HANSI QUENAU, DESDE ALEMANIA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-

 

En el curso de las últimas semanas, un fuerte vendaval de descontento ha soplado con inusitada intensidad a lo largo y ancho de los campos europeos. Los agricultores, con sus tractores y pancartas, han salido a las calles no solo para ser escuchados, sino también para influir en el futuro de un importante acuerdo comercial que podría cambiar las reglas del juego en la agricultura: el acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur.

¿POR QUÉ  RAZONES IMPORTA EL ACUERDO UE-MERCOSUR?

Imagínese el lector por un momento, a dos bloques de países. Uno en Europa y el otro en América del Sur, intentando hacer más fácil el comercio entre ellos. Este trato, que se ha estado cocinando desde los años 90, prometía abrir mercados y aumentar las ventas de productos como carne, queso, y coches. Pero, ¿a qué costo?

Los agricultores europeos temen que este acuerdo inunde sus mercados con productos más baratos de América del Sur, afectando sus vidas y su trabajo. Argumentan que los estándares de producción en América del Sur no son tan estrictos como los de Europa, lo que significa que podrían encontrarse en una situación de desventaja.

UNA DECISIÓN EN PAUSA

   Maros Sefcovic, un alto funcionario de la UE, ha dicho claramente: ahora no es el momento para este acuerdo. Esta decisión llega después de escuchar las fuertes protestas de los agricultores, que claman por una revisión de los términos del tratado. Incluso países fuera de la UE, que tienen sus propios acuerdos con el Mercosur, están prestando atención a estas protestas.

 

EL PODER DE LA PROTESTA
Las demandas de los agricultores van más allá de detener este acuerdo. Quieren garantizar que cualquier futuro tratado no sacrifique sus medios de vida en el altar del libre comercio. Están pidiendo un cambio en cómo se hacen y se aprueban estos acuerdos, exigiendo más transparencia y consideración por los estándares de producción y ambientales.

No son solo los agricultores europeos los que se han alzado. Organizaciones de América del Sur y grupos ambientalistas también han expresado su preocupación. Temen que el acuerdo pueda tener efectos devastadores en el medio ambiente y en el fortalecimiento de las grandes corporaciones a expensas de los pequeños productores y la sostenibilidad.

UN FUTURO INCIERTO

Este cruce de caminos muestra el poder de la voz popular y el impacto que puede tener en las decisiones políticas. También plantea preguntas importantes sobre cómo equilibrar el comercio con la justicia social y ambiental.

Mientras el acuerdo UE-Mercosur queda en suspenso, el diálogo entre los campesinos, los políticos y la sociedad en general se abre camino hacia un futuro más inclusivo y sostenible.