% de los mexicanos tenían un ingreso inferior a la línea de pobreza, mientras en 2022 la cifra bajó a 43.5%, o sea, pasó de 61.8 a 56.1 millones. ¿Cuál es la razón de que hayan aumentado los ingresos de cinco millones de personas, que en 2018 estaban por debajo de la línea de pobreza y en 2022 ya no? No fueron los programas de transferencias monetarias, sino los aumentos en el salario mínimo. Esto es ya una verdad indiscutible y varias veces demostrada entre los estudiosos del tema (https://elpais.com/mexico/2024-04-21/que-ha-pasado-realmente-con-la-pobreza-bajo-el-mandato-de-lopez-obrador.html). Podría decirse que en el ámbito social lo único positivo que hizo AMLO fue elevar el salario mínimo de los trabajadores. Esta sería la única base material del ámbito social para apoyar al gobierno de AMLO.
Si comparamos el desempeño del gobierno de AMLO, en términos de pobreza por ingresos, con los de los presidentes anteriores, podemos ver que no es excepcional. En el caso de Zedillo, la crisis de 1994 disparó la pobreza por ingresos hasta abarcar al 70% de la población; para cuando terminó su gobierno, en 2000, era aproximadamente del 54%, es decir, una caída aproximada de 16%. Eso no evitó que ese año la gente votara por el PAN. En el caso de Fox, cuando terminó su gobierno, la pobreza por ingresos había pasado de 54% a aproximadamente 42%, es decir, una caída de 12%. Con Calderón la pobreza por ingresos llegó hasta 52%, una subida aproximada de 10%. Con Peña Nieto la pobreza por ingresos bajó hasta 49%, una caída de 3%. Eso no impidió que la gente votara por Morena.
En resumen, los gobiernos de Zedillo y Fox bajaron la pobreza por ingresos incluso más de lo que la bajó AMLO entre 2018 y 2022 (5%), pero su aceptación se desgastó notablemente durante sus sexenios y en el caso de Zedillo implicó un cambio de partido. El gobierno de Peña Nieto también bajó la pobreza por ingresos, aunque menos que el de AMLO, y a pesar de ello su imagen se desgastó muy rápidamente. El único gobierno en el que aumentó la pobreza por ingresos fue el de Calderón, que se desgastó e implicó un cambio de partido, aunque el principal factor explicativo de esto no necesariamente fue el aspecto social, sino que pudo haber sido la política de seguridad y sus desastrosos resultados. Con esta información puede decirse que el aumento de los ingresos tampoco es suficiente para explicar el apoyo a un gobierno o un partido.
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Gráfica 1. Evolución de la población en pobreza en materia de ingresos (%, 1992-2018)
Fuente: https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/Evolucion-de-las-dimensiones-de-pobreza-.aspx
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En el terreno de la seguridad, otro gran flagelo de los mexicanos, los resultados de AMLO no han sido mejores que los de sus antecesores. Según registra INEGI, este gobierno es el que ha tenido más número de homicidios desde la época de Zedillo (https://cnnespanol.cnn.com/2024/01/24/gobierno-lopez-obrador-amlo-mayor-numero-homicidios-registro-datos-inegi-orix). A eso se le debe sumar la falta de control del Estado mexicano en estados como Guerrero, Chiapas, Sinaloa, Michoacán, entre otros. Una parte importante del país no está gobernada por el Estado mexicano, sino por grupos del crimen organizado, que imponen sus propias reglas, cobros de impuestos, permisos de movilidad, etc. A juzgar por estos resultados, es claro que la estrategia de seguridad de este gobierno fracasó. No supo cómo abordar el problema y al final lo único que hizo fue dar al ejército tareas de seguridad civil, algo que el propio AMLO había criticado en presidentes como Felipe Calderón, exigiendo que se regresara a los militares a los cuarteles. Hoy su posición es diametralmente opuesta.
Fuera del aumento salarial, los únicos otros dos aspectos que podrían aplaudirse en materia social o laboral del gobierno de AMLO, son la eliminación del outsourcing y la reforma para democratizar los sindicatos, aunque en este último terreno en realidad no ha habido avances, pues hasta 2023 sólo 12.7% de los trabajadores se había afiliado a un sindicato (https://informadorobrero.com/libertad-sindical-un-derecho-de-los-trabajadores/). Una acotación. Tanto el aumento salarial como la reforma para la democracia sindical no fueron resultado de la lucha obrera ni del buen corazón de AMLO, sino de las condiciones laborales que impuso Estados Unidos a través del T-MEC. Para que las empresas estadounidenses no se vinieran a México a explotar fuerza de trabajo barata, la parte estadounidense exigió que el gobierno mexicano elevara los salarios de los obreros mexicanos y que les permitiera organizar sindicatos reales (no charros) para que pudieran defenderse. De esa manera Estados Unidos podría retener sus empresas en su propio país y detendría el proceso de desindustrialización que tanto criticaron, primero Trump y después Biden.
