La huelga de los funcionarios públicos en Canadá y el resurgimiento global de la lucha de clases

Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2023/04/21/pers-a21.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws                 Roger Jordan                                                                              Keith Jones                                                                                    21.04.23

La huelga de más de 120.000 funcionarios del Gobierno federal que comenzó el miércoles constituye un desafío directo al Gobierno liberal de Trudeau y a toda la agenda de guerra de clases de la élite capitalista, que consiste en la guerra imperialista contra Rusia y China y la evisceración de los derechos de los trabajadores y los niveles de vida en casa.

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Es por eso por lo que la huelga se ha enfrentado a denuncias virulentas en los medios de comunicación corporativos, incluyendo demandas de que sea criminalizada por medio de una ley de emergencia para imponer un regreso al trabajo, así como historias sensacionalistas reclamando la “interrupción” de los servicios públicos por parte de los mismos charlatanes patronales que abogan por la austeridad y la privatización.

Los huelguistas, que incluyen a funcionarios tributarios, migratorios, de ciudadanía y del programa Service Canada están luchando por alzas salariales consistentes con la inflación y una seguridad laboral más robusta.

La huelga de los trabajadores federales forma parte de un resurgimiento global de las luchas de la clase obrera contra los recortes a los salarios reales, los ataques a las protecciones laborales y derechos democráticos y la evisceración de los servicios públicos. Este resurgimiento está siendo impulsado por la misma crisis capitalista que está empujando a las élites gobernantes de las mayores potencias hacia una guerra mundial. La huelga sigue a los tres meses de protestas masivas en Francia contra la reforma previsional regresiva del presidente Emmanuel Macron y coincide con importantes huelgas de los trabajadores sanitarios y del correo en Reino Unido y los trabajadores de la educación en Estados Unidos. Independientemente de sus peculiaridades nacionales, todas estas luchas están desafiando objetivamente los esfuerzos de las burguesías para subordinar los recursos de la sociedad a la guerra imperialista y a los repetidos rescates a la oligarquía financiera.

Este entendimiento debe animar la lucha de los trabajadores del Gobierno federal y debe transformarse en una estrategia política consciente para convertir la huelga en la punta de lanza de una contraofensiva de la clase obrera contra la austeridad y la guerra y contra los que imponen estas políticas: el Gobierno de Trudeau apoyado por los sindicatos y el NDP (o NPD, Nuevo Partido Democrático) y la élite política en su conjunto. Tal contraofensiva solo tendrá éxito si procura unir la resistencia cada vez mayor de los trabajadores en Canadá con aquella de los trabajadores en EE.UU. e internacionalmente.

Los negociadores sindicales de los funcionarios públicos, Public Service Alliance of Canada (PSAC) representa el mayor sindicato de los funcionarios del Gobierno federal y uno de los mayores miembros de la central sindical Canadian Labour Congress (CLC). Tanto PSAC como CLC han colaborado estrechamente con el Gobierno del Partido Liberal desde que llegó al poder en 2015. Esto ayuda a explicar por qué PSAC hizo todo lo posible para evitar la huelga, incluyendo la extensión de las negociaciones por casi dos años después de que expiraran los contratos de los trabajadores en 2021. PSAC no ha hecho ningún llamado a ninguna otra sección de la clase trabajadora para que se una a la lucha, a pesar de que el problema de la inflación está golpeando a todos los trabajadores. Además, aceptó sin protestas una legislación reaccionaria sobre “servicios esenciales” que prohíbe que 35.000 de los 155.000 trabajadores en los cinco grupos negociadores que están en huelga se unieran a la medida de protesta, y ha presumido abiertamente que intenta limitar el impacto de la huelga.

