Fuente: https://elsudamericano.wordpress.com/2023/03/27/los-mitos-fundacionales-del-estado-de-israel-por-roger-garaudy/ MARZO 27, 2023
«Los mitos fundacionales del Estado de Israel», denuncia la herejía del sionismo político que consiste en sustituir al Dios de Israel por el Estado de Israel, portaaviones nuclear e insumergible de los maestros provisionales del mundo: los Estados Unidos, que pretenden apoderarse del petróleo de Oriente Medio, nervio del desarrollo occidental. (Modelo de crecimiento que, por mediación del Fondo Monetario Internacional (F.M.I.), le cuesta al Tercer Mundo el equivalente en muertos a los de Hiroshima cada dos días).
Desde Lord Balfour, quien declaraba, al tiempo que entregaba a los sionistas un país que no les pertenecía: «Poco importa el sistema que adoptemos para conservar el petróleo de Oriente Medio. Es fundamental que este petróleo permanezca accesible», hasta el Secretario de Estado norteamericano, Cordell Hull quien opinaba: «Es preciso comprender bien que el petróleo de Arabia Saudita constituye una de las más poderosas palancas del mundo», una idéntica política asigna la misma misión a los dirigentes sionistas israelíes. Joseph Luns, antiguo Secretario General de la O.T.A.N. la ha definido así: «Israel ha sido el mercenario menos costoso de nuestra época moderna». Un mercenario sin embargo bien retribuido puesto que, por ejemplo, de 1951 a 1959, 2 millones de israelíes percibieron, por cabeza, cien veces más que 2 millones de habitantes del Tercer Mundo. Es además un mercenario bien protegido, ya que de 1972 a 1996, los Estados Unidos han ejercido treinta veces su derecho de veto en las Naciones Unidas a cualquier condena a Israel, al mismo tiempo que sus dirigentes aplicaban su programa de desintegración a todos los Estados de Oriente Medio. Programa publicado por la revista Kivounim (Orientaciones) en su n· 4, de febrero de 1982, páginas 50 a 59, durante la época de la invasión del Líbano. Esta política descansa, gracias al apoyo incondicional de los Estados Unidos, en la consigna de que «la ley internacional es un papel mojado» (Ben Gourion) y que por ejemplo, las resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas, que exigen que Israel se retire de Cisjordania y de los altos del Golán, están destinadas a quedar en letra muerta, lo mismo que la condena unánime por la anexión de Jerusalén, condena que los Estados Unidos votaron, aunque excluyendo cualquier sanción. Una política tan inconfesable en su fondo exige el desenmascarar el disfraz que mi libro trata de desvelar.