Además, es necesario decir que el aumento al salario mínimo no ha sido una imposición del presidente a la clase empresarial mexicana, sino que ésta lo había venido pidiendo desde hace años. En 2016 Coparmex publicó un documento titulado “Hacia una nueva cultura salarial”, donde mostraban la necesidad de aumentar el salario mínimo de forma significativa y se pronunciaban a favor de una política así (https://coparmex.org.mx/wp-content/uploads/2024/02/FINAL_Nueva-Cultura-Salarial_Propuesta_Vf220617.pdf). El aumento al salario mínimo no es, pues, una conquista de los trabajadores. ¿Por qué importa señalar esto? Porque lo que los trabajadores no conquistan con su organización, sino que se lo da la burguesía porque así le conviene en este momento, después, cuando ya no le convenga, se lo quitará. Sólo es de la clase trabajadora aquello que gana con su lucha, como lo demostró desde hace tiempo Carlos Marx.
Vale la pena subrayar que, a pesar de los mencionado, la situación de desigualdad económica en el país no se ha modificado fundamentalmente. De acuerdo con el World Inequality Database, en 2018, el 1% de la población mexicana era dueño del 48.6% de la riqueza nacional; para 2022 esa cifra era de 47.9%, es decir, apenas un cambio de 0.7% (https://wid.world/share/#0/countrytimeseries/shweal_p99p100_z/MX/2015/s/k/p/yearly/s/false/38.4595/50/curve/false).
¿Los programas de transferencias monetarias son la verdadera transformación? Aunque esos programas ya existían, ahora se les ha dado más importancia. Se amplió su cobertura: en 2018, los programas monetarios llegaban al 28% de los hogares y en 2022 esa cifra subió a 34% (aunque para 2024 alcanzó 39%). Es decir, ahora llegan a más gente, pero no a la mayoría, pues más del 60% de los hogares no recibe un programa monetario del gobierno. Al aumentar la cobertura, también aumentó el presupuesto destinado a estos programas, duplicándose el monto entre 2018 y 2022 (https://x.com/rojo_neon/status/1684230827289313281?t=5OIzK9Tsfvh5LnDrKQn9FQ&s=08). En resumen, más personas reciben transferencias monetarias del gobierno y el monto que reciben es mayor, aunque en esto último las personas más pobres se ven menos beneficiadas con este gobierno que con los anteriores. Por eso hay quienes dicen que las transferencias monetarias de este gobierno son regresivas.
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Gráfica 2. Porcentaje de hogares que reportan recibir programas sociales
Fuente: https://x.com/rojo_neon/status/1795103500549943698/photo/1
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Entonces sí, puede decirse que una transformación verdadera está en las tarjetas, pero como queda dicho, su incidencia en el combate a la pobreza es poco, pues el 70% del aumento de los ingresos es atribuible al aumento del salario mínimo y no a los programas (https://elpais.com/mexico/2024-05-27/balance-social-del-sexenio-mas-de-cinco-millones-de-mexicanos-salieron-de-la-pobreza-subsisten-graves-carencias-en-salud-y-educacion.html). En algunos casos, incluso tienen resultados peores. Por ejemplo, al pasar de Prospera al programa de Becas Benito Juárez, aumentó la deserción escolar entre adolescentes (https://osf.io/preprints/socarxiv/h9qmc).
Por último, la tercera razón que explica el apoyo de la gente a Morena es la falta de una oposición con un proyecto que se identifique son los sectores populares del país. El PAN, PRI y PRD plantean continuar el modelo neoliberal que habían venido manejando desde la década de 1980, modelo que generó las desigualdades y pobreza que ahora tenemos y que llevaron a la gente a votar por AMLO. MC se presenta como una opción intermedia, ni Morena ni esa oposición neoliberal, pero no apuesta por un proyecto de claro talante popular. Que figuras como Sandra Cuevas o Samuel García sean estrellas de MC dicen mucho sobre el tipo de partido que es. Entre las opciones políticas que existen actualmente, la más popular, aunque sólo sea en el discurso, es Morena. Por eso la gente da la espalda a los partidos tradicionales, porque no quiere volver a lo que había antes, aunque lo que hay ahora sea tan parecido.
AMLO y su partido hablan de una Cuarta Transformación, pero es difícil encontrar algo que verdaderamente haya cambiado en el país en estos seis años. Los únicos rubros donde puede decirse que hubo transformación son: 1) exitosa estrategia comunicacional de AMLO para imponer su discurso, 2) aumento en salarios mínimos, 3) empeoramiento notorio del derecho a la salud, 4) transferencias monetarias. La corrupción, principal problema de México según dijo AMLO por muchos años, no se terminó, sigue ahí, en todos los niveles. El neoliberalismo, modelo económico también denunciado por AMLO, también sigue ahí, beneficiando a las cúpulas empresariales de México mientras los trabajadores malviven: en su sexenio los cinco hombres más ricos del país duplicaron su fortuna, mientras 100 millones de mexicanos no pueden vivir una vida humana digna, verdadera definición de la pobreza (https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/01/12/columnas/economia-moral-6844) y 9.1 millones no tienen ni siquiera suficiente para alimentarse.
Lo esencial de los problemas de México, el neoliberalismo, sigue intocado. Por eso durante todo su gobierno AMLO se negó a aplicar una reforma fiscal progresiva que cobrara más impuestos a los más ricos y menos a los más pobres. Como buen régimen bonapartista, la vieja clase política ahora se arropa en ese discurso y se cobija en Morena, haciéndose pasar por limpios, populares y trabajadores, cuando en realidad los cuadros políticos que hay ahora en Morena son los mismos que durante muchos años dirigieron el PAN, PRI y PRD. Sólo se cambiaron la piel para acomodarse a la nueva situación, se arrimaron a un buen árbol para que una buena sombra los cobije, cambiaron todo para que nada cambiara.
En conclusión, Morena aumentó su aceptación entre el electorado por su exitosa estrategia comunicacional, que le permite posicionar un discurso hegemónico, por sus tibios resultados en materia de desarrollo social (aumentos al salario mínimo y tarjetas), y por la falta de una oposición política que se identifique con los principales problemas del pueblo y plantee una solución científica. Ninguno de los tres factores explica por sí mismo el fortalecimiento de Morena, pero como combinación sí. Hace falta que uno de los factores se modifique radicalmente para que la situación política cambie. La estrategia comunicacional no variará, la política social probablemente tampoco (pues es su única base material que sostiene todo el discurso de transformación), lo único que puede cambiar es el surgimiento de un partido verdaderamente popular que critique científicamente los errores del gobierno morenista y plantee soluciones científicas a los problemas actuales. Es nuestro reto.
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Ehécatl Lázaro es maestro en Estudios de Asia y África, especialidad China, por El Colegio de México.
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NOTAS:
[1] Las cifras de Coneval sobre la reducción de personas viviendo en pobreza fueron criticadas técnicamente por expertos en la materia, como Fernando Cortés y Rodolfo de la Torre, quienes, en diferentes estudios, señalan que el instrumento que utilizó INEGI para recabar los datos, la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH), generó datos atípicos, presentando como disminución de la pobreza lo que en realidad es una mejor captación de información por un perfeccionamiento del instrumento. “Si el ingreso nacional disponible por persona permanece constante, pero aumenta la capacidad de captación de la ENIGH de dicho ingreso, puede parecer que el ingreso per cápita de la encuesta aumentó, cuando en realidad lo que ocurrió es que sólo se tuvo mejor información”, dice De la Torre (https://www.arenapublica.com/opinion/rodolfo-de-la-torre/datos-atipicos). Cortés señala: “al interpretar el desplazamiento atípico de la curva de los ingresos corrientes totales de los hogares, habría que tomar en cuenta que podría ser genuino si estuviese reflejando un aumento generalizado en los ingresos de la población, lo que necesariamente se traduciría como abatimiento de la prevalencia de la pobreza multidimensional. Pero también cabe la posibilidad de que este movimiento atípico en la curva de ingresos corresponda a una mejor captación de los ingresos, sin contraparte en aumentos de ingresos en la población, tal como ocurrió el año 2015. Es indudable que toda mejora en la precisión de las medidas debe ser bienvenida; sin embargo, también es indudable que lastima la continuidad o la comparatibilidad de la medida a lo largo del tiempo. En el caso que nos ocupa podría ocurrir que parte de la reducción en la prevalencia de la pobreza tuviese su origen en mejoras en los instrumentos y operativos de campo, que se traducen en una mejor captación de ingresos, y no en el aumento en el ingreso de los mexicanos” (http://revistaeconomia.unam.mx/index.php/ecu/article/view/849/742). Anteriormente, Fernando Cortés había publicado un escrito con su equipo del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, de la UNAM, donde, siguiendo su propia metodología, concluía lo siguiente: “la medición de pobreza reporta prevalencias de pobreza del orden de 41.8% en 2022, nivel similar al del 2018 (41.9%), y la pobreza extrema de 8.7%, superior al 7.4% registrado en 2018” (https://redaccion.nexos.com.mx/la-caida-de-la-pobreza-multidimensional-en-2022/?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTEAAR1IgQYHqBtgzB2hlwuX1WLOEPpEFPHyZ6ve5DZLMOlH-czIDl-pwh61rfc_aem_yoOZ1QHSaoPO8N0Sipm8NA#slider).
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