Esto se produce cuando el Gobierno de Trudeau ha actuado provocadoramente a lo largo de las negociaciones contractuales. El Gobierno comenzó las negociaciones con una oferta indignante de “aumentar” los salarios apenas 8,5 por ciento a lo largo de cuatro años, una oferta mejorada levemente a 9 por ciento en tres años. En una rueda de prensa, Mona Fortier, la presidenta de la Junta del Tesoro, insistió en que el Gobierno no pagará más de 9 por ciento. La inflación alcanzó 9 por ciento el año pasado y los precios de los alimentos y la energía aumentaron incluso más rápido. En los primeros cuatro meses de 2023 ha seguido superando el 5 por ciento.

La burguesía ha respondido a la huelga con un enojo manifiesto. El Globe and Mail, vocero de la élite financiera en Bay Street, tildó arrogantemente de “absurdo” el aumento modesto anual de 4,5 por ciento solicitado por PSAC. El Globe exigió en un editorial que Trudeau marque una pauta para todos los próximos convenios colectivos de los trabajadores del sector público a nivel provincial y del sector privado, imponiendo acuerdos salariales por debajo de la inflación, es decir recortes a los salarios reales. Los sectores más derechistas de la élite gobernante están exigiendo que se imponga inmediatamente una legislación de regreso al trabajo.

El Gobierno de Trudeau ya criminalizó las huelgas en la corporación de correos Canada Post y el puerto de Montreal y amenazó a los ferroviarios y otros trabajadores con acciones similares. Sin embargo, actualmente prefirió apoyarse en sus “socios” de la burocracia sindical y el partido socialdemócrata NDP para aislar la huelga e imponer el acuerdo entreguista después de dejar que los trabajadores descompriman. Cabe notar que PSAC ha dado todas las señales de que planea cancelar la huelga apenas sus negociadores concluyan acuerdos tentativos, sin permitirles a los trabajadores ver los acuerdos ni mucho menos votarlos.

Mientras el Gobierno liberal afirma que “no hay dinero” para satisfacer las demandas de los huelguistas, está derrochando miles de millones de dólares en la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, cuyo objetivo es reducir a Rusia a la condición de semicolonia y hacerse con el control de sus recursos naturales. El Gobierno de Trudeau está invirtiendo decenas de miles de millones en una campaña de rearme masivo, que incluye la adquisición de nuevas flotas de buques de guerra y cazas F-35 y la “modernización” del Mando de Defensa Aeroespacial Norteamericano (NORAD, por sus siglas en inglés) conjunto de Canadá y Estados Unidos para librar un “conflicto estratégico” con Rusia y China. La ministra de Finanzas y vice primera ministra, Chrystia Freeland, está supervisando un programa de austeridad “pospandémico” para pagar el rescate de 650.000 millones de dólares concedido a las grandes empresas y a los bancos a principios de 2020, cuando brotó inicialmente el COVID-19.

Los sindicatos y el NDP han desempeñado un papel decisivo en la aplicación del programa de Gobierno de Trudeau. Durante la pandemia, altos burócratas sindicales como el entonces presidente del CLC y ahora senador Hassan Yussuff pidieron un “frente de colaboración” con la patronal para hacer que las empresas canadienses fueran más “competitivas” a nivel mundial e implementar la ruinosa política pandémica de la clase dominante de poner los beneficios antes que las vidas, que dio lugar a sucesivas olas masivas de contagios y muertes.

Menos de un mes después de que EE.UU., Canadá y sus aliados imperialistas europeos lograran provocar a Rusia para que invadiera Ucrania, el NDP, con el pleno apoyo de los sindicatos, formó una alianza gubernamental con Trudeau que se quedó a las puertas de una coalición. En virtud de su acuerdo de “confianza y suministro” con los liberales, el NDP se ha comprometido a apuntalar el Gobierno liberal de Trudeau hasta 2025. El líder del NDP, Jagmeet Singh, justificó el acuerdo, que formalizó el apoyo dado por el NDP al Gobierno liberal minoritario desde 2019, afirmando que traería “estabilidad política”. Con esto se refería a la “estabilidad” para que la élite gobernante implemente su agenda de guerra de clases.

