Libro PDF: «EEUU es y seguirá siendo la única nación indispensable»…

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«Estados Unidos es y seguirá siendo la única nación indispensable» Obama

Fragmentos tomados del libro ‘Estudiando la contrainsurgencia de Estados Unidos Manuales, mentalidades y uso de la Antropología’, de Gilberto López y Rivas

El libro (pdf) puede descargarse aquí.

«NADA VA A CAMBIAR»

En su Discurso en la Academia Militar de West Point, en mayo de 2014, el presidente Obama afirmó:

Estados Unidos es y seguirá siendo la única nación indispensable. Eso fue cierto en el siglo pasado y será cierto en el siglo por venir. Estados Unidos debe liderar siempre en el escenario internacional. Si no lo hacemos, nadie lo hará. La fuerza militar a la que ustedes se han incorporado es, y siempre será, el soporte fundamental de ese liderazgo. Creo en el excepcionalísmo estadounidense con cada fibra de mí ser. Estados Unidos usará fuerza militar, unilateralmente si es necesario, cuando nuestros intereses esenciales así lo requieran, cuando nuestra patria sea amenazada, cuando nuestro modo de vida esté en riesgo, cuando la seguridad de nuestros aliados esté en peligro… La opinión internacional es importante, pero América (sic) nunca debe pedir permiso para proteger a nuestro pueblo, nuestra patria y nuestro modo de vida.[1]

Esta creencia se fundamenta con argumentos incluso teológicos, merced al “auto convencimiento” de que ese país está designado por la providencia para combatir “el mal”.

Citando al columnista del The New York Times, Thomas Friedman [2], Adriansens destaca: “La mano oculta del mercado nunca funcionará sin el puño oculto.”

En palabras del analista:

Estados Unidos ha creado un imperio global en el que da dos opciones a los países: o aceptan o se les destruye… Esta es la razón por la que Irak no sólo tuvo que ser invadido militarmente, sino también destruido por completo, porque se alzaba de forma completamente contraria al modelo neoliberal del Banco Mundial y el FMI… Irak era un acérrimo Estado antiliberal: se negaba rotundamente a ser un Estado cliente de Estado Unidos y había cerrado a los inversores corporativos, estadounidenses o de otros lugares, su participación en cualquiera de los mercados tras las sanciones (que le habían sido impuestas): agricultura, sanidad, educación, industrias, etc. […] restringir (y ya no digamos excluir) de sus mercados a las corporaciones estadounidenses hubiera sido razón suficiente para que Estados Unidos emprendiera acciones decisivas.

Acertadamente, este autor aduce que otra de las razones para invadir Irak es la naturaleza guerrerista del capitalismo:

Para el complejo de la industria militar, para la economía de los Bush, Cheney, Rice, Rumsfeld, etc., para la economía de las sociedades del petróleo y de los fabricantes de armas, para la economía de los estadounidenses ricos que poseen acciones en estos emporios y corporaciones, esta guerra, como las guerras en general, no es sino algo verdaderamente maravilloso porque se embolsarán los beneficios que tan profusamente generan las guerras; (mientras) la muerte y la destrucción la padecerán otros”.

Estados Unidos surgió como nación a partir de una guerra anticolonial contra el dominio de la Corona Británica. A partir de este acontecimiento de singular importancia histórica, todas las guerras en las que ha participado este país, hasta la segunda guerra mundial, y después de ella, no han tenido la menor legitimidad: la guerra de exterminio y reducción de los pueblos indios que ocupaban el inmenso territorio despojado y expropiado a sus dueños originales; la guerra de 1812 contra Inglaterra, que fue un intento fracasado de anexión del territorio de Canadá a la Unión Americana; la guerra de conquista territorial (1845-1848) contra la joven república de México que logró la anexión de más de la mitad de su territorio buscada afanosamente por los “padres fundadores”; la guerra civil que determinó el rumbo industrial-capitalista de la explotación de las clases y pueblos oprimidos al interior de la nación; la guerra neocolonial contra España en 1898 en la que consiguió apoderarse de algunas de sus posesiones territoriales; de la cual derivó también la sangrienta guerra de ocupación contrainsurgente estadounidense en Filipinas de 1889-1913; la guerra imperialista (1914-1918) en que Estados Unidos incursiona por primera vez en Europa en la etapa final del conflicto; las numerosas intervenciones bélicas abiertas y encubiertas en América Latina como poder imperialista (en donde Sandino consiguió la primera derrota militar de Estados Unidos en la región utilizando la guerra de guerrillas); la guerra de Corea y Vietnam para contener la revolución socialista en esos países, por recordar algunos de los eventos más importantes.

