Cuando el ejército ruso entró en Siria, el armamento occidental dejó de funcionar debido a las interferencias electrónicas. El territorio se convirtió en una burbuja y el instrumental de los aviones dejó de funcionar.
En Ucrania ha ocurrido algo parecido. El ejército ucraniano ha tenido que dejar de utilizar algunas de las armas entregadas por Estados Unidos debido a la guerra electrónica rusa. Lo admitió la CNN el año pasado (1) y el viernes el Washington Post volvió sobre este inconveniente (2).
Por su parte, el sábado Putin afirmó que desde febrero de 2022, la producción de equipos de guerra electrónica se ha multiplicado por 15.
Las municiones fabricadas en Estados Unidos dependen de una guía satelital que no resiste las interferencias rusas. Entre esas municiones están los proyectiles de artillería guiados por GPS Excalibur, cohetes para sistemas múltiples de lanzamiento de cohetes Himars y bombas lanzadas por aviones Jdam.
Estados Unidos detuvo por completo las entregas de proyectiles Excalibur hace seis meses después de que los informes de campo confirmaran que eran ineficaces, dice el Washington Post.
Una evaluación interna del ejército ucraniano reconoce que la tasa de éxito de las municiones cayó a sólo el 10 por ciento en cuestión de meses. “La tecnología Excalibur en las versiones existentes ha perdido su potencial”, dice el informe, y agrega que las interferencias rusas refutan su reputación como arma de “un solo disparo y un solo objetivo”.
Cuando se suministraron al ejército ucraniano en 2022, los Himars fueron noticia de portada. Por fin llegaba el arma milagrosa que haría retroceder a los rusos. Un año después nadie se acordaba de aquello. “Los rusos desplegaron la guerra electrónica, desactivaron las señales de satélite e Himars se volvió completamente ineficaz”, lamenta un alto oficial ucraniano al periódico. Por esa razón, la OTAN tuvo que recurrir al despliegue de un “proyectil muy costoso” contra objetivos de menor importancia, añade.
La tasa de éxito de los Jdam también cayó significativamente pocas semanas después de su primera entrega a Kiev en febrero del año pasado, cuando se demostró que tampoco resistía las interferencias. Las bombas de fabricación estadounidense no alcanzaron sus objetivos entre 200 metros y 1,2 kilómetros.
Los militares ucranianos reconocen al Washington Post que es difícil hacer los ajustes necesarios al “armamento defectuoso” debido a un “proceso excesivamente burocrático” en Washington. Sin embargo, en el caso de los Jdam el fabricante pudo proporcionar un parche y las municiones todavía están en funcionamiento en el campo de batalla.
Rusia ha advertido repetidamente que los suministros de armas a Ucrania por parte de Estados Unidos y sus secuaces no impedirán que Moscú alcance sus objetivos militares, añadiendo que eso sólo prolonga los combates y aumenta el riesgo de un choque directo entre Rusia y la OTAN.
Según las fuentes rusas, el suministro de armas, el intercambio de inteligencia y el entrenamiento de las tropas ucranianas significa que los países occidentales ya se han convertido en partes beligerantes de la guerra.
(1) https://www.cnn.com/2023/05/05/politics/russia-jamming-himars-rockets-ukraine/index.html
(2) https://www.washingtonpost.com/world/2024/05/24/russia-jamming-us-weapons-ukraine/