A la luz de este historial, el intento de Singh el lunes de hacerse pasar por amigo de los huelguistas con la promesa de que el NDP nunca votaría a favor de la legislación de vuelta al trabajo es risible. Si Singh puede hacer semejante declaración, es porque sabe perfectamente que, si el Gobierno liberal optara por esta vía, recibiría el apoyo más que entusiasta de los conservadores de la oposición oficial, garantizando así la rápida aprobación de una ley rompehuelgas. Al tiempo que realiza publicitadas visitas a los piquetes para reforzar sus credenciales “protrabajadores”, Singh ofrece sin duda sus servicios para actuar como intermediario entre las direcciones del PSAC y del CLC y los funcionarios del Gobierno.

La alianza sindical/NDP/liberal ha servido como mecanismo clave para sofocar la lucha de clases en Canadá en las últimas décadas. Uno de los últimos ejemplos de ello fue la huelga de 55.000 trabajadores de apoyo a la educación en Ontario el pasado noviembre. Después de que el Gobierno provincial de extrema derecha introdujo una legislación draconiana que prohibía la huelga, los trabajadores la desafiaron valientemente, ganando un abrumador apoyo de la clase obrera. Singh hizo un llamamiento a Trudeau para que interviniera, lo que llevó al primer ministro a reunirse con los líderes sindicales el primer día de la huelga.

Mientras crecían los llamamientos a la huelga general y se celebraban concentraciones en toda la provincia, los dirigentes del CLC y de la mayoría de sus principales afiliados entablaron conversaciones a puerta cerrada con el primer ministro de Ontario, Doug Ford, para convencerle de que retirara la prohibición de huelga a cambio de desconvocarla. Después de que los sindicatos lograran desmovilizar la lucha, el Gobierno de Ford consiguió, con el apoyo de los sindicatos, imponer a los trabajadores, que ya son mal pagados, un acuerdo salarial por debajo de la inflación.

Si los trabajadores del Gobierno federal quieren prevalecer en su lucha, deben liberarse de la camisa de fuerza que constituye la alianza sindical/NDP/liberal, ampliar su lucha movilizando el apoyo de toda la clase obrera en oposición a la austeridad y la guerra y luchar por el desarrollo de un movimiento político independiente de masas de la clase obrera. Su objetivo debe ser el establecimiento de un Gobierno obrero comprometido con las políticas socialistas a fin de redistribuir los vastos recursos de la sociedad para satisfacer las necesidades sociales, no el lucro privado.

Esta lucha solo puede desarrollarse si los trabajadores federales arrebatan el control de su huelga de las manos de los burócratas sindicales alineados con el Gobierno. Esto significa crear comités de base de huelga en cada lugar de trabajo, independientes política y organizativamente de la burocracia sindical y del PSAC y controlados democráticamente por las bases. Estos comités deben contrarrestar los intentos del aparato sindical de aislar la huelga apelando directamente al apoyo de los trabajadores del sector público provincial y de los trabajadores de todo el sector privado, incluyendo huelgas de solidaridad. Los comités deben oponerse enérgicamente a cualquier intento del PSAC de poner fin a la huelga sin que se cumplan las reivindicaciones de las bases y prepararse para desafiar cualquier legislación de vuelta al trabajo introducida por Trudeau. Hay que hacer un llamamiento especial a los trabajadores del otro lado de la frontera, en Estados Unidos, que se enfrentan a una clase gobernante igual de decidida a obligarlos pagar por la guerra imperialista y los rescates a la oligarquía financiera.

Urgimos a todos los trabajadores en huelga y sus partidarios que estén de acuerdo con esta perspectiva que hagan planes para participar en el Acto Internacional en Línea del Primer de Mayo organizado por el World Socialist Web Site, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, los Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base. Tendrá el lugar el domingo 30 de abril a partir de las 3 p.m., horario de la costa este.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de abril de 2023)

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