Con base en los derechos de resistencia, libre determinación y a la independencia de los pueblos bajo dominación colonial y extranjera, garantizados por el artículo 51 de la Carta de la ONU y varias resoluciones de la Asamblea General del organismo −que también califican el apartheid de crimen contra la humanidad y legitiman la lucha por todos los medios disponibles, incluida la armada−, la insurrección del 7 de octubre de 2023 marca un hito importante de la liberación palestina, y ha desnudado la táctica fascista clásica de los rentistas del Holocausto en Tel Aviv: el castigo colectivo contra las poblaciones civiles de la franja de Gaza y Cisjordania, y ahora también en Líbano.
A un año de la exitosa operación contra las bases militares israelíes en la frontera de Beit Hanoon, Zikim y el cuartel general de la División de Gaza, en Reim, que dejó 346 soldados y policías muertos, así como entre 700 y 800 civiles, muchos asesinados por el fuego amigo
del ejército y la aviación israelíes, que bajo la Directiva Aníbal (que ordena el uso de la fuerza indiscriminada para evitar que sus soldados sean tomados como rehenes para ser intercambiados por palestinos presos) atacaron las tres instalaciones castrenses infiltradas por la resistencia palestina, 70 vehículos que huían y el kibutz Be’eri, Hamas no ha sido destruido, ha recuperado toda Gaza bombardeada y sigue gestionando el territorio, como ha reconocido el diario británico The Guardian.
La acción de Hamas terminó con el mito de la disuasión estratégica de EU y la OTAN a través de su portaviones terrestre en Medio Oriente, y además cuenta hoy con la solidaridad activa del eje de la resistencia
, integrado por Hezbollah en Líbano, los hutíes en Yemen, Siria y las milicias chiítas en Irak, Afganistán y Pakistán. La red fue ideada por el comandante del grupo élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, Qasem Soleimani, víctima de la guerra por asesinato
de EU, en 2020, replicada por Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, que mediante ataques aéreos eliminó a Ismail Haniyeh, el rostro internacional de Hamas, cuando visitaba Teherán, y que a últimas fechas ha decapitado a la dirección de Hezbollah, tras la eliminación del emblemático Sayyed Nasrallah (donde murió también el general iraní Abas Nilforushan), Hashem Safieddine y otros líderes del grupo libanés.
Irán, que en ejercicio de su derecho a la legítima defensa había prometido acciones de retaliación tras el ataque terrorista israelí contra su consulado en Damasco, Siria, el 1º de abril pasado, respondió 12 días después con una operación híbrida sin precedentes: Promesa Verdadera. La acción, tipo enjambre con drones kamikaze y misiles de crucero y balísticos, pero de carácter proporcional y limitado, logró traspasar, entonces, la red de defensa aérea de múltiples capas de EU e Israel (Cúpula de Hierro, Honda de David y el sistema Arrow) y alcanzó tres objetivos castrenses en los territorios ocupados.
El 1º de octubre, ante una nueva provocación del régimen terrorista, extremista judeo-supremacista
(Jeffrey Sachs dixit) de Israel, que busca atraer a Irán a una gran guerra, Teherán volvió a responder, ahora a una escala mayor que la de abril. Tras un ciberataque de piratas informáticos que lograron perturbar el sistema Cúpula de Hierro, la andanada de 180 misiles Gader y Emad iraníes fue inaugurada por un Fattah 2 hipersónico que eliminó el radar del sistema Arrow 3 de la base aérea de Tel Nof, cerca de Tel Aviv. La Guardia Revolucionaria iraní habría utilizado el sistema de guerra electrónica de largo alcance ruso Murmansk-BN, para interferir e interceptar señales de radio, GPS y comunicaciones israelíes y otros sistemas capaces de perturbar los sistemas de comunicación por satélite de alta frecuencia de EU y la OTAN.
Denominado Promesa Verdadera II, el ataque alcanzó también el aeropuerto de Netzarim, sede del Mossad y de la Unidad 8200 (recolección de inteligencia); la base Hatzerim, que alberga los aviones F-15 (empleados en los asesinatos de Nasrallah y Nilforushan con bombas antibúnkeres en Beirut), y la base Nevatim, sede del Comando Estratégico de la Fuerza Aérea,con sistemas de vigilancia y alerta temprana y asiento de los cazas furtivos F-35 Lighning II, en el desierto de Negev, a 12 kilómetros de la base nuclear de Dimona.
El objetivo estratégico del ataque fueron bases aéreas y de radar −la aviación es el principal instrumento de la supremacía militar (ofensiva y defensiva) israelí− y centros de inteligencia (Mossad, Unidad 8200) utilizados para planificar la guerra por asesinato de líderes del eje de la resistencia. Fue una respuesta limitada que omitió, deliberadamente, atacar infraestructura económica e industrial, o al pueblo israelí. Irán demostró gran capacidad militar disuasiva: sus misiles pueden recorrer mil 400 kilómetros en 15 minutos, eludiendo los sistemas de defensa aérea de EU e Israel. Teherán tiene todo lo necesario para arrasar Israel, si así lo decide; por lo que fue un mensaje de advertencia que torna borrosa la frontera que separa la disuasión de la guerra abierta. En cuyo caso, Israel tendría que sumar un nuevo enemigo: Rusia. Para Moscú, la estratégica base naval de Tartus, en Siria, significa el único lugar seguro de desembarco para su flota en el Mediterráneo. Por eso, cuando cazas israelíes lanzaron misiles cerca de Tartus, fueron derribados por los rusos. Rusia, además, respalda a Irán, que junto con China, forman la tríada clave del BRICS para forjar un nuevo mundo multipolary policéntrico que desafía la hegemonía imperial.
A su vez, el 9 de octubre, tras publicar escenas de bases aéreas y cuarteles estratégicos israelíes, Hezbollah concluyó con una sola palabra: Listos
.
https://www.jornada.com.mx/2024/10/14/opinion/019a1pol