Fuente: Umoya num. 105 – 4º trimestre 2021 M.J.A (Madrid)
Gran número de plataformas y ONG de todo el mundo “denuncian
el creciente control de las élites y las multinacionales sobre la tierra, la biodiversidad y el agua”..
Este año se cumplen 25 años desde que se lanzó en 1996, durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de Roma, el paradigma de la soberanía alimentaria; se trataba de un desafío directo a una seguridad alimentaria basada en el mercado y promovida a través de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La soberanía alimentaria reivindica la autonomía y la capacidad de acción de los/las pequeños productores y trabajadores en el ámbito de la alimentación frente al creciente poder de las corporaciones de todo el sector.
Curiosamente, ese año Naciones Unidas convocó una Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios (UNFSS por sus siglas en inglés) que es el polo opuesto a la soberanía alimentaria.
La Cumbre UNFSS toma una posición que sirve a los intereses del sistema alimentario industrial, globalizado y controlado por las corporaciones. Este enfoque profundiza la dependencia de las cadenas dominadas por las corporaciones, de los mecanismos de
mercado y de uso intensivo de capital, dejando al margen los derechos humanos e impidiendo la transformación real de los sistemas alimentarios.
En cambio, la soberanía alimentaria aborda las causas profundas del hambre y la desnutrición, hace hincapié en el control democrático de los sistemas alimentarios, exige cambios económicos, sociales y de gobernanza en el territorio que estén en armonía con la naturaleza, revitalicen la biodiversidad y garanticen los derechos de las personas y las comunidades.
Corporaciones y sistemas alimentarios
En las últimas décadas, la presencia corporativa en los sistemas alimentarios ha crecido considerablemente en todo el mundo, gracias a la promoción y adopción agresiva de políticas económicas y financieras neoliberales por parte de las instituciones (IFI) y de la mayoría de los gobiernos. Las corporaciones han dirigido: la producción, almacenamiento,
procesamiento, envasado y etiquetado, distribución y venta al por menor, normas de seguridad y calidad, financiación, preferencias de los consumidores, investigación, marcos normativos, etc.
A través de fusiones y adquisiciones, unas pocas empresas transnacionales agroquímicas y agroalimentarias han formado
megaempresas, han aumentado enormemente su poder económico para determinar qué cultivan/crían los ganaderos; qué equipos, semillas y razas utilizan los agricultores; las tecnologías de producción, las instalaciones y las condiciones de trabajo; los precios de aprovisionamiento y precios al por menor; y dominan diversos aspectos de la cadena de suministro y los mercados nacionales e internacionales de alimentos. Gracias a su fácil acceso al capital financiero, las corporaciones pueden invertir en las tecnologías digitales más modernas y utilizarlas para conocer el comportamiento de los consumidores, la disponibilidad de tierras y agua, las propiedades genéticas, etc., y ejercer el control sobre los distintos componentes de los sistemas alimentarios.
Es muy preocupante la expansión del poder de las corporaciones en el marco de las políticas, la normativa y la gobernanza nacionales, regionales e internacionales. Estas utilizan su influencia financiera y su gran presencia en el mercado para diseñar políticas, leyes, normas, programas socioambientales, incentivos económicos y subsidios para asegurar sus operaciones, sus beneficios económicos y su poder de mercado. Los grupos de presión y los expertos de las empresas trabajan directamente con los funcionarios de los gobiernos para formular
acuerdos de comercio e inversión, normas de protección de la propiedad intelectual y fiscalidad, de seguridad alimentaria y medioambiental, y mecanismos de inmunidad frente a la responsabilidad social, medioambiental y financiera. Las corporaciones financian la investigación y la divulgación
para apoyar sus intereses en los debates políticos.
