Fuente: https://www.lamarea.com/2024/04/30/los-manifestantes-de-la-universidad-de-columbia-ocupan-uno-de-los-edificios-del-campus-en-honor-a-una-de-las-ninas-asesinadas-en-gaza/
Después de trece días de negociaciones, la Universidad les había dado un ultimátum para que desalojaran voluntariamente el campamento pro Palestina, pero los manifestantes han decidido dar un paso más y ocupar uno de los edificios del campus.
Estudiantes de la Universidad de Columbia despliegan una pancarta en honor a una de las niñas asesinadas en Gaza por la invasión israelí. Sara Selva.
NUEVA YORK (EE. UU.) // El principal edificio administrativo de la Universidad de Columbia, Hamilton Hall, es ahora, según el movimiento estudiantil pro Palestina, Hind’s Hall. Lo han renombrado en honor a Hind Rajab, una niña de seis años asesinada en Gaza por las fuerzas israelíes. Asomados a un balcón del edificio, un grupo de estudiantes, todos con la cara tapada, han lanzado una enorme pancarta con el nuevo nombre, mientras cientos de manifestantes coreaban “Palestina libre”. “El edificio ha sido ahora liberado”, ha gritado una de los estudiantes megáfono en mano.
Después de trece días de acampada en el campus de la Universidad y sin que las negociaciones con el rectorado avancen, el movimiento estudiantil ha decidido mover ficha y ocupar uno de los principales edificios del campus. Lo hacen, dicen, en honor a las protestas de 1968 para continuar con el “legado del campus de resistir en contra de la complicidad”. Entonces, en plena guerra de Vietnam, los estudiantes ocuparon varios edificios, paralizando la actividad en la Universidad. La policía detuvo a cientos de estudiantes, pero el rectorado acabó cediendo a muchas de sus demandas.
El decimotercer día de protestas en Columbia, el epicentro de la movilización estudiantil contra el genocidio en Gaza, ha empezado con un bloqueo en las negociaciones. La Universidad no ha cedido a las demandas de los estudiantes, que piden que rompa sus lazos con toda empresa o individuo relacionado directa o indirectamente con la ocupación israelí, y amnistía para todos los estudiantes involucrados en las protestas. En cambio, el rectorado ha amenazado a los estudiantes que participan en el campamento con expulsarlos de la Universidad si no se marchan voluntariamente.
El campamento de Columbia, en Nueva York, y la reacción de la Universidad, que permitió la entrada de la policía en el campus el 18 de abril para arrestar a cientos de estudiantes, ha inspirado protestas en decenas de universidades de Estados Unidos. Es la mayor movilización desde que comenzó la guerra en Gaza, a principios de octubre, y la están liderando los estudiantes de algunas de las instituciones académicas más prestigiosas del país.
A primera hora del lunes, 29 de abril, el personal de la administración se colocaba a las puertas del campamento repartiendo formularios a los participantes. En el documento, les invitaban a abandonar la explanada antes de las dos de la tarde y firmar el papel comprometiéndose a cumplir las normas de Columbia, que incluyen notificar con al menos dos días de antelación cualquier protesta. La Universidad está preparándose para la graduación, que se celebra el 15 de mayo, pero el campamento lleva ya dos semanas impidiendo que las obras para colocar las gradas continúen. “Es importante que sepas que la Universidad ya ha identificado a muchos de los estudiantes que participan en el campamento”, decía el documento. “Si no te marchas antes de las dos de la tarde, serás expulsado”.
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Los estudiantes han reaccionado tirando los papeles a la basura, quemándolos o escribiendo, en rojo, “genocidio”, “ser expulsado por Gaza es el mayor honor” o “vergüenza, Columbia”. Reunidos en el centro de la explanada en la que llevan durmiendo trece días, los estudiantes han votado, a mano alzada, no ceder ante las presiones de la Universidad y continuar con las protestas hasta conseguir sus demandas. No solo no han abandonado el campamento antes de las dos de la tarde, sino que han movilizado a cientos de estudiantes y profesores que han acudido en cuestión de minutos a apoyarles, inundando el campus con banderas y pañuelos palestinos. Los docentes, vestidos con chalecos fosforitos, han formado durante horas una barrera humana en la entrada del sitio de la protesta para proteger a los manifestantes.
Mientras tanto, los organizadores ya estaban planeando el siguiente paso: una escalada en las protestas. Estaba todo organizado al detalle para empezar a medianoche, con los estudiantes reunidos en pequeños grupos, preparados para ponerse en marcha. En cuanto el reloj ha marcado las doce, un grupo ha empezado a mover tiendas de campaña a otra explanada de césped, montando un segundo campamento. Otros grupos han iniciado una marcha perfectamente coordinada rodeando el campus.
En realidad, era todo una estrategia para distraer, mientras el núcleo duro de los organizadores ocupaba uno de los edificios del campus, uno de los que ya fue ocupado por el movimiento estudiantil en las protestas de finales de los sesenta. “Estaremos aquí hasta que Columbia cumpla con nuestras demandas”, dicen los organizadores en un comunicado. “Recuperar nuestro campus es la única respuesta posible ante una institución que no obedece a mandatos éticos. Ocupar un edificio es un riesgo pequeño comparado con el sufrimiento de los palestinos en Gaza”.
Los estudiantes han irrumpido en el edificio, bloqueando las puertas con candados y montando barricadas con el mobiliario del campus: bancos, sillas, papeleras, que han atado con bridas de plástico, las mismas que utilizó la policía para atarles las muñecas cuando les detuvo el pasado 18 de abril. Los manifestantes, agarrados de los brazos formando una cadena, se han sentado en filas en el suelo protegiendo las entradas del edificio. Enseguida, los organizadores, desde dentro, han cubierto las ventanas con papel de periódico y han colgado una enorme pancarta alargada en la que se lee “intifada”. Los estudiantes han salido al balcón a animar las protestas, provocando los vítores del resto de movilizados. “Este edificio sirve para honrar a Hind y a todos los palestinos asesinados. Honraremos a todos los asesinados, todas las madres, padres, hijos e hijas”, ha dicho una de las organizadoras. “No nos vamos a marchar hasta que Columbia cumpla con todas nuestras demandas”, ha insistido.
Uno de los símbolos de la Universidad, la estatua que preside el campus, Alma Mater, luce ahora un pañuelo palestino atado al cuello y una pequeña bandera de Palestina en la mano.
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