Fuente: Umoya num. 104 3er trimestre 2021 Cristina Bayo Fernández.
LOS BAMUN – CAMERÚN. Máscaras gigantes
Una de las formas artísticas más imponentes y llamativas del continente africano son las Máscaras gigantes de la cultura Bamun o Bamoun.
Ubicados en los alrededores de Fumban, en el noroeste del Grassland de Camerún, sabemos que a finales del siglo XVII d.C. llegaron a estas tierras procedentes de zonas más septentrionales como es el país de los Tikar (con los que están emparentados) al igual que les sucedió a sus vecinos de origen común los Bamileke, Bamenda u Oku.
Aunque el rey Mbombuvo conseguirá la cohesión del pueblo y una identidad propia, habrá que esperar a la entronización del fon Nyoya en 1883 para que se produzca el gran esplendor del reino
Bamun, tanto a nivel político como cultural. Nyoya, considerado ser divino, se convirtió en el gran mecenas del arte, responsable del bienestar general.
Además, inventó la lengua y escritura Shümon, fue autor de varios libros y diseñó su propio palacio, que podemos disfrutar actualmente, creando un protomuseo que recopilaba las mejores obras bamun.
Por esta razón el fon se esforzará en crear un imponente arte cortesano, para lo cual atrajo a los mejores artistas de regiones colindantes. Y es que en el plano artístico los bamun siempre han destacado por su gran maestría y al igual que el resto de pueblo del Grassland, podremos encontrar bellos objetos incluidas
las regalías, es decir, objetos propios del fon para confirmar su poder, pudiendo encontrar desde tronos, figuras ancestrales, máscaras, tocados, collares, pipas, pieles de leopardo o colmillos de elefante.
Dentro de esa maestría llamarán la atención las Máscaras gigantes, realizadas en madera, pudiendo medir de media más
de un metro y medio de altura, y colocadas en la parte superior
de la cabeza, dando una mayor altura y por ende una mayor
entidad, haciendo a su vez que el personaje se tenga que colocar un cubrecaras realizado en tejidos y fibras vegetales, para anular la conciencia terrenal.
Empleadas en los acontecimientos más relevantes del pueblo, son obras de tipo festivo, utilizadas para las grandes celebraciones del pueblo banmu, por lo que poseen un carácter ritual y mágico.
Al colocarse, el portador, que pertenece a sociedades secretas, deja de ser un ser humano para poder conectar con sus antepasados, espíritus o dioses.
Además de por su tamaño, las máscaras se caracterizan, en un
primer lugar, por su interesante fisonomía. Todas ellas poseen rostros humanos de un tamaño sumamente mayor al real, siguiendo la característica “proporción africana”, en la que la cabeza es mayor que el cuerpo, pues en ella se concentra el intelecto y los sentimientos; por otro lado, como ya hemos narrado, ese tamaño otorga un mayor empaque, teatralidad y fuerza.
Son representaciones que rompen con la rigidez y frontalidad tan típica del arte africano, de cualquier modo, no son naturalistas, son figuras que se encuentran y quieren alejarse de la realidad, mostrando, por lo tanto, modelos estéticos, pero no personas concretas.
Por esta razón, observaremos grandes ojos abiertos pero tallados, con unas profundas órbitas desencajadas, que nos miran fijamente; la nariz muy ancha, según la fisonomía negra, así
como las mejillas muy marcadas y salientes como si fueran
bolas perfectamente redondas, siendo un guiño al acto de alimentarse y por ende a la buena alimentación que debe poseer el pueblo bamun y por lo tanto a la salud y felicidad, como sucede
en otros pueblos cercanos como en el Reino de Oku.
El segundo punto relevante de estas máscaras gigantes se centra en sus gestos, a veces grotescos, pero siempre joviales y simpáticos. Ese tono alegre también se da en el resto de su arte, siendo una característica típica bamun, mostrando el sentido optimista de este pueblo, donde la positividad prevalece frente al dramatismo. Por último, observaremos que los tocados son sustituidos
por representaciones de animales mitológicos, simbólicos y religiosos, de carácter animista y que representan a su cultura, por lo que así podremos encontrar arañas, con poder divino para predecir el futuro; tortugas, cuyo caparazón se representa por cuadros semejantes a un tablero de ajedrez y significa la sabiduría, la habilidad y la prudencia; sapos, representación de la horizontalidad cuando están quietas pero la verticalidad en el salto
y, por ende, el principio de lo abstracto e infinito además de la fecundidad o serpientes de doble cabeza como símbolo de la realeza, representando cada una de las cabezas al cuerpo y al espíritu, al mundo de los vivos y de los muertos.
Tan importante es la aparición de los animales en estas máscaras que incluso el fon, con poderes sobrenaturales, puede llegar a transformarse en un animal como un búfalo, un elefante o un leopardo si así le place, consiguiendo asegurar de esta manera la protección de su pueblo y garantizar la fertilidad de los campos y la fecundidad de las mujeres, por lo que muchas de las representaciones de estas máscaras también aluden al fon.
Finalmente, debemos señalar la aparición de otros seres humanos, y es que todas estas representaciones muestran los
orígenes, historias y significados del pueblo bamun, como se observa en estas singulares y llamativas máscaras gigantes
talladas en madera.