Madrid: ¿Votar es de derechas?

Fuente: https://www.sinpermiso.info/textos/madrid-votar-es-de-derechas

Jesús Gago Dávila

02/04/2021

En los últimos 25 años la Comunidad de Madrid ha estado ‘gobernada’ de modo ininterrumpido por los mismos, por el partido que ha sido la más cabal encarnación de la corrupción y del pensamiento reaccionario. Durante ese periodo los madrileños fueron llamados en 7 ocasiones a elegir representantes para su Asamblea y los resultados en esas elecciones autonómicas era siempre el mismo, acababa ganando la derecha (1). A partir de ello se ha ido afianzando y extendiendo una opinión que a menudo funciona como descargo de la responsabilidad que las izquierdas tienen en esas repetidas derrotas: “Madrid es de derechas” .

Sin embargo, un examen más atento de esos mismos resultados, si lo centramos en los últimos años, desmiente ese tópico y revela que los ganadores consiguen la victoria no porque sean más, sino porque sus partidarios votan más. Justo lo contrario de lo que sucede en el lado izquierdo.

Así pues, frente a ese lugar común lo inverso resulta ser bastante más cierto: “Madridaunque ligeramente, es más bien de izquierdas”, pero éstas no votan tanto como deberían si es que alguna vez pretenden gobernar.

Estamos regidos por un sistema político- “democracia plena”, según expresión que ha adquirido fortuna- que de algún modo sigue siendo heredero del viejo régimen «censitario», o que funciona de hecho” como tal, por más que ‘de derecho’ hace tiempo que dejara de serlo, al implantarse el sufragio universal.

Es muy probable que esto ocurra porque para quienes más tienen, para los que más disfrutan de privilegios (absolutos o relativos), dejar de tener el gobierno-su gobierno-  se percibe como un riesgo de pérdida de lo que ya se tiene, como una amenaza para el mantenimiento de esas prerrogativas.

Al mismo tiempo, dentro del potencial electorado de izquierda, algunos- que son demasiados -de quienes menos o casi nada tienen, no ven o no confían lo suficiente en que los gobiernos – sean éstos de un signo o del otro- vayan a alterar en algo o en nada su desfavorecida situación.

En la Comunidad de Madrid son ya 10 las ciudades cuya población supera los 100 mil habitantes. En 7 de ellas, entre las que no está la capital, las izquierdas obtuvieron más votos que las derechas en las últimas elecciones autonómicas; y en Madrid municipio la ventaja de éstas fue solo de 60.215 votos sobre un censo de votantes de 2.371.287, del que casi la tercera parte (un 31,52%) del total se abstuvieron, dando el gobierno a aquéllas por tan solo 4 puntos de diferencia.

Descontando esos resultados de Madrid de los del  conjunto de la Comunidad, en esa su otra mitad -con un censo de votantes similar-, la diferencia que las derechas obtuvieron frente a sus contrarios fue aún menor, de  29.592 votos o, en términos porcentuales, de tan solo 1,9 puntos.

En la capital, en los 7 distritos en que son claramente dominantes, la participación en promedio en 2019 fue del 74,03% ; en el extremo opuesto, en los 7 distritos “rojos” con mejores resultados de las izquierdas, la participación fue solo del 62,04%, es decir 12 puntos inferior a la de los distritos “azules”.

Entre el distrito que alcanzó el mayor nivel de participación -Retiro con un 76,53%– y el que tuvo la mayor abstención -Vicálvaro con participación del 57,76%– hubo una diferencia de casi 20 puntos. El distrito donde los reaccionarios obtuvieron mejores resultados -Chamartín con un 70,6% de los votos- fue al mismo tiempo en donde hubo menor abstención (24,45%).

Por el contrario, Puente de Vallecas – el más “rojo” de todos los distritos, donde las izquierdas ganan con un 68,44% de los votos- tuvo una abstención superior al 40% (del 41 % para ser exactos).

Si de lo anterior -como parece- cabe deducir con claridad que los votantes de izquierdas son bastante más propensos a la abstención que sus oponentes, examinados los resultados de cada distrito en su interior habrá que pensar que los votantes de ambas opciones en cada distrito tienden a separarse a su vez del correspondiente promedio, lo que llevaría a ahondar aún más las diferencias entre la predisposición a la abstención que manifiestan los votantes según sea su signo político. En el mencionado distrito de Chamartín, por ejemplo, los votantes que obtuvieron esa abultada mayoría de las derechas se estarían movilizando en una proporción superior a ese 75,55% que registró el distrito en su conjunto, mientras que los contrarios es probable que lo hicieran en una inferior proporción.