Incluso, la participación de Estados Unidos en la segunda guerra mundial, se llevó a cabo con la perspectiva de minar al máximo a la Unión Soviética, contener el avance de los comunistas en Europa, y establecer finalmente sus dominios imperiales en el ámbito mundial después de la derrota del eje Alemania-Japón-Italia.

Es necesario señalar la responsabilidad manifiesta de Estados Unidos, Inglaterra y Francia en el estallido de esta guerra, al estimular y permitir el rearme de Alemania, al solapar el crecimiento vertiginoso de sus fuerzas armadas y al invocar neutralidad frente a las agresiones fascistas en Etiopia en 1935, a España en 1936, a Austria y Checoslovaquia en 1938 y a Polonia en 1939. El antisovietismo y el anticomunismo estuvieron presentes a lo largo de la contienda bélica y fueron un factor subyacente en la singular conducción de la guerra por parte de los aliados occidentales de la Coalición antihitleriana. El retraso en la apertura del Segundo Frente hasta el año 1944, cuando ya el curso de la guerra se había definido en el frente soviético, y la sistemática política de las “acciones pequeñas”, tenían por objeto lograr el desgaste, e incluso, la eventual derrota de la URSS. Durante el inicio y el desarrollo de la guerra, las clases trabajadoras integran la resistencia antifascista, esto es, la participación activa de los pueblos en la resistencia nacional y el peso de la Unión Soviética en la contienda, van cambiando la naturaleza misma de la guerra: de imperialista se transforma en una guerra popular, antifascista, cobrando de este modo el carácter de una guerra justa y necesaria hasta la derrota del eje nazi-fascista.

El “patriotismo estadounidense” se ha nutrido de una historia de genocidios, etnocidios, despojos y conquistas territoriales; se fundamenta en las nociones etnocéntricas y racistas de “pueblo escogido” por “la providencia” para expandir su dominio sobre el continente, en su primera etapa, y después en el mundo entero, bajo el concepto de ser la “única nación indispensable”; en el “destino manifiesto” que dio forma ideológica al expansionismo territorial; en el intervencionismo permanente y sistemático sobre América Latina; en la conquista de territorios más allá de sus fronteras continentales por la acción directa de sus Marines. Su patriotismo implica la idea del “policía mundial” que vigila el cumplimiento de su ley y protege sus intereses y seguridad “nacionales” por encima de cualquier otro; se alimenta de los mitos de “salvadores del mundo” propalados por la propaganda cinematográfica; los incansables Rambos matando comunistas, y ahora “terroristas”, en nombre de la justicia, la democracia y la libertad.

Otorgar el Premio Nobel de la paz a un comandante en jefe de matones y psicópatas es grotesco e inconcebible y no tiene justificación alguna. Obama incrementó el número de tropas en Afganistán, amplió su intervención en Pakistán, amenazó a Irán y sofisticó la guerra de ocupación en Iraq, con la profundización de la ayuda de antropólogos mercenarios que indican las rutas culturales para romper las redes de la resistencia y comprar a iraquíes que maten a iraquíes; apoyó el golpe militar en Honduras con malicia e hipocresía; sostuvo el bloqueo contra el pueblo y el gobierno de Cuba; continuó con la ocupación de Colombia a través de bases militares que amenazan a Venezuela y a Bolivia; todo ello, justificado por el derecho a llevar a todos los confines del mundo “la guerra justa y necesaria” para las corporaciones capitalistas de Estados Unidos.

[1] – Obama, B. (2014, mayo, 28). Remarks by the President at the United States Military Academy Commencement Ceremony, Academia militar de West Point, EEUU.

[2] – Friedman, Thomas L. (1999) A manifesto for the fast world. The New York Times. Recuperado de https://www.nytimes.com/1999/03/28/magazine/a-manifesto-for-the-fast-world.html?searchResultPosition=5

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