A través de una gran red de consejos empresariales y plataformas, las corporaciones se presentan como una fuerza
necesaria y positiva para abordar el cambio climático, el hambre, la destrucción del medio ambiente, las pandemias y otras crisis, ocultando su propio papel en la creación y profundización de estas
crisis. La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU
está dominada por una red de este tipo dentro del Foro Económico Mundial, y legitima las asociaciones entre agencias multilaterales, empresas, ONG y grupos de reflexión internacionales, apartando a cientos de millones de pequeños productores de alimentos y trabajadores que alimentan a gran parte del mundo a través de sistemas alimentarios diversos y arraigados en el territorio.
La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios ofrece supuestas soluciones a los problemas urgentes a los que se enfrenta el mundo, como sistemas caros controlados por las corporaciones,
tecnologías y productos protegidos por patentes que ampliarán aún más el poder de abordar el cambio climático, el hambre, la destrucción del medio ambiente, las pandemias y otras crisis, ocultando su propio papel en la creación y profundización de estas
crisis. La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU está dominada por una red de este tipo dentro del Foro Económico Mundial, y legitima las asociaciones entre agencias multilaterales, empresas,
ONG y grupos de reflexión internacionales, apartando a cientos de millones de pequeños productores de alimentos y trabajadores que alimentan a gran parte del mundo a través de sistemas alimentarios diversos y arraigados en el territorio.
La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios ofrece supuestas soluciones a los problemas urgentes a los que se enfrenta el mundo, como sistemas caros controlados por las corporaciones, tecnologías y productos protegidos por patentes que ampliarán aún más el poder de abordar el cambio climático, el hambre, la destrucción del medio ambiente, las pandemias y otras crisis, ocultando su propio papel en la creación y profundización de estas
crisis. La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU está dominada por una red de este tipo dentro del Foro Económico Mundial, y legitima las asociaciones entre agencias multilaterales, empresas, ONG y grupos de reflexión internacionales, apartando a cientos de millones de pequeños productores de alimentos y trabajadores que alimentan a gran parte del mundo a través
de sistemas alimentarios diversos y arraigados en el territorio.
La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios ofrece supuestas soluciones a los problemas urgentes a los que se enfrenta el mundo, como sistemas caros controlados por las corporaciones,
tecnologías y productos protegidos por patentes que ampliarán aún más el poder de las empresas sobre los sistemas alimentarios. Desviarán los recursos financieros que tanta falta hacen para los bienes, servicios y programas públicos, y perpetuarán un sistema económico injusto y desigual en el que los derechos de las personas y las comunidades serán secundarios frente a los beneficios corporativos.
El fraude de lo natural
Impulsar los alimentos positivos para la naturaleza es una de las vertientes de acción de la Cumbre UNFSS y el término “positivo para la naturaleza” se ha convertido casi en sinónimo de las “soluciones basadas en la naturaleza” para la producción de alimentos que promueve la FAO, entre otros. Los análisis de las propuestas que se están haciendo en la Cumbre UNFSS, la FAO y otros espacios muestran que la expresión “positivo para la naturaleza” es el último concepto que se está utilizando para socavar la agroecología.
Promueve firmemente como solución la intensificación sostenible, da prioridad al rendimiento y la estabilidad, y no aborda las dimensiones sociales, culturales y políticas de las transiciones hacia la sostenibilidad, y la gobernanza. “positiva para la naturaleza” ofrece varias soluciones falsas, como la agricultura de conservación, la optimización de los nutrientes y la mejora de la gestión de las plantaciones, sin abordar los impactos sociales y medioambientales del modelo industrial.
Un aspecto aún más peligroso del enfoque “positivo para la naturaleza”en la Cumbre UNFSS es su vinculación con el impulso de las “soluciones basadas en la naturaleza” para el cambio climático. Estas ya están siendo cooptadas por las corporaciones de combustibles fósiles y el agronegocio. Ellos afirman que están invirtiendo en la intensificación sostenible como una solución basada en la naturaleza, mientras que amplían su acaparamiento
masivo de tierras y no reducen las emisiones reales de carbono.