La importancia social, cultural e histórica de la huelga de guionistas en EE.UU.

Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2023/05/06/pers-m06.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws                       David Walsh                                                                                06.05.23

Guionistas de Hollywood en huelga frente a Fox Studios, Los Ángeles, California, 2 de mayo de 2023 [Photo: WSWS]

La huelga de 11.000 guionistas de televisión y cine en EE.UU. que comenzó el martes forma parte de un resurgimiento general de la lucha de clases, un desafío al control de los conglomerados sobre la producción cinematográfica y televisiva y un enfrentamiento a la cúpula del Partido Demócrata que domina Hollywood.

Los guionistas en EE.UU. se enfrentan a algunos de los conglomerados más grandes y despiadados del mundo, que están decididos a eliminar puestos de trabajo y reducir sus costos a expensas de los trabajadores de televisión y cine. Bajo el sistema de lucro, la inteligencia artificial y otras tecnologías con un gran potencial para enriquecer nuestras vidas se utilizarán para destruir los niveles de vida y las condiciones laborales de los trabajadores.

Esto ya comenzó con las emisiones en continuo o streaming. El sindicato Writers Guild of America (WGA) reconoce que las empresas “han sacado partido de la transición a los servicios de streaming para pagarles menos a los guionistas, creando modelos más precarios y de bajos salarios para el trabajo de guionista”. Mientras las empresas han estado generando miles de millones, la mediana del sueldo semanal para un guionista-productor cayó 23 por ciento en la última década, ajustado a la inflación.

Los guionistas están exigiendo a las empresas y sus ejecutivos un salario más alto. Amazon (8º en la lista Fortune 500 desde 2018) registró $514 mil millones en ingresos en 2022; Disney (53º en la lista Fortune 500 en 2022) registró $83 mil millones en ingresos el año pasado; NBCUniversal registró $39 mil millones; Netflix registró $32 mil millones, etc.

Estas enormes corporaciones a su vez están siendo presionadas implacablemente por Wall Street para que sigan aumentando sus márgenes de ganancias. Los bancos y los inversores, en particular, exigen a las empresas mediáticas que descubran cómo incrementar los ingresos de las plataformas de streaming.

La firma analítica de Wall Street, MoffettNathanson, comentó a inicios del año que “Los inversores y ejecutivos han aceptado que el streaming, de hecho, no es un buen negocio, al menos comparado a lo que existía antes”. Para que sea un “buen negocio” necesita explotar cada vez más a todos los trabajadores involucrados, particularmente a los guionistas.

Es decir, los guionistas se enfrentan al mismo asalto despiadado contra sus empleos y condiciones de vida que todas las secciones de la clase trabajadora en Estados Unidos e internacionalmente. La abundante codicia de los ejecutivos mediáticos entra en un segundo plano en relación con las necesidades del sistema de lucro capitalista.

Los guionistas tienen una historia combativa. Esta es su séptima huelga, incluyendo una de 100 días en 2007-08 que recibió una amplia cobertura en el WSWS. La mayoría de esas huelgas duraron meses.

Las demandas económicas de los huelguistas tienen una gran importancia, pero la lucha por esas demandas plantea cuestiones sociales, políticas, culturales e históricas más profundas.

La producción televisiva y cinematográfica es un aspecto económica y culturalmente central para el capitalismo estadounidense, así como para su imagen y reputación en el exterior. La batalla entre guionistas y las empresas de entretenimiento también es una lucha por el control de la vida cultural. Las figuras como la familia Murdoch en Fox, que los guionistas han representado de manera mordaz en la serie Succession, y sus contrapartes en el resto de la industria ejercen un control estricto sobre lo que la población estadounidense y global puede ver sus pantallas de televisión o el cine.

El conflicto actual es parte de una guerra centenaria entre los guionistas, por un lado, y los estudios y las cadenas mediáticas, por otro. El sindicato Screen Writers Guild, (predecesor del Writers Guild of America West and East) fue fundado en 1933 en respuesta a las acciones despiadadas y predatorias de los estudios de Hollywood, incluyendo una rebaja salarial de 50 por ciento impuesta en marzo de ese año.

La sindicalización de los guionistas fue ferozmente opuesta por los ejecutivos de los estudios, en parte porque la consideraban una interferencia intolerable a su derecho de dictar el contenido. Durante el Temor Rojo a fines de los años cuarenta e inicios de los cincuenta, los escritores fueron el blanco principal de la caza de brujas anticomunista.

