Fuente: https://vientosur.info/los-gal-y-el-sr-x-revisitados-tres-decadas-despues-y-ii/
ROBERTO MONTOYA 28 JUNIO 2020
El informe de la CIA Spain: Basque Terrorism and Government Response que como miles de documentos desclasificados se pueden encontrar en hemeroteca de esa agencia, y que ha citado sorpresivamente en un artículo La Razón el pasado 14 de junio, no ha sido desclasificado ahora contra lo que algunos medios y algunos políticos han asegurado estos días, sino en 2011.
Fue terminado 36 años atrás, en noviembre de 1984, tal como se puede comprobar en el encabezamiento del mismo.
Pero la impactante frase que utilizó La Razón como titular de su artículo: «Felipe González ha acordado la creación de un grupo de mercenarios para combatir fuera de la ley a los terroristas», no pertenece a ese artículo en realidad.
Aquellos que estos días hurgaron en la hemeroteca pública de la CIA para encontrar esa polémica frase se quedaron frustrados: no estaba.
Y es que el autor del artículo de La Razón que tanto ha dado que hablar en los medios de comunicación y en medios políticos estos días ha mezclado, sin aclararlo, frases de ese documento junto con las de otro, donde sí se encuentra esa frase.
Se trata del titulado Terrorism Review, que está fechado el 19 de enero de 1984 y fue desclasificado el 4 de junio de 2011.
Sorpresiva su publicación ahora, nueve años después de su desclasificación, pero no incomprensible.
¿Qué podía llevar a un diario ultraconservador como La Razón, partícipe como tantos otros medios de la operación acoso y derribo al Gobierno PSOE-Unidas Podemos?
La estrategia de este medio del Grupo Planeta dirigido por Francisco Marhuenda consiguió en buena medida el resultado buscado.
Numerosos medios se hicieron eco inmediatamente de la información de La Razón –especialmente de su titular– y provocaron que todas las fuerzas políticas que llevaron a Sánchez a la Moncloa exigieran que una comisión de investigación parlamentaria interrogara al Sr. X…, perdón, a Felipe González.
El periódico sabía que con ello conducían al PSOE a la encerrona a la que lo llevó, a caer en bandeja en manos del PP y de Vox, a recurrir en la Mesa del Congreso a los votos de la misma derecha y ultraderecha que intenta por todos los medios acumular fuerzas para dar un golpe blando contra su gobierno. Una jugada a varias bandas.
Un gol en toda regla de los golpistas. Y con ello las alianzas ‘cambiantes’ del PSOE han mostrado una de sus caras más peligrosas.
Pablo Echenique parece haber visto desde el primer momento el objetivo oculto de revelación sorpresa de La Razón y por ello inicialmente no quiso sumar la firma de Unidas Podemos a la de sus aliados naturales, a Esquerra Republicana, a EH Bildu, BNG, PNV y otros.
El portavoz de UP se mostró inicialmente sorprendido por el reclamo de la comisión de investigación parlamentaria: «Me planteo si no saben lo que ocurrió cuando hubo un ministro y un secretario de Estado condenados».
«Nuestra opinión sobre aquella época es bien conocida», dijo Echenique. Y tanto que era conocida. En marzo de 2016, durante el fallido debate de investidura en el que Sánchez y Rivera recriminaban a Iglesias que no apoyara un programa y un gobierno pactados a sus espaldas entre PSOE y Ciudadanos, Pablo Iglesias lanzó a Sánchez con coraje aquellas frases tan crudas, tan incendiarias como ciertas: «El problema es que a usted le han prohibido gobernar con nosotros. Lo dijeron algunos de los miembros de la vieja guardia de su partido. Lo dijo el señor Felipe González, sí, el que tiene las manos manchadas de cal viva. Cuídese de él señor Sánchez».
Nadie podía poner en duda la postura de Unidas Podemos ni sobre los GAL ni sobre Felipe González, pero el artículo en cuestión reavivó comprensiblemente muchas llagas, como las que le reabrió a Pilar Zabala, hermana precisamente de alguien que había sido enterrado en cal viva, José Luis Zabala. Pilar, que además había estado ligada a Elkarrekin Podemos, le pidió explicaciones a Iglesias por lo que parecía un brusco cambio de postura desde su entrada al Gobierno.
Unidas Podemos decidió cambiar su posición sin demasiada convicción sobre su utilidad y terminó aceptando secundar el pedido de la comisión de investigación.
Sus votos fueron los únicos favorables a la investigación en la Mesa del Congreso.
Era una propuesta condenada al fracaso y que llevó al PSOE a caer en brazos del PP y Vox para rechazarla. Fue bochornoso escuchar al presidente Sánchez reivindicar «el legado» de González, el hombre que con sus muchos tentáculos más viene haciendo dentro del PSOE para destruirlo. Lamentable.
