
El viernes por la tarde, el alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani, se reunió con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca, seguido de una conferencia de prensa de 30 minutos desde el Despacho Oval. El evento fue una grotesca celebración de amor mutuo, durante la cual Mamdani, miembro de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés), declaró una “asociación” y se comprometió a “trabajar junto” al fascista Trump.
Es necesario recordar los intercambios que tuvieron lugar, ya que deberían ser una experiencia determinante para los trabajadores y los jóvenes que están pasando por un proceso de radicalización política.
Trump comenzó felicitando a Mamdani por su victoria electoral, declarando: “Cuanto mejor lo haga, más feliz seré” y “no hay diferencia entre partidos”. Añadió que “vamos a ayudar [a Mamdani] a hacer realidad el sueño de todos”. Mamdani respondió de la misma manera, describiendo la reunión como “productiva” y “centrada en un lugar de admiración y amor compartidos, que es la ciudad de Nueva York”.
Ambos afirmaron que su reunión previa a la rueda de prensa se centró en la “asequibilidad”, y Mamdani declaró que trabajaría con Trump para abordar la crisis del coste de la vida. “Estoy deseando cumplir con los neoyorquinos en colaboración con el presidente”, afirmó Mamdani.
Más tarde, comparó la futura colaboración con el expresidente Franklin Delano Roosevelt y su Nuevo Trato.
Esto lo dijo refiriéndose a un Gobierno que está llevando a cabo un ataque implacable contra la clase trabajadora, recortando los cupones de alimentos, amenazando el seguro social y Medicare, destruyendo la educación pública, librando una guerra contra la salud pública y orquestando la mayor transferencia de riqueza de la clase trabajadora a la oligarquía en la historia de Estados Unidos.
En cuanto al ataque a los inmigrantes, Mamdani permaneció en silencio mientras Trump defendía su brutal redada de trabajadores en violentas incursiones por todo el país. Mamdani, dijo Trump, quiere lo mismo que él. “Quiere tener un Nueva York seguro… Si hay gente horrible, queremos sacarla… Él quiere sacarla más que yo”, dijo Trump.
Mamdani no contradijo la afirmación fascista de que los inmigrantes son “gente horrible” ni cuestionó el despliegue ilegal de la Patrulla Fronteriza en Charlotte u otras ciudades. Cuando se le preguntó por sus críticas pasadas al ICE como una “agencia deshonesta”, Mamdani murmuró algo sobre “permitir que el Gobierno de la ciudad de Nueva York trabaje con el Gobierno federal”, y añadió que él y Trump “hablaron sobre el ICE y la ciudad de Nueva York”.
En cuanto a la policía, Trump elogió a Mamdani por “mantener a una gran comisaria de policía”, en referencia a Jessica Tisch, descendiente de la multimillonaria familia Tisch, muy vinculada a la familia Trump. Tisch es conocida por imponer un régimen de vigilancia masiva y declarar antisemita cualquier crítica a la guerra en Gaza. Mamdani asintió con la cabeza, al tiempo que se comprometió a mantener el número de agentes de policía y a “facilitar que la policía se centre en su trabajo”.
En cuanto al genocidio en sí, que fue un factor importante detrás de su apoyo en las elecciones, Mamdani respaldó las medidas del Gobierno para facilitar la ocupación y anexión israelí de Gaza en el marco de un alto el fuego fraudulento: “La preocupación de los neoyorquinos [es] que nuestros impuestos se destinen a los neoyorquinos”, dijo Mamdani, añadiendo que “aprecia todos los esfuerzos en pro de la paz”. Al final de la rueda de prensa, Mamdani declaró su determinación de “erradicar el antisemitismo”, legitimando la mentira de que la oposición al genocidio es antisemita.
Mamdani hizo todo lo posible por evitar cualquier crítica, por leve que fuera, a Trump. Cuando se le preguntó sobre sus declaraciones anteriores en las que calificaba a Trump de déspota, Mamdani esquivó la pregunta. “Tenemos muy clara nuestra postura y nuestras opiniones… Lo que realmente aprecio del presidente es que la reunión que mantuvimos no se centró en los puntos de desacuerdo, sino en el objetivo común que compartimos”.
En un momento dado, una periodista le preguntó directamente a Mamdani sobre sus declaraciones anteriores en las que calificaba a Trump de fascista. Tras titubear en su respuesta, Mamdani dejó que Trump respondiera por él: “No pasa nada, puedes decirlo. Es más fácil que explicarlo. No me importa”. Trump le dio una palmada en el brazo a Mamdani, que sonrió. Así, ambos coincidieron en que Trump es un fascista, pero que eso no sería un obstáculo para su floreciente “asociación”.
