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El rio Han cruza Seúl igual que el Pisuerga pasa por Valladolid. Dibuja al sur el barrio de Gangnam, el más lujoso de la capital surcoreana, que antes aparecía en las postales y ahora en los vídeoclips. Es el “Gangnam style” que se hizo famoso hace una docena de años, la parte del país que la publicidad quiere mostrar: moderna, avanzada, limpia… la mejor imitación del estilo de vida americano en Asia.
Donde ahora hay rascacielos, tiendas, discotecas y peluquerías, en los años setenta eran sólo terrenos agrícolas. La urbanización de Gangnam se aceleró siguiendo las líneas trazadas por el gobierno militar coreano, que enriquecieron a los propietarios de tierras. Ahora queda el esplendor de la especulación urbanística, un Pedralbes del siglo XXI.
“Gangnam style” fue como La Macarena de Los del Río para la España cañí unos años antes. Sin embargo, internet estuvo por medio, porque ya no triunfa una canción sino un vídeo. El vídeo coreano alcanzó en YouTube las mil millones de visitas por vez primera. Junto con el “Juego del calamar” expresa el “hallyu”, la “ola coreana”, una moda cultural que ha llegado a todo el mundo desde los Juegos Olímpicos de 1988. El término “hallyu” se acuñó en China en la década de los noventa, cuando la cultura coreana comenzaba a extenderse y, en especial, el K-pop, la música pop coreana, el cine, e incluso la comida.
Naturalmente, el turismo se ha disparado. En 2021 el grupo musical BTS, exponente del K-pop, fue el que más vendió en el mundo y actuaron en la Casa Blanca, denunciando el odio contra los asiáticos en Estados Unidos.
Las marcas comerciales coreanas, como Samsung, triunfan… a costa de los trabajadores, que hace unos días han podido convocar, por fin, la primera huelga obrera de su historia, sobre la que los medios de comunicación han guardado un silencio absoluto. Eso queda fuera del “hallyu”; nunca puede estar de moda, como tampoco destapar que tanto el “Gangnam style” como el “Juego del calamar” son otras tantas críticas corrosivas de una sociedad coreana a la que el capitalismo tampoco le sienta nada bien.
En su etapa de rapero el músico coreano Park Jae-sang, conocido como “Psy”, fue multado por sus letras corrosivas y el segundo de sus discos resultó censurado y retirado de la venta. Compuso “Gangnam Style” para ridiculizar a los los nuevos ricos del barrio, su ostentación y su narcisismo.