REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL

El gobierno de Letonia, que preside el primer ministro es  Krišjanis Karinš perteneciente al partido neoliberal Unidad (Vienotiba), anunció la prohibición cualquier tipo de festejos  conmemorativos por la victoria de los aliados sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. La decisión ha generado   una fuerte polémica tanto dentro como fuera de ese país.

El periódico letón «The Baltic Times» informa que la medida ha suscitado estupor y críticas entre diferentes sectores de la sociedad de Letonia, en los que se incluyen grupos de veteranos y organizaciones de derechos humanos. Estas organizaciones argumentan que la prohibición es una violación a la libertad de expresión y al derecho de las personas a conmemorar la victoria sobre el nazismo, que costó millones de vidas. Por su parte, el gobierno de Letonia defendió la decisión, argumentando que el objetivo es «unificar a la sociedad letona» y abortar las tensiones étnicas y políticas que se han perpetuado a lo largo de los años.

Mientras, otros sectores de la sociedad letona estiman que esta medida es una violación a la libertad de expresión y una negación del sacrificio de millones de personas en la lucha contra el nazismo.

REACCIÓN INTERNACIONAL

En el contexto internacional, la decisión de prohibir la conmemoración de la derrota de los nazis en ese país del ejército nazi ha suscitado, asimismo, preocupación en Rusia, que considera la prohibición como un intento de reescribir la historia minimizando el papel del Ejército Rojo en la liberación de Europa del yugo nazi. La agencia de noticias rusa TASS informó que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia había expresado su descontento con la decisión letona, instando  al gobierno a reconsiderar la medida.

En los Estados Unidos, el periódico The Washington Post publicó un artículo en el que se critica la decisión del gobierno letón, argumentando que prohibir los festejos por la victoria sobre el nazismo es una violación a la libertad de expresión y un intento de negar la importancia histórica del evento. El artículo sugiere que Letonia debería buscar otras formas de abordar las tensiones sociales dentro de la sociedad de ese país, sin acudir a la restricción de la conmemoración de un acontecimiento tan significativo en la historia mundial.

En Francia, según el periódico Le Monde, varias organizaciones de derechos humanos y veteranos en Francia, han expresado su preocupación por la decisión del gobierno letón. Estos sectores argumentan que la medida puede tener un efecto negativo en las relaciones entre los países europeos y Rusia, ya que se percibe como una negación del sacrificio de millones de personas en la lucha contra el nazismo.

En Alemania, el semanario Der Spiegel informó que la decisión de Letonia ha generado una intensa controversia  en ese país, donde algunos políticos y académicos estiman que la medida es absolutamente inapropiada y podría generar tensiones innecesarias en Europa. Estos críticos sugieren que Letonia debería buscar un enfoque equilibrado y respetuoso a la hora de abordar las tensiones relacionadas con su historia

Algunas organizaciones internacionales de Derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, han expresado, igualmente, su preocupación por la decisión del gobierno letón. Estas organizaciones argumentan que la prohibición de los festejos podría violar la libertad de expresión y el derecho de las personas a conmemorar la victoria sobre el nazismo.

DERRIBAN UN MONUMENTAL OBELISCO

Esta última decisión de prohibir los festejos para conmemorar la victoria sobre el nazismo, forma parte de una cadena de medidas gubernamentales que se remontan a algunos años atrás.  Sin ir más lejos, en agosto del pasado año, el Gobierno neoliberal letón procedió al derribo de un gigantesco y monumental obelisco, dedicado a la memoria de los «liberadores de la Letonia y Riga soviética» de los de los invasores alemanes.

El obelisco, que tenía 79 metros de altura y fue derrumbado, -como puede el lector apreciar en el video adjunto-, a base de explosivos, desapareciendo así de la vista panorámica de Pardaugava.  Según el gobierno, el derrumbe obedecía a un intento gubernamental de lograr la «reconciliación» de una sociedad que se encuentra profundamente dividida sobre este tema, evitando así «la exaltación de la ideología comunista».