La élite política estadounidense era especialmente sensible a las películas con conciencia social producidas a partir de finales de los años treinta. El Screen Writers Guild fue atacado por el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes (HUAC) a partir de 1940. El HUAC celebró dos rondas de audiencias, en 1947 y 1951-53, que dieron como resultado la inclusión de cientos de personas en listas negras y la capitulación cobarde de otras. En 1952, el Screen Writers Guild, entre cuyos fundadores se encontraban tres futuros miembros de los Diez de Hollywood -famosos por sus listas negras- autorizó a los estudios cinematográficos a “omitir de la pantalla” los nombres de cualquier persona que no se hubiera “exculpado” ante el Congreso.

Un conflicto entre guionistas y corporaciones siempre encierra los elementos de una lucha por la libertad artística contra el dominio de las grandes empresas y la lucha por la crítica social contra el conformismo, el nacionalismo y el militarismo.

Las grandes empresas de Hollywood están cada vez más integradas en el Estado, el Pentágono y la CIA. Un documental reciente, “Teatros de guerra: cómo el Pentágono y la CIA tomaron Hollywood”, mostraba cómo las agencias militares y de inteligencia han ejercido un control editorial directo sobre más de 2.500 producciones de cine y televisión en las últimas dos décadas.

La actual campaña bélica de la Administración de Biden contra Rusia y China exige que toda la industria del entretenimiento se someta aún más a las necesidades del imperialismo. La censura de libros e ideas ya está arrasando en Estados Unidos. Esto no puede separarse de la ofensiva general contra los derechos democráticos. Julian Assange sigue en prisión por revelar la verdad de los crímenes de guerra de Estados Unidos, el mismo paradero, si la clase dominante se sale con la suya, que les espera a todos aquellos que expongan la realidad de la vida social y política.

Actualmente se están escribiendo películas y programas de televisión serios. La terrible decadencia y casi desintegración de la sociedad estadounidense, que a diario se traduce en tiroteos masivos y otras atrocidades antisociales, está calando en los guionistas más reflexivos. Pero predominan las exigencias lucrativas y las necesidades ideológicas de las corporaciones. Si realmente existiera la libertad artística, ¿qué historias contarían los guionistas? ¿Qué tipo de dramas crearían a partir de su propia situación? ¿Qué conflictos y contradicciones tendrían que abordar para tratar la huelga actual?

La clase dominante ha emprendido una campaña de décadas para deslegitimar cualquier forma de pensamiento auténticamente izquierdista, para excluir por completo cualquier narrativa que vaya más allá del tibio liberalismo. Se promueve incansablemente el venenoso relato del Partido Demócrata y la pseudoizquierda de que la raza y el género son lo único que importa en Estados Unidos. Se impone un régimen de autocensura, donde los guionistas generalmente tienen que infiltrar en sus textos cualquier crítica, incluso la más velada, al capitalismo.

Rupert Murdoch no se equivocó durante la huelga de 2007-08 al ver el conflicto como una grave amenaza para sus intereses empresariales y sociales. Murdoch se quejó de que, si bien la huelga se había concentrado inicialmente en la cuestión del Internet, “Procedió a otros temas. Y ahora la retórica es, ya sabes, las grandes y gordas empresas, y nosotros los pobres guionistas, como si… realmente quisieran una especie de sistema socialista que se llevara por delante a las empresas”.

Para conquistar sus demandas en esta huelga, los guionistas tienen que tomar el control, uniendo su lucha a la de otros sectores de la clase trabajadora, en la industria del entretenimiento y más allá. Esto incluye el desarrollo de comités de base, independientes del aparato sindical, que está ligado al Partido Demócrata y, por tanto, de la clase dominante. Los dirigentes del WGA declararon en un mitin el miércoles que “la Casa Blanca nos apoya”. Esto es una mentira que minará la lucha de los trabajadores en huelga contra las gigantescas corporaciones y la élite política burguesa que las apoya.

Ante todo, es necesario conectar la huelga y las condiciones que enfrentan los guionistas con las luchas de toda la clase obrera, que se están desarrollando en todo el mundo. Francia ha entrado en una crisis revolucionaria con la mayoría de la población a favor de una huelga general para derrocar al odiado Gobierno de Macron. Se están produciendo huelgas grandes en un país tras otro: Reino Unido, Alemania, Sri Lanka y Canadá.

En los EE.UU., ha habido huelgas significativas este año de los trabajadores académicos, que son solo la expresión inicial de una explosión social. Solo en California se están desarrollando luchas de educadores, trabajadores portuarios y de logística.

Un estudio serio de la historia y la política, y una orientación hacia el desarrollo de un movimiento socialista en la clase obrera con base en este estudio son pasos necesarios para que los guionistas entiendan su propia lucha y entiendan la sociedad, lo cual es necesario para crear un arte con un valor auténtico y duradero.

(Publicado originalmente en inglés el 5 de mayo de 2023)

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