Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2023/04/20/540b-a20.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws Jacob Crosse
La semana pasada, se publicaron imágenes repulsivas que conciernen la muerte de dos presos atrapados en el gulag estadounidense, que presume la mayor población reclusa en el mundo, han indignado a millones en EE.UU. e internacionalmente.
Lashawn Thompson, un hombre negro de 35 años, murió en la cárcel del condado de Fulton en Atlanta, Georgia, el 12 de septiembre de 2022. Las fotografías publicadas por el abogado de la familia la semana pasada muestran el cuerpo de Thompson cubierto de insectos y lesiones antes de morir en la cárcel.
Joshua McLemore, un hombre blanco de 29 años diagnosticado de esquizofrenia, murió de hambre en la cárcel del condado de Jackson en el sur de Indiana en agosto de 2021. En una demanda presentada la semana pasada, su abogado demostró que mantuvieron a McLemore en confinamiento solitario por casi 20 días a pesar de no mostrar comportamiento agresivo.
Estos dos casos, representativos de miles de casos de abuso, tortura y ejecuciones en las prisiones estadounidenses, refutan las afirmaciones cínicas e hipócritas del presidente Joe Biden, el Partido Demócrata y el Partido Republicano de que Estados Unidos es un bastión de la “libertad” y los “derechos humanos”. Los cuerpos demacrados de McLemore y Thompson, que fueron abandonados hasta podrirse en las celdas inhumanas, no son excepciones, sino la realidad cotidiana del gulag capitalista estadounidense.
El valiente y galardonado periodista australiano John Pilger comentó sobre las inquietantes fotografías el fin de semana pasado en Twitter: “Miren y retuérzanse ante las fotografías abajo. Fueron tomadas en el bárbaro sistema penitenciario al que Reino Unido y Estados Unidos y Australia conspiran enviar a Julian Assange, un hombre inocente cuyo único ‘crimen’ fue el periodismo veraz”.
De manera similar, el abogado de derechos humanos y activista ambiental Steven Donzinger calificó el trato de Thompson como “tortura autorizada por el Estado”.
Es completamente posible e incluso probable que, si las familias de los fallecidos no hubieran podido mantener a abogados competentes, nunca hubieran podido sacar a la luz estos horrores. En ambos casos, las imágenes que detallan la tortura que sufrieron estos privados de libertad fueron publicadas como parte de demandas en marcha o en etapa de preparación.
Ninguno de ellos había sido condenado por algún crimen. Cuando fallecieron, eran “inocentes hasta que se demuestre lo contrario”. A pesar de que la salud física y mental de ambos hombres se deterioró mientras les negaban atención médica, no se han presentado cargos contra los carceleros. En el caso de McLemore, el fiscal de distrito ya descartó presentar cargos penales.
Thompson de 35 años era oriundo de Florida y “amaba Atlanta”, según su hermano Brad McCrae. Cuando dormía en la banca de un parque el 12 de junio de 2022, fue arrestado y acusado por un delito leve de agresión, según un reporte de la policía de Georgia Tech. Presuntamente, Thompson le había escupido a un policía, quien lo llevó a la cárcel del condado de Fulton, donde murió tres meses después.
Las fotografías tomadas por Michael D. Harper, el abogado de la familia de Thompson, muestran que Thompson se encontraba abandonado en el ala de “salud mental” de la cárcel, en una celda repugnante y llena de insectos que “se lo comieron vivo”. Las impactantes fotografías de Harper muestran a Thompson cubierto de ronchas, otras lesiones e insectos. Su celda estaba llena de mugre y desechos, “inapropiada incluso para un animal enfermo”, dijo su abogado.
Comentando sobre la decisión de publicar las pasmosas fotografías, el hermano de Thompson, Brad McCrae, invocó la memoria de Emmett Till, un adolescente negro de 14 años de Chicago quien fue asesinado en 1955 por el “crimen” de supuestamente haberle hablado a una mujer blanca. “Me rompe el corazón”, dijo McCrae en una entrevista al Washington Post. “Las fotografías son verdaderamente horribles, es difícil verlas”.
