No lo busquéis por ahí, os llevará mucho tiempo encontrar algo, si es que lo lográis. Pero ayer y hoy se está celebrando en Kazajistán la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai en la que se da un paso más en la configuración de un mundo multipolar y cada vez más alejado de Occidente. Es la antítesis de lo que ocurrirá los días 9-11 con la cumbre de la OTAN.
Aquí Xi Jinping ha vuelto a repetir una frase que es como una piedra al cuello de Occidente: refiriéndose a la postura de China en la crisis del país 404, antes conocido como Ucrania, ha dicho que «China está en el lado correcto de la historia». Que yo sepa es la segunda vez que la pronuncia. Puede que me equivoque y hayan sido más, pero lo que indica es más que significativo: China es consciente de quién comenzó todo (EEUU y la OTAN) y quién es el responsable de que se haya llegado aquí. Y lo hace no solo en este foro, significativo, sino cuando coge fuerza la propuesta de paz conjunta con Brasil tras el fracaso de la escenificación occidental de «cumbre de paz» en Suiza.
Pero Xi añadió algo más. Dijo también que «la OCS está del lado correcto de la historia y del lado de la equidad y la justicia, que son de vital importancia para el mundo».
Se está caminando con pie firme hacia un mundo más justo, donde el neocolonialismo occidental desaparece y donde las relaciones entre países son mucho más igualitarias.
En esta cumbre no solo han estado presentes los países que integran la OCS (China, India, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán), sino Bielorrusia, que ha sido admitido como nuevo miembro, Azerbaiyán, Qatar, Mongolia, Emiratos Árabes Unidos, Turkmenistán y Turquía. Pero es que, además, están también presentes los ministros de Exteriores de los países BRICS que, aprovechando al cumbre, realizarán una reunión extraordinaria y preparatoria de la cumbre oficial de los BRICS en octubre. Está claro que, a diferencia de la OTAN, de lo que se habla en la OCS no es solo de seguridad sino de desarrollo económico y cooperación.
El que Bielorrusia haya sido admitido como nuevo miembro de la OCS envía una poderosa señal a Occidente, que ya hace unos años intentó un cambio de gobierno que fracasó y que ahora está enredando otra vez tanto en la frontera polaca como en la del país 404, además de ser el primer país que es geográficamente europeo y no asiático. Es la respuesta de la OCS a la pretensión de la OTAN de abrir oficinas en Japón y Corea del Sur como paso previo a la incorporación de estos países a la «estructura asiática» de la OTAN.
La declaración final no deja lugar a la duda de lo que se está cociendo: «La situación política y económica del mundo está experimentando cambios importantes. El sistema internacional se está desarrollando en una dirección más justa y multipolar, brindando más oportunidades para que los países desarrollen y lleven a cabo una cooperación internacional igualitaria y mutuamente beneficiosa. Al mismo tiempo, la política de poder está aumentando, las violaciones de las normas del derecho internacional se están intensificando, las confrontaciones y los conflictos geopolíticos se están intensificando y la estabilidad global y regional enfrenta más riesgos». Está claro a quién se están refiriendo.
Por ello, «la OCS debería desempeñar un papel más importante en la promoción de la consolidación de la paz, la seguridad y la estabilidad integrales y en la construcción de un nuevo panorama político y económico internacional democrático y justo«. Así, la OCS aboga «por respetar el derecho de los pueblos de todos los países a elegir independientemente sus caminos de desarrollo político, económico y social, y enfatizan que los principios de respeto mutuo por la soberanía, independencia, integridad territorial, igualdad y beneficio mutuo, no interferencia en los asuntos internos, y el no uso o amenaza del uso de la fuerza son la base para el desarrollo sostenible de las relaciones internacionales. Todas las partes reiteraron que las diferencias y disputas entre países deben resolverse pacíficamente mediante el diálogo y la consulta». En lógica con esto, India y China anunciaron la inmediata apertura de conversaciones para solucionar su conflicto fronterizo. Una respuesta al intento de utilización por EEUU, principalmente, de los problemas históricos entre los dos países. El enfrentamiento lastraría tanto a la OCS como a los BRICS, dado que las decisiones se toman por unanimidad. Es de suponer que aquí ha jugado un papel no despreciable Rusia, amigo de ambos. Y, en este marco, el presidente indio anunció que visitaría Rusia el 8 y 9 de julio, en lo que será su primer viaje al extranjero, después de este, como presidente reelegido.
La lógica de lo anterior se desarrolla en que la OCS «reafirma su compromiso de construir un sistema mundial multipolar más representativo, democrático y justo basado en los principios universalmente reconocidos del derecho internacional, la diversidad de civilizaciones culturales, la igualdad y la cooperación mutuamente beneficiosa, y de dar pleno juego al papel central de coordinación de Naciones Unidas». No solo es otra muestra más de la defensa del derecho internacional, ese del que abomina Occidente, sino de la aberración occidental del «orden internacional basado en reglas».
No es extraño, por lo tanto, que se diga que la OCS «se opone al comportamiento proteccionista y a las sanciones unilaterales y restricciones comerciales que socavan el sistema de comercio multilateral y obstaculizan el desarrollo sostenible global».
Dado que esto es pedir peras al olmo occidental, la OCS da tres pasos cruciales para el futuro: la seguridad alimentaria, la energética y el comercio en moneda local, por lo que se acelera el proceso de creación del Banco de Desarrollo de la OCS.
Esto es importante porque tanto en la OCS como en los BRICS aparecen cuatro países que están demostrando una dinámica de crecimiento muy superior a Occidente: India, China, Rusia e Irán. Y los BRICS ya tienen su propio banco.
Y China asumirá la presidencia rotatoria este año, así que la próxima cumbre promete mucho más aún.
Por cierto, la cumbre se ha realizado en un país, Kazajistán, que sobrevivió a un golpe de tipo «Maidán» del país 404 en enero de 2022 gracias a la participación activa, con tropas, de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), y en la cumbre de ahora se ha acordado también «reforzar los mecanismos de diálogo de la OCS y la OTSC».
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
(Publicado en el blog del autor, el 4 de julio de 2024)