Fuente: https://mpr21.info/las-armas-de-destruccion-masiva-explotan-en-londres-con-20-anos-de-retraso/ mpr21
Los británicos tienen suerte porque a los veinte años se levantan los secretos oficiales y, aunque con mucho retraso, pueden conocer los embustes de sus gobiernos. Lo malo es que, después de tanto tiempo ya nadie se acuerda de lo que pasó entonces y de lo que mintieron unos y otros.
Los últimos que se han destapado ahora conciernen a la Guerra de Irak, que vuelve a la polémica y los ajustes de cuentas. En 2003 Bush no logró formar una de sus ya famosas “coaliciones internacionales” y pidió voluntarios. Se presentaron dos, Aznar y Tony Blair. Juntos subieron al escenario como el Trío de las Azores.
La imposibilidad de formar una “coalición internacional” ya demostró que, entre bastidores, la oposición a la guerra iba a ser muy extensa, como se demostró en las calles de Europa y, singularmente, en España. La cortina de humo de las “armas de destrucción masiva” se destapó demasiado pronto.
Con los papeles en la mano, el antiguo portavoz del gobierno británico, Alastair Campbell, se ha querellado contra la BBC por la cobertura que el canal hizo de la guerra, denunciando que en Irak no había “armas de destrucción masiva”. El Partido Laborista había falsificado los informes sobre las armas irakíes.
Campbell fue uno de los asesores clave de Blair y en una carta que le dirigió entonces expresaba su descontento con la información. “Si la BBC continúa siendo beligerante, creo que la retórica se debe intensificar hasta el punto de amenazar con poner el asunto en manos de los abogados”, escribió.
Nunca se materializó la amenaza y, junto con Blair, envió mensajes para presionar a la cadena y sostener las mentiras del gobierno laborista.
La fuente de la BBC, David Kelly, un funcionario del Ministerio de Defensa, se suicidó. Campbell tuvo que dimitir. También dimitieron el director general de la BBC, Greg Dyke, y el presidente del canal, Gavyn Davies. Se abrió la típica investigación que no investiga nada.
Los documentos desclasificados muestran que a Blair le advirtiron de que la oficina de prensa del gobierno había perdido toda credibilidad debido a la actitud beligerante de Campbell. El secretario privado del Primer Ministro le manifestó que cada vez más Downing Street era percibida como una “maquinaria política de manipulación”.