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No será por falta de empeño, porque no han bastado ni una, ni dos, ni tres, sino 14 paquetes de sanciones contra Rusia. La última acaba de llegar para asestar “un nuevo golpe al régimen de Putin”, anuncia el Consejo Europeo.
Los “golpes” que propina el régimen de Bruselas son así de contundentes y da la impresión de que no van a parar hasta hundirse ellos mismos en el ridículo más espantoso. “Estas medidas apuntan a sectores de alto valor de la economía rusa, como la energía, las finanzas y el comercio, y hacen aún más difícil eludir las sanciones de la Unión Europea”, dijo Borrell, quien muestra un incapacidad absoluta para diferenciar sus sueños de la realidad.
“Nuestras sanciones ya han debilitado significativamente la economía rusa. El decimocuarto paquete de sanciones demuestra nuestra unidad para apoyar a Ucrania y tratar de limitar las actividades criminales de Rusia contra los ucranianos, incluidos los esfuerzos por eludir las medidas de la Unión Europea”, añadió Borrell.
El último paquete incluye sanciones contra 116 personas y entidades de varios sectores económicos, como la energía: “Para garantizar que las instalaciones de la Unión Europea no se utilicen para transportar gas licuado ruso a “terceros países”, una expresión que aparece reiterativamente en el paquete, mostrando que las sanciones no sólo van dirigidas contrta Rusia sino contra cualquier país del mundo.
La Unión Europea aumenta la lista negra de quienes apoyan directamente al complejo militar-industrial ruso, algunas de ellas ubicadas en países, como China, Kazajistán, Kirguistán, Turquía o Emiratos Árabes Unidos.
En el “libre mercado” que defienden los capataces europeos proliferan las prohibiciones de todo tipo. Por ejemplo, a las entidades de la Unión Europea que operan fuera de Rusia les han prohibido conectarse al SPFS (Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros) desarrollado por el Banco Central de Rusia en sustitución de Swift.
También tienen prohibidas las transacciones con entidades que utilicen el sistema SPFS o criptomonedas.
Las carreteras europeas están cerradas para los rusos. Los buques que contribuyen a la guerra de Rusia contra Ucrania no pueden fondear en los puertos europeos. Los aviones no puede aterrizar ni despegar en los aeropuertos europeos. Tampoco pueden sobrevolar el espacio aéreo europeo.
Prohibido ponerse en contacto con el ‘enemigo’
Pero las medidas más ridículas son las que tratan de prevenir que Rusia intervenga “en los procesos democráticos de la Unión Europea”, mediante campañas de influencia y promoción de la desinformación. El ejemplo más obtuso lo estamos viendo en España, donde un juez ha iniciado una parodia por la intevención de “agentes rusos” en el movimiento independentista catalán.
En una Europa en estado de guerra no puede haber “traidores”, ni personas que contacten con el “enemigo”. A partir de ahora los partidos políticos, fundaciones y ONG no pueden aceptar dinero del Estado ruso ni de sus “agentes”. Haga caso a su abogado. Si Usted tiene un familiar, un amigo, un vecino o un colega con pasaporte ruso, no le hable, no le escuche, no acepte nada de él porque los jueces y fiscales españoles están al acecho y no se les escapa nada.