Cuando se le preguntó sobre la resolución de la Cámara de Representantes que condena el ocialismo —aprobada pocas horas antes de su reunión con Trump con el apoyo bipartidista, incluido el voto de Hakeem Jeffries y el resto de los líderes del Partido Demócrata—, Mamdani ofreció una respuesta desdeñosa. “Me centro muy poco en las resoluciones”, dijo. Aunque insistió en que “soy un socialista democrático”, rápidamente añadió que, si bien “puede haber diferencias ideológicas… el punto de acuerdo es el trabajo que hay que hacer para que Nueva York sea asequible”.
Así habló Mamdani.
La reunión entre Mamdani y Trump tuvo lugar en medio de una crisis política cada vez más grave a la que se enfrenta la Administración de Trump, incluidas las profundas divisiones dentro del Partido Republicano sobre la implicación personal de Trump en el escándalo Epstein.
Trump también se enfrenta a una creciente oposición popular. En Carolina del Norte, decenas de miles de estudiantes han participado en huelgas en defensa de las familias inmigrantes. Solo un mes antes, millones de personas participaron en las manifestaciones “Sin Reyes” contra la dictadura y el fascismo.
La respuesta del Gobierno a esta creciente crisis ha sido redoblar la represión en el país y la guerra en el extranjero. Un día antes de la visita de Mamdani, Trump acusó públicamente a seis legisladores demócratas de “comportamiento sedicioso” que debía ser “castigado con la muerte” por publicar un vídeo en el que afirmaban que las tropas están obligadas a desobedecer órdenes ilegales.
Entre los afectados se encuentran antiguos militares y funcionarios de inteligencia, lo que indica que dentro de estos estratos se conoce la intención de Trump de llevar a cabo acciones criminales, incluido el despliegue del ejército en todo Estados Unidos. Mamdani ni siquiera mencionó estas amenazas, ni mucho menos las denunció.
La reunión solo pudo beneficiar a Trump, otorgando legitimidad a un Gobierno profundamente desacreditado y asediado. Debe verse en el contexto de la decisión del Partido Demócrata, hace dos semanas, de poner fin al cierre del Gobierno en los términos de Trump y rescatar a su Gobierno.
Desde el DSA y la pseudizquierda en su conjunto, impulsadas por intereses de clase y un pragmatismo inestimable, no hay acto, por despreciable que sea, que no justifiquen. En respuesta a una declaración de Fox News de que la reunión era un “enfrentamiento con el socialismo”, el DSA escribió el viernes por la noche: “¡El socialismo ha ganado!”. Los elogios de Mamdani al aspirante a dictador se presentan como una especie de maniobra táctica magistral que está ganando a Trump para una política de reforma social.
¡Qué fraude! La postración de Mamdani ante Trump servirá para confundir a sus seguidores y socavar el radicalismo que lo llevó al poder. En cuanto al propio Mamdani, aunque ahora se regocija con los elogios del “honesto, honesto Trump”, pronto descubrirá que, si no se comporta como le gusta a Trump, volverá a ser objeto de denuncias despiadadas y amenazas de violencia.
Por muy podrido que sea todo esto, no hay nada sorprendente en ello. Antes de las elecciones, el World Socialist Web Site escribió que, “Si Mamdani gana, ya ha demostrado en el transcurso de su campaña que habrá muy poca diferencia entre una alcaldía encabezada por él mismo y una encabezada por Cuomo”. En menos de un mes, Mamdani ha demostrado que, si acaso, esto fue una subestimación.
Sin embargo, no se trata solo de Mamdani como individuo, sino de una perspectiva política definida, la perspectiva promovida por el DSA, la revista Jacobin y toda la pseudizquierda, en Estados Unidos y a nivel internacional, la perspectiva de buscar el cambio dentro de las instituciones del Estado. ¿Cuántas veces debe repetirse esta experiencia? Syriza en Grecia, Podemos en España, Mélenchon en Francia, Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez en Estados Unidos. Y ahora Mamdani.
En términos de clase, la declaración de Mamdani de un “propósito compartido” con Trump encarna a la clase media-alta a la que representa el DSA, alineándose con la oligarquía para la que gobierna Trump. Estas fuerzas temen más a la revolución social que al fascismo, solo sirven para desmoralizar y desorientar y funcionan como un apoyo cada vez más crítico del dominio capitalista.
Todos los que apoyaron a Mamdani y se oponen al genocidio de Gaza, a los ataques contra los inmigrantes y a la agresión contra la clase trabajadora deben tomarse en serio estos acontecimientos. La lucha por el socialismo y la oposición a la oligarquía no vendrán de la mano de estas fuerzas, sino de la lucha implacable contra ellas.
La conclusión que deben sacar todos aquellos que se toman en serio el socialismo, que están comprometidos con la lucha contra el fascismo y por los intereses de la clase trabajadora y la supervivencia de la humanidad, es la necesidad de construir un movimiento revolucionario auténtico, el Partido Socialista por la Igualdad.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de noviembre de 2025)