Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/La-revolucion-sera-votada-20200220-0002.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_content=33 Fernán Medrano 20 febrero 2020
El actual sistema electoral beneficia más a la derecha que a la izquierda, aunque lo defiende más la izquierda que la derecha.
La derecha lo conoce más, pero ya no cree como fingía antes creer en las urnas. Por eso, está implementando la figura caricaturesca y peligrosa del presidente autoproclamado, como los ejemplos de Jeanine Áñez en Bolivia y Juan Guaidó en Venezuela; no le importa que Jimmy Carter haya garantizado que el sistema electoral venezolano es el mejor del mundo; tampoco ha considerado la voluntad popular para imponer la suya por encima de la de las mayorías.
Cuando la derecha necesita hacerse del poder con urgencia recurre a las vías de hecho. Las izquierda se ha estado cuidando de recorrer esas vías.
Así las cosas, las cosechas de la insatisfacción popular –que encontró su forma de expresión en marchas en varios países latinoamericanos contra mandatarios tan impopulares como Sebastián Piñera, Iván Duque, Lenín Moreno, etc.– se recogerán en las próximas elecciones en cada país respectivamente. Y no de inmediato, a pesar de existir el derecho de los pueblos a revocar el mandato cuando haya lugar.
Hace falta ideas mejores que permitan orientar la lucha popular para alcanzar los objetivos a corto plazo. El pueblo necesita educarse y educar a sus maestros comprometidos con el avance de la sociedad.
Las ideas más avanzadas del marxismo las produjo Karl Marx en una situación personal de pobreza extrema. La adversidad es un impulso para que el pensamiento produzca ideas que de verdad sirvan para resolver un problema.
Los pensadores de avanzada deberían de sufrir en carne propia los embates del capitalismo salvaje; aunque fuera por un día, sufrir una vida de miserias, a fin de que el pensamiento no se duerma, sino que más bien construya ideas, acciones y prácticas con las que se pueda liquidar al neoliberalismo; la sola domesticación del monstruo neoliberal puede volverse un círculo vicioso para los millones de empobrecidos, pero también virtuoso para algunos intelectuales progresistas aburguesados.
La religión es esa ruta de escape que les da esperanza a los condenados de la Tierra; el neoliberalismo los hace miserables y les regala la esperanza en forma de opio.
El progresismo se está dejando ganar la batalla en el campo de las ideas, pues la alternativa al capitalismo no es otro mundo posible en el más allá, sino en el más acá.
Un verdadero luchador por un mundo mejor se prepara para ganar la batalla de las ideas en cualquier frente, incluyendo las urnas.
La experiencia de los pueblos ha demostrado que ya no hay ninguna posibilidad real de que se llegue al poder por la vía armada.
Si se quiere llegar al poder, es decir, pasar de la resistencia al empoderamiento hay que exponerse a la voluntad electoral del pueblo consciente; a la base popular hay que organizarla, formarla, activarla y movilizarla para que su participación/acción electoral coadyuve a que la democracia representativa se desdibuje y adquiera forma y contenido la democracia participativa, plebiscitaria, directa.
Lenin sabía que hasta una barrendera debía estar preparada para administrar el Estado. Por consiguiente, hay que educarse políticamente con la gente para que la revolución sea votada.
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