Y se equivocó Echenique cuando dijo que «el informe no aporta nada nuevo».
También lo dijo la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, y con cierta chulería.
Le preguntó al periodista que le pidió su opinión sobre el informe de la CIA: ¿»Ha tenido usted oportunidad de leerlo?». Y a continuación dijo que ella sí lo había leído.
«Le recomiendo que lo lea y me diga si es relevante o no». «Lo que hace este informe de la CIA es recoger noticias de medios de comunicación españoles, no hay otra cosa».
«¿Cuál es la posición de mi grupo parlamentario?: Que este es un tema que está investigado, juzgado y sentenciado hace más de veinte años».
Se equivocan tanto Echenique como Lastra si consideran realmente que no hay nada nuevo en esos informes, especialmente en el titulado Terrorism Review. Nos basta para demostrar que sí había en ese momento algo muy nuevo, una frase que sintetizaba lo esencial de sus 32 páginas de información y análisis. «Felipe González ha acordado la creación de un grupo de mercenarios para combatir fuera de la ley a los terroristas».
Si Adriana Lastra leyó los dos informes de la agencia estadounidense habrá comprobado entonces que los dos fueron terminados en 1984. La primera acción que firmaron los GAL, la del secuestro de Segundo Marey, tuvo lugar en diciembre de 1983.
El informe titulado Terrorism Review que contiene esa frase y otras en ese mismo sentido está firmado el 19 de enero de 1984.
¿Hubo algún medio de comunicación español que, con tanta celeridad, en cuestión de semanas, tuviera esos datos confirmados y que publicara en ese momento algo semejante? No.
Ese informe no lo elaboró precisamente un becario de la CIA que se limitó a copiar y pegar recortes de prensa.
¿Y qué valor tiene saber ahora que la CIA desde el inicio del primer gobierno de Felipe González tenía información contrastada como para decir en un informe interno que el Estado estaba detrás de los GAL y que se había contratado mercenarios?
Si reconocemos la evidencia de que no solo la CIA sino el propio gobierno de EEUU tuvo durante los gobiernos de Felipe González una excelente relación con España -del ¡NO a la OTAN, Bases Fuera! se pasó a ampliar las bases e incluso a tener a Javier Solana como secretario general de la Alianza- concluiremos que ese informe, como el segundo, fechado meses más tarde y centrado solo en España en ese caso, no lanzaba infundios, ni especulaciones, describía hechos.
Es algo habitual en este tipo de informes de la CIA, son descriptivos, recogen datos de numerosas fuentes, medios de comunicación, sí, pero también de sus agentes -y la estación de Madrid siempre fue importante-, de sus propias embajadas, de diplomáticos, de servicios de Inteligencia aliados, de empresarios.
Y lo que dice esa frase de un texto datado, recordemos, en enero de 1984: «Felipe González ha acordado la creación de un grupo de mercenarios para combatir fuera de la ley a los terroristas», no es un dato reconocido ni por el aludido ni por su partido ni por ningún tribunal en estos 36 años transcurridos.
¿Hay algo nuevo o no entonces? «¿Es verdad que está todo suficientemente investigado, juzgado y sentenciado?
Las primeras investigaciones periodísticas serias sobre los GAL que empezaron a revelar partes de esa trama terrorista se produjeron en 1987, tres años después de que se terminara el texto de la CIA citado.
Las publicaron en el diario Deia los periodistas Ricardo Arques, Juan Carlos Urrutxurtu y Andoni Ortuzar. Arques seguiría después ahondando el tema desde las páginas de Diario 16 junto a Melchor Miralles y Pepe Rei, y Antonio Rubio y Manuel Cerdán las seguirían en El Mundo mucho tiempo.
Todos esos periodistas y muchos más encontraron fuentes, policías, guardias civiles, agentes del CESID, militares, mercenarios. Se publicaron decenas de entrevistas, se escribieron numerosos libros sobre el tema, se aportó material muy valioso a la Justicia.
Pero de todo ese enjambre de grupos que componían los GAL finalmente fueron pocos los que rindieron cuentas ante la Justicia, y algunos de los principales entre ellos tuvieron, comprobamos que hubo un tratamiento muy benévolo.
Y a pesar de que todas las investigaciones periodísticas, testimonios de muchos de los protagonistas, instrucciones judiciales y valoraciones de líderes políticos de distinto signo han coincidido en definitiva acerca de quién fue el máximo responsable de esa trama de terrorismo de Estado, el Sr. X ha vuelto ahora a salir indemne.
Una nueva muestra de cómo está incompleta y frágil democracia no encuentra nunca ni la fuerza suficiente ni el momento político adecuado para ajustar definitivamente cuentas con su pasado.
Roberto Montoya, periodista y escritor, forma parte del Consejo Asesor de viento sur