UPAL 26 de septiembre de 2025
Editorial de la Unión Palestina de América Latina
Desde la tribuna de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Benjamin Netanyahu volvió a hacer lo que mejor sabe: mentir, manipular y distorsionar la historia con el fin de justificar una de las mayores injusticias de la era moderna: la ocupación de Palestina histórica y el despojo de su pueblo. Esta vez recurrió al recurso más gastado y peligroso: mezclar religión con política, invocando a Moisés y relatos bíblicos para cubrir con una falsa aureola de santidad un proyecto colonial y sangriento.
Pero la verdad no se borra con discursos teatrales. Netanyahu y el sionismo en su conjunto llevan décadas secuestrando la religión judía para convertirla en instrumento político al servicio de la colonización. La fe de millones de judíos en el mundo merece respeto como tradición espiritual, no como excusa para el apartheid y el despojo. Lo que Netanyahu jamás dirá es que la mayoría de los judíos que hoy habitan en Israel no son descendientes directos de los antiguos hebreos, sino en gran medida de los jázaros, un pueblo de origen túrquico que adoptó el judaísmo en el siglo VIII. Esa sola verdad histórica desmonta la falacia del “derecho histórico” que los líderes sionistas repiten como dogma.
El discurso de Netanyahu en la ONU no es nuevo: es la misma letanía de siempre. Se cubre el genocidio con religión, se disfraza el apartheid con promesas bíblicas y se maquilla el colonialismo con relatos emocionales. Pero ninguna manipulación puede ocultar lo esencial: Palestina existió, existe y existirá como patria viva de un pueblo con identidad, historia y arraigo milenario.
Decimos con firmeza que Netanyahu no representa la religión judía ni sus valores, sino un proyecto político racista y colonial que ha hecho del sufrimiento palestino su razón de ser. Usar la Biblia como arma de propaganda es un crimen no solo contra el pueblo palestino, sino también contra la fe judía que ha sido distorsionada y secuestrada para justificar la ocupación.
El mundo debe entender que las palabras de Netanyahu en la ONU no son más que una coartada para perpetuar crímenes de guerra, limpieza étnica y apartheid. Palestina no es un mito ni una alegoría, es una tierra con un pueblo real que resiste día tras día a uno de los sistemas coloniales más brutales del presente.
Por eso, denunciamos con toda claridad: las mentiras de Netanyahu son parte de una maquinaria de propaganda destinada a prolongar la ocupación. Pero la historia es implacable, y al final será el pueblo palestino, con su resistencia, memoria y derecho, quien escriba el desenlace. Y ese desenlace será la libertad, la justicia y el fin del colonialismo sionista.
Unión Palestina de América Latina – UPAL
26 de septiembre de 2025