Aunque las condiciones que soportó Thompson antes de morir eran indignantes y repugnantes, no eran exclusivas del condado de Fulton ni excepcionales en el sistema penitenciario estadounidense. Los reclusos se encuentran entre las poblaciones más explotadas y maltratadas de la sociedad estadounidense, sometidos a todo tipo de abusos, desde la denegación de atención médica hasta trabajos forzosos como esclavos para grandes empresas mientras están encarcelados.
Poco más de un año antes de que Thompson apareciera muerto en su celda, Joshua McLemore, un hombre blanco de 29 años que padecía esquizofrenia, murió tras ser privado de alimentos en la cárcel del condado de Jackson, Indiana.
Aquejado de psicosis grave tras consumir metanfetamina, McLemore se encontraba en urgencias cuando un policía fuera de servicio fue testigo de cómo agarraba del pelo a una enfermera, momento en el que el policía lo acusó de agresión. Lo llevaron a la cárcel del condado de Jackson y lo encerraron en una celda de aislamiento.
Mientras estuvo en la “celda de aislamiento 7” del condado de Jackson, una celda sin ventanas que no tenía cama, el estado de McLemore siguió empeorando. En el transcurso de 20 días, McLemore estuvo solo en la celda, las luces fluorescentes se mantenían encendidas las 24 horas del día y la puerta del baño estaba cerrada con llave, lo que obligaba al enfermo a hacer sus necesidades en el mismo suelo en el que dormía y comía. Una investigación de la policía estatal descubrió que durante las más de 400 horas que estuvo encerrado en régimen de aislamiento, McLemore casi no comió ni bebió nada, por lo que perdió casi 20 kilos.
A pesar de haber sido diagnosticado previamente de esquizofrenia, y de haber sido detenido en un hospital, McLemore nunca fue sometido a un examen médico básico de ingreso por parte del personal de la cárcel, que ni siquiera lo fotografió ni le tomó las huellas dactilares. Sin embargo, una “investigación” llevada a cabo el año pasado por el fiscal del condado de Jackson, Jeffery Chalfant, concluyó “que los empleados de la cárcel del condado de Jackson no cometieron ningún delito relacionado con la muerte de Joshua A McLemore”.
Las demandas y las fotografías de estos casos han puesto aún más al descubierto el gigantesco sistema penitenciario estadounidense, con más de dos millones de reclusos en la actualidad, como lo que realmente es: un sistema bárbaro, inhumano y cruel que tortura y mata a personas de clase trabajadora, enfermos mentales y pobres que tienen la desgracia de acabar atrapados en su interior.
¿Cómo puede un Gobierno que encubre y consiente la brutal tortura de sus ciudadanos más vulnerables y enfermos afirmar que lucha por la “libertad” en Ucrania o en cualquier otra parte del mundo? El hecho es que, como lo saben millones de personas en todo Oriente Próximo, África y Asia, las intervenciones del Gobierno estadounidense no son un precursor de la paz y los derechos humanos, sino del terror, la explotación y la muerte.
Las imágenes publicadas la semana pasada, que recuerdan a las de las torturas de Abu Ghraib, son una vergüenza para la clase dirigente estadounidense. Como ocurrió entonces, el presidente Joe Biden y el resto del Partido Demócrata guardan silencio sobre la muerte de estos presos porque expone que su retórica de “justicia social” es una defensa fraudulenta del Estado capitalista.
El silencio del Partido Demócrata demuestra que 20 años después de la guerra de Irak, el abuso y la tortura que se convirtieron en política oficial bajo la Administración de Bush en el extranjero han sido traídos a la “patria” por ambos partidos patronales, para ser utilizados contra la clase obrera estadounidense y los opositores con conciencia de clase del imperialismo estadounidense.
Por desgracia para la oligarquía financiera, la historia no está de su lado. No hay una prisión lo suficientemente grande en el mundo para contener el colosal crecimiento de la lucha de clases, que proporciona la base objetiva para el movimiento socialista global que pondrá fin al encarcelamiento masivo y al Estado policial capitalista.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de abril de 2023