La última película de Doudou Diop, el cineasta que murió en un cayuco cuando rodaba su viaje hacia Canarias

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2023-09-17/la-ultima-pelicula-de-doudou-diop-el-cineasta-que-murio-en-un-cayuco-cuando-rodaba-su-viaje-hacia-canarias.html                           JOSÉ NARANJO                                                              

Tras varios documentales sobre temas ambientales, el joven director se propuso grabar con el mayor realismo posible un filme sobre la emigración irregular

Doudou Diop

Sandiery Diop y Oumou Sarr, padres de Doudou Diop, sentados en la cama de su hijo en su casa del barrio de Pikine, en Saint Louis (Senegal), el pasado 29 de agosto.JOSÉ NARANJO

La noticia cayó como una pesada losa a finales del pasado mes de julio. El joven Doudou Diop, una de las más sólidas promesas del cine senegalés, autor de varios documentales y ganador de premios internacionales, había muerto en un cayuco que iba a rumbo a Canarias. “¿Cómo es posible? Tenía un talento increíble, iba a llegar muy lejos”, repetían como un mantra sus amigos, su familia, sus compañeros. Algo no les cuadraba. Pero la trágica muerte de Doudou Diop escondía un secreto: no quería emigrar, sino rodar una película sobre la emigración hacia Europa. Incluso grabó los primeros planos con actores en una embarcación cerca de Saint Louis, su ciudad natal. Pero aquello no le convenció, no le pareció real. Así que, sin decir nada a nadie, decidió emprender viaje como un emigrante más. Su último viaje, su última película.

En su casa del barrio de Pikine, en Saint Louis, reina el desconsuelo. El policía jubilado Sandiery Diop, de 67 años, lleva tres semanas haciéndose la misma pregunta. “¿Por qué no me lo dijo? Eran las siete y media de la tarde y pensé que se iba a Dakar. Le solté un lacónico buen viaje y mi hijo cerró la puerta tras de sí”. Era martes, 18 de julio. Hacía semanas que Doudou y sus amigos Babacar y Tapha habían pagado al organizador del viaje los 400.000 francos CFA de rigor (unos 600 euros). “Después de ver al marabú [líder espiritual] para la preparación mística, fuimos a la zona de Hydrobase. Había mucha gente esperando. Sobre las 23.30 embarcamos en el gran cayuco”, recuerda Babacar entre lágrimas.

Doudou Diop estudió Patrimonio en la Universidad Gaston Berger de Saint Louis, pero el cine era su pasión. Tras terminar la carrera, decidió pasar a la acción y se formó primero como fotógrafo y operador de vídeo y luego en montaje y posproducción en el famoso centro Yenenga de Dakar. Mientras tanto, dirigió sus primeros documentales, todos ellos con un fuerte mensaje medioambiental y social. Los más conocidos son Vertedero, donde narra la vida de una mujer y sus hijos que viven de la basura, y Vecinos de las aguas fecales, en el que denuncia los problemas de inundaciones y alcantarillado de su barrio. “Era alguien comprometido con su comunidad, quería que las cosas cambiaran. Y el cine era su instrumento para conseguirlo”, asegura su tío Bouba Diop.

Doudou Diop, en una foto facilitada por la familia.
Doudou Diop, en una foto facilitada por la familia.

La primera noche transcurrió en calma. Los migrantes, absortos en sus miedos y sus pensamientos, no hablaban mucho. Al día siguiente, Doudou sacó su teléfono móvil y empezó a grabar. “El capitán del cayuco le dijo que no lo hiciera, pero él le respondió que solo estaba siguiendo a su personaje”, explica Babacar. El personaje era Tapha, el actor de su película. En la casa, Oumou Sarr, la madre, custodia los papeles de Doudou. Entre ellos, como un tesoro escondido, se encuentra el guion y la sinopsis de su último proyecto, Daaj Gaal: “Mi intención es contar la historia de Tapha, que pone en marcha su tercer intento de alcanzar las costas españolas en cayuco. Fue inevitable llegar a la conclusión de que sería interesante contar el viaje de alguien que, después de haber vivido el infierno, no renuncia una vez más a enfrentarse al mar”, había escrito el joven cineasta.

Los problemas a bordo comenzaron a partir del quinto día, cuando ya estaban en aguas del Sahara Occidental. “Comíamos cuscús con leche y azúcar, pero la comida se acabó. Se levantó mucho viento y hacía frío, las olas eran enormes. Estábamos empapados y el capitán no sabía qué dirección tomar. Pese a todo, Doudou todavía filmaba. Fue sobre el séptimo día cuando nos salió una erupción por todo el cuerpo y empezamos a vomitar. Veinticuatro horas más tarde, perdió el conocimiento. No sé bien qué pasó después porque yo también me desmayé, me desperté ya en el hospital y Doudou no estaba”, recuerda un desconsolado Babacar.

El 28 de julio, la Marina marroquí intercepta un cayuco y rescata a 71 jóvenes, que cuentan que 14 personas han muerto durante la travesía. Doudou Diop es uno de ellos. Al mismo tiempo, 19 de los supervivientes son trasladados al hospital de Dajla, la antigua Villacisneros, con síntomas de hipotermia y deshidratación. En Senegal aún no son conscientes de la tragedia, pero las familias comienzan a inquietarse tras más de una semana sin noticias de sus seres queridos. “Empecé a preguntar, a llamar a mis contactos en la policía”, explica Sandiery Diop, quien se entera en el barrio de que su hijo podría haber partido hacia España en cayuco. El cónsul senegalés en Marruecos le informa de lo sucedido, pero aún no sabe si su hijo iba en esa embarcación. Durante todo el verano, decenas de barcazas zarpan de las costas senegalesas hacia Canarias. Hay cientos de desaparecidos y es muy difícil saber quién es quién. Los rumores vuelan y las certezas escasean.

El ordenador de Doudou Diop, en su habitación, donde montaba sus películas.
El ordenador de Doudou Diop, en su habitación, donde montaba sus películas.JOSÉ NARANJO

“Para mí era algo impensable. Doudou no tenía problemas de dinero, tenía proyectos, un futuro por delante. Una vez le ofrecí mover mis contactos para conseguirle un buen empleo y él se negó, me dijo que su sueño era triunfar con el cine”, asegura Sandiery. En la habitación de Doudou todavía están el ordenador con el que trabajaba, un trípode, una vieja cámara. Oumou Sarr describe a su hijo como “amable, puro, solidario” y sus palabras quedan flotando en el aire. Solo cuando Babacar salió del hospital y fue devuelto a Saint Louis, pudieron tener una confirmación segura de lo sucedido. “Lo organizó a escondidas, le escuchábamos hablar de un viaje, pero nunca imaginamos su verdadera intención”, añade su madre.

Secuencia 12: “Interior. Noche cayuco. Un migrante (Modou) pierde el control y comienza a delirar. Los otros intentan tranquilizarlo. Guagne, muy enfadado, lo insulta y amenaza con tirarlo del cayuco. Tapha lo defiende y se enfrenta a Guagne. Cheikh, muy perturbado, comienza a llorar como un bebé”. El guion escrito por Doudou Diop está incompleto, pero revela su intención de “mostrar la otra cara de la migración irregular, es decir, del sueño al proyecto de viaje y del proyecto a la realización, con sus consecuencias sociales, psicológicas, afectivas y dramáticas, entre otras”.

Babacar y Doudou, que se habían conocido en la escuela de oficios audiovisuales, llevaban todo lo necesario, cámaras, disco duro, cargadores, micrófonos. Todo el material se perdió durante el viaje. “Habíamos intentado filmar las escenas del trayecto en aguas de Saint Louis con 12 actores, pero un día Doudou me dijo que aquello no valía, que no era real, que para contar esta historia había que hacer el viaje. Fue el compromiso con sus sueños, su manera de entender el oficio, lo que le llevó a perder la vida”, relata Babacar. Con Daaj Gaal, su último proyecto, quería mostrar el drama de miles de senegaleses que se juegan la vida por alcanzar Europa. Fue la última película de Doudou Diop.

SOBRE LA FIRMA

José Naranjo

Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son ‘Los Invisibles de Kolda’ (Península, 2009) y ‘El río que desafía al desierto’ (Azulia, 2019).

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