Pero incluso si ello no fuese así, el 7,8% de votos de más (60.215) que las izquierdas hubieran necesitado en el municipio de Madrid para anular la ventaja de sus rivales se podría haber obtenido con tal de que su participación hubiese aumentado en 12 puntos en los 7 distritos en que su superioridad es mayor, pasando de una participación del 62% a una del 74% situándose al mismo nivel promedio de los 7 distritos más derechistas. Y si esa mayor participación se hubiera conseguido entre los potenciales votantes de izquierda en los demás distritos, la proporción de ese aumento, extendida a todos los distritos, podría haber sido mucho más modesta, ya que tan solo 5 puntos de aumento en la participación de dichos votantes serían suficientes para igualar los resultados de quienes obtuvieron la victoria. Objetivo éste factible, siempre y cuando se adopte alguna vez no solo como imprescindible sino a la vez como prioritario.

Algo muy similar, pero aún más alcanzable sucede en la otra mitad de la Comunidad, es decir en los otros lugares de residencia exteriores a la capital, y todavía mucho más en la parte metropolitana o más urbana de la misma, es decir en las ciudades de mayor tamaño, en donde puede apreciarse una visible correlación entre aquél y la preferencia por las opciones de izquierdas.

Así de esas 9 ciudades que junto a Madrid superan ya los 100 mil habitantes, solo hay dos – Alcobendas y Torrejón de Ardoz- en donde las derechas consiguen mayor representación, y en la segunda de ellas por una diferencia de solo 4 puntos. En el conjunto de esas 9 ciudades las primeras superaron en 2019 a las segundas en 76.281 votos compensando así la diferencia con la que las éstas lo hicieron en el municipio capital. Es decir, en el conjunto de esas 10 mayores ciudades los votos a las izquierdas superaron a los obtenidos por el “bloque de Colón” (PP&Cs&VOX).

Por consiguiente, la pequeña diferencia (29.597 votos) con la que la que éstos sacaron ventaja en el conjunto de los municipios de la Comunidad excluido el de Madrid, se debe en exclusiva a los de esas 4 ciudades comprendidas entre los 50 y los 100 mil habitantes donde las derechas con una participación cercana al 75% obtuvieron 66.279 votos más que sus rivales, casi triplicando allí los resultados de éstos.

De todo lo anterior cabe deducir que el principal objetivo de las izquierdas debería ser  la mayor participación (o la máxima reducción en la abstención) de su electorado “natural”, es decir del que reside en los barrios y ciudades populares, para lo cual el quehacer más imprescindible- al tiempo que más difícil – es restablecer en un periodo demasiado breve la confianza de dicho electorado, su esperanza en que un gobierno de las izquierdas pueda mejorar la crítica situación a la que una desigualdad creciente les condena cada día, y ello tratando al mismo tiempo de eludir las servidumbres y el descrédito que por lo demás conlleva toda campaña.

De no hacerlo así, y de continuar en esa quimérica búsqueda del voto desengañado y ahora “huérfano” que antes se entregó al partido que se decía de “centro” (C´s) difícilmente se revertirá ese estatus asentado durante los últimos 25 años. Es más, la invitación a aliarse con ese partido integrado sin mayor problema en el bloque reaccionario, tratando de atraerle vanamente hacia una izquierda que pretende aparentar que también es “de centro”, lo más probable es que desemboque de nuevo en una derrota, más grave por ser la extrema derecha (PP&VOX) quien en esta ocasión se alzaría con la victoria.

Derrota ésta que por más sosiego con que se reciba, gracia, lo que se dice “gracia”, no nos va a hacer ninguna.

!lacrimosa dies illa!

Nota:

(1) En 2003, que pudo haber sido la excepción, finalmente lo hizo trampeando mediante el celebre «Tamayazo».

Arquitecto por la ETSAM en 1969. Desde entonces ha ejercido como urbanista llevando la dirección de múltiples trabajos en este campo. En cinco ocasiones distintas desde 1979 algunos de esos trabajos han sido galardonados con el Premio Nacional de Urbanismo. Socio del Club de Debates Urbanos de Madrid, desde su fundación en 1990, ha participado activamente en toda la labor desplegada por dicho Club en torno a la Operación Chamartín.

Fuente:

https://nuevatribuna.publico.es/articulo/actualidad/votar-es-derechas/20210328144731186113.html

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