Gato Negro
Luego de la ebullición democrática/antidemocrática –pero siempre capitalista, aunque se evite mencionarlo–, nos permitimos sentir y pensar un texto que aborde las complejidades de un mundo que se cae a pedazos, pero que cada día es reforzado con promesas ilusorias e ilusiones poco prometedoras. Cada día se refuerza con la obligación de defender algo que supuestamente, con sus errores y aciertos, ha llegado hasta acá cuidándonos: la bendita democracia, el capitalismo eficiente, un mundo de derechos y obligaciones que hoy se evidencian como obstáculos para transformar la vida. No existe, nos dicen, un más allá diferente, distinto, esto es lo máximo a lo que podemos aspirar, solo nos queda defenderlo, resistirlo, conformarnos, «elegir un lado: el de los buenos o los malos».