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Hace seis meses Qaswa Al Jalili, presentadora de un programa de entrevistas en la cadena egipcia CBC, anunció en un comunicado de prensa que es objeto de “una campaña sistemática de intimidación por parte del cabildo sionista proisraelí en Estados Unidos”.
Uno de sus entrevistados fue el portavoz del Departamento de Estado para Oriente Medio, al que Qaswa puso en evidencia: Washington “califica de terrorista la resistencia palestina y se niega a reconocer como un acto de terrorismo el genocidio israelí contra el pueblo palestino desarmado”.
“Mis dos entrevistas con el político estadounidense fueron censuradas por el Departamento de Estado y mi transmisión, prohibida en las redes sociales, nuestras cuentas bloqueadas y nuestros contenidos sobre la política estadounidense, filtrados”, denuncia la periodista.
Inmediatamente después, la presentadora fue “objeto de una campaña de acoso orquestada por cuentas en las redes sociales que difunden calumnias y denigraciones contra mí, incluso recibí amenazas directas en forma de mensajes de texto desde números de teléfono”.
Esas cuentas y números de teléfono pertenecen, en su mayor parte, a “entidades afiliadas a apoyar a Israel, que crean cuentas que se comunican en árabe y atacan a periodistas egipcios y árabes que toman una posición a favor de los derechos de los palestinos, con el fin de aterrorizarlos y silenciarlos”.
Apareció el Middle East Media Research Institute, dedicado a vigilar a los medios de comunicación de habla árabe en busca de la más mínima alusión a Israel o sus intereses. Este centro, cuya junta directiva incluye una serie de figuras estadounidenses proisraelíes, ex ministros israelíes y grupos de presión sionistas, emplea métodos sofisticados de detección y análisis de contenidos, con especial atención a la prensa que apoya la causa palestina
A la campaña se sumaron el matrionio sionista de Elaine y Richard Epstein, miembros destacados de la dirección del American Jewish World Service, una maquinaria de recaudación de fondos para apoyar a los candidatos presidenciales que más defienden a Israel.
Qaswa no es la única que sufre este tipo de campañas. Asociaciones de periodistas en Estados Unidos pero también en Europa, han sido objeto de los mismos métodos de intimidación por su línea editorial independiente de Israel. Han sido amenazados con exponerse a “problemas” en los aeropuertos internacionales, a restricciones de circulación e incluso a ataques a la intimidad y a la vida privada.
Analizar las causas de un conflicto, aclarar posiciones y llamar a las cosas por su nombre debería merecer elogios… excepto cuando se trata de la ocupación de Palestina. Muchos periodistas lo han descubierto ahora de una manera dolorosa. Han perdido sus puestos de trabajo y sus vidas han quedado destrozadas desde el inicio de la guerra en Gaza porque se atrevieron a mirar de cerca.
—https://www.iscaninfo.com/article/19016292/Qaswa-Al-Khalali–Ola-Al-Shafi%E2%80%99i-issued-a-statement-with-the-utmost-respect-in-solidarity